La presidente brasileña, Dilma Rousseff, confía en que todo estará en orden para el inicio de la Copa del Mundo.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió la inversión que su gobierno ha hecho para la Copa Mundial de fútbol y dijo que los brasileños que planean mantenerse alejados de los eventos son “una pequeña minoría”.
Rousseff, también afirmó que las protestas que han incurrido en el país contra el Mundial son “el costo de la democracia” y la consecuencia de tener movimientos sociales activos.
La presidenta brasileña, también aseguró que su país está listo para el torneo de fútbol que tiene inicio el 12 de junio, pese a las críticas de la FIFA y protestas.
Rousseff dijo que el gobierno permitirá a los manifestantes expresarse, pero prometió garantizar totalmente la seguridad de los aficionados.
“No permitiremos ningún tipo de disturbios que impidan a la gente acudir a la Copa Mundial, que la gente tenga acceso a la Copa. Las manifestaciones son completamente legales. Lo que no es legal, ni democrático son los disturbios, la destrucción de la propiedad pública y privada… y mucho menos que haya crimen… en ese caso también es destruir propiedad privada… es un crimen quitar una vida humana”, dijo Rousseff.
Aunque admitió que en las calles de Brasil no se percibe la misma emoción, asegura que eso cambiará “cuando ruede el balón”. Apoyó esa opinión con algunos datos, entre los cuales citó que la venta de televisores aumentó un 49 por ciento en el país en las semanas previas al mundial.
Rousseff, también afirmó que las protestas que han incurrido en el país contra el Mundial son “el costo de la democracia” y la consecuencia de tener movimientos sociales activos.
La presidenta brasileña, también aseguró que su país está listo para el torneo de fútbol que tiene inicio el 12 de junio, pese a las críticas de la FIFA y protestas.
Rousseff dijo que el gobierno permitirá a los manifestantes expresarse, pero prometió garantizar totalmente la seguridad de los aficionados.
“No permitiremos ningún tipo de disturbios que impidan a la gente acudir a la Copa Mundial, que la gente tenga acceso a la Copa. Las manifestaciones son completamente legales. Lo que no es legal, ni democrático son los disturbios, la destrucción de la propiedad pública y privada… y mucho menos que haya crimen… en ese caso también es destruir propiedad privada… es un crimen quitar una vida humana”, dijo Rousseff.
Aunque admitió que en las calles de Brasil no se percibe la misma emoción, asegura que eso cambiará “cuando ruede el balón”. Apoyó esa opinión con algunos datos, entre los cuales citó que la venta de televisores aumentó un 49 por ciento en el país en las semanas previas al mundial.