Milagro Navas, es un ícono en la política de El Salvador, ella ha logrado hacer su propia historia, al abrirse espacio en un campo que ha sido históricamente subyugado por los hombres, como alcaldesa de Nuevo Cuscatlán, en el departamento de La Libertad.
Es la única mujer que ha sido reelegida como alcaldesa doce veces en el mismo departamento y permanecido en el puesto durante 33 años.
Su acercamiento a la política comenzó desde muy joven en 1988, en plena guerra civil. En las pasadas elecciones parlamentarias y de alcaldes del 28 febrero, logró algo que ningún otro candidato masculino o femenino pudo: capturó el voto masivo, pese a que en el resto del país, Nuevas Ideas - el partido del presidente Nayib Bukele – arrasó.
Militante del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Navas reconoce que la política en El Salvador es un campo donde históricamente los hombres dominan y en el que las mujeres no han logrado alcances notables aún.
“No es fácil”, dijo a la Voz de América la alcaldesa, que con su nueva reelección para el período 2021- 2024, alcanzaría el récord de 36 años en la silla edilicia. Ella explica que su carácter, su trabajo y Dios como guía han sido sus armas principales.
De acuerdo con Navas, cuando ella ganó “fue una sorpresa para todos, ARENA había tenido [previamente] dos o tres candidatos y nunca había ganado”, pero la gente creyó en ella, y esa historia se ha venido repitiendo gracias a su gestión.
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ONU Mujeres, en su resolución sobre la participación de la mujer en la política afirma que aquellas que como Navas deciden incursionar en ese campo se enfrentan a dos tipos de obstáculos.
“Las barreras estructurales creadas por leyes e instituciones y las brechas relativas a las capacidades que implican que las mujeres tienen menor probabilidad que los hombres de contar con la educación, los contactos y los recursos necesarios para convertirse en líderes eficaces”.
Navas, licenciada en Relaciones Públicas y Publicidad, relató que entre las batallas que ha tenido que enfrentar está el hacer valer su voz y opinión, además resaltó la anécdota que cuando fue la presidenta de la Comisión de Municipalidades de la República de El Salvador (COMURES), su principal obstáculo fue la falta de aceptación.
“Al principio no me hacían caso los alcaldes, trataban de menospreciarme por ser mujer, pero Dios me ha dado un carácter tan fuerte […] que logré unificar” y ganar un espacio allí, explica.
Su idea de que la política es servicio, cree ha sido uno de los pilares más fuertes de su gestión “la política no es para servirse, es para ayudarle al más necesitado”, aseveró, agregando que su trabajo no tendría el mismo peso, si no se hubiera guiado por una misión y una visión de cómo visualiza a El Salvador.
“Quiero ver a mi país con democracia, con libertad”.
Alcaldesa Milagro Navas a la VOA.
En la actualidad, esta mujer que ha dedicado buena parte de su vida a la política, es la presidenta de la corporación de alcaldes y alcaldesas del país, donde hasta que ocurra el relevo que corresponde luego de las recién pasadas elecciones, solo habían 27 mujeres (ella incluida), a pesar de que en el país hay 262 municipios.
El número de alcaldesas y parlamentarias, según datos preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que no ha finalizado su escrutinio final, aún no es el esperado, pero va ganando terreno.
Por ejemplo si las proyecciones para concejos municipales se mantienen, 30 de los municipios serán gobernados por mujeres; en los 232 restantes lideran los hombres.
Mientras que en el parlamento de los 84 escaños existentes, únicamente 22 serán ocupados por mujeres y 62 por hombres.
¿Cuál es la razón?
Para muchas mujeres que buscan participar en la política algunos de los obstáculos es la falta de equidad patrimonial. Así lo explicó a VOA Wendy Delgado, quien se lanzó al ruedo político por primera vez en estas elecciones.
Delgado es defensora de los derechos humanos y es actualmente la presidenta de la Organización de Mujeres ARDEMUSA, donde se ha especializado en legislación nacional e internacional de derechos de la mujer.
De acuerdo con Delgado, existe una diferencia en la asignación presupuestaria que se da entre hombres y mujeres dentro de los partidos para su campaña y eso las pone en desventaja.
Además la violencia contra las mujeres que impera en el país, algunas han sido objeto de acoso en las calles y en redes sociales.
Este tipo de acoso se ha producido, por ejemplo, en momentos en que al no contar con la asignación presupuestaria, las candidatas tienen que salir a pedir apoyo de forma personal casa por casa a las calles, lo que significa exponerse al acoso.
En el caso concreto de Delgado, cree que el hostigamiento mayor ocurrió a través de las redes.
“Nos ofrecían violarnos, que nos hubieran abortado (...) mensajes de odio de ese estilo. Además nos enfrentamos con el poder de todos los recursos del Estado para desprestigiar las luchas que estamos defendiendo”, apunta Delgado, quien competía por un escaño en el Congreso y lanzó una candidatura con enfoque feminista.
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El tema de la violencia en redes es algo que también experimenta la alcaldesa de Antigua Cuscatlán, Milagro Navas: “Estos dos períodos para mí han sido más de suplicio por las redes sociales”, acotó.
La política cree que estas plataformas han sido usadas para “denigrar a la mujer” y hacer ataques políticos cubriéndose tras la fachada de troles.
Para erradicar el acoso y las desigualdades en la política salvadoreña, el PNUD lanzó en año pasado una guía para garantizar la participación política de las mujeres en los procesos electorales.
El documento busca que el Estado salvadoreño fortalezca los marcos legales y políticas públicas de las leyes de Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres (LIE), la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV), y la Ley de Partidos Políticos (LPP), entre otras.
En dichas normativas se implantan medidas que las instituciones del Estado y partidos políticos deben hacer para garantizar la participación de las mujeres en los cargos de toma de decisión.
[Con la colaboración Liset Orellana, en El Salvador]