En Colombia, la educación para los niños migrantes venezolanos es una de las peticiones más requeridas por esta población que continúa llegando al país por la crisis en Venezuela. De acuerdo con el Ministerio de Educación de Colombia, alrededor de unos 600.000 niños venezolanos han accedido al sistema escolar.
La nación cafetera, que comparte 2.219 kilómetros de frontera con Venezuela, se ha convertido en el mayor receptor de familias venezolanas , con más de 2 millones, sin embargo algunos padres han manifestado que todavía siguen enfrentando dificultades para que sus hijos puedan ingresar a las instituciones educativas en Colombia.
“Por la situación económica en Venezuela, me vine con mis hijos buscando un mejor futuro acá en Colombia. En el camino perdí mis documentos y los de mis hijos. No cuento con el permiso de estadía y tampoco los papeles al día que me impiden el ingreso al colegio porque no cuento con los recursos para conseguir de nuevo la documentación en Venezuela”, dijo a la Voz de América Yuleidy Falcón, una venezolana que lleva más de tres meses viviendo en Colombia.
En Colombia, la legislación dice que los niños venezolanos, ya sea que se encuentren de forma regular o irregular, tienen derecho a estudiar. En ese sentido, los migrantes están en igualdad de condiciones que los colombianos para acceder a un cupo escolar en una institución educativa en el país.
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Cómo pueden acceder los niños venezolanos a una escuela pública
El Ministerio de Educación de Colombia dice que los niños venezolanos que estén en edad para iniciar sus estudios de educación preescolar, básica y media, pueden acceder gratuitamente a la solicitud de cupo, que se realiza de la misma manera para estudiantes de nacionalidad colombiana. La solicitud de cupo escolar se debe hacer ante la institución educativa o la Secretaría de Educación de cada ciudad o municipio.
Para iniciar este proceso, se debe tener en cuenta que si el estudiante cuenta con visa o con el Estatuto Temporal de Protección (ETP), las instituciones educativas deben matricularlos y oficializar su registro en el Sistema Integrado de Matrícula (SIMAT).
Por otra parte, si el estudiante venezolano no cuenta con un documento de identidad validado por la autoridad migratoria, deberá ser matriculado y registrado en el SIMAT con el Número Establecido por la Secretaría de Educación (NES).
Lucía Ramírez, investigadora del Centro de Estudios Dejusticia, señaló a la VOA que “muchos de los problemas a los que se enfrentan los padres venezolanos corresponden a las dificultades en la certificación que exigen las instituciones educativas, a pesar de que no debería existir ningún impedimento para acceder a un cupo”.
“Encontramos que por ejemplo hay mucho desconocimiento de la normatividad que realmente permite que los niños y niñas migrantes puedan acceder sin ninguna restricción al sistema educativo”, dijo.
“Luego ya hay otros problemas relacionados con la permanencia, que tienen que ver por ejemplo con la capacidad económica de los padres para comprar los útiles escolares, uniformes, temas de alimentación y transporte”, agregó.
Para Ramírez, otro de los factores que impactan el acceso a los estudios corresponde a la falta de “capacitación del sistema educativo”, en particular a quienes están en posiciones de dirección, como “rectores y coordinadores”, que en muchos casos “desconocen que deben garantizar el acceso al sistema educativo de los niños migrantes, independientemente de su estatus migratorio o el de sus padres”.
En ese sentido, de acuerdo con el Centro de Estudios Dejusticia, las ciudades donde más llegan niños migrantes venezolanos son Maicao, Riohacha, Barranquilla, Soledad, Cúcuta, Villa del Rosario, Arauca, Puerto Carreño, Pasto, Ipiales y Bogotá, siendo esta última la que tiene la cifra más alta de niños migrantes que logran ingresar a las escuelas públicas, con 60.000 estudiantes.
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De acuerdo con el subsecretario de acceso y permanencia de la Secretaría de Educación de Bogotá, Carlos Reverón, se trabaja en la búsqueda activa de población venezolana que no cuentan con los materiales escolares que les permita seguir con su proceso de aprendizaje.
“Tenemos toda una estrategia de búsqueda activa de población desescolarizada. La documentación no es una barrera de entrada, los niños migrantes tienen las mismas garantías de la población colombiana. Por eso, cuando termina el proceso de matrículas, adelantamos una búsqueda activa casa a casa para identificar dónde hay más población que no está asistiendo al colegio para realizar el registro de matrícula con todas las garantías”, detalló Reverón.
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