EL PRESIDENTE: ¡Gracias! (Aplausos.) ¡Gracias! Muchísimas gracias. (Aplausos.) ¡Que contento estoy de estar nuevamente en Las Vegas! (Aplausos.) Y que contento estoy de encontrarme entre tantos buenos amigos.
Quiero comenzar agradeciéndoles a todos aquí en Del Sol High School por recibirnos hoy. (Aplausos.) ¡Arriba, Dragons! Quiero agradecerle especialmente a su extraordinaria directora, Lisa Primas. (Aplausos.)
Aquí tenemos a todo tipo de invitados admirables, pero quiero mencionar a unos cuantos. Primero que todo, aquí está nuestra extraordinaria Secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Janet Napolitano. (Aplausos.) Nuestro magnífico Secretario del Interior, Ken Salazar. (Aplausos.) La antigua Secretaria del Trabajo, Hilda Solís. (Aplausos.) Dos de los distinguidos miembros de la delegación del Congreso de Nevada, Steve Horsford y Dina Titus. (Aplausos.) Su propia alcaldesa, Carolyn Goodman. (Aplausos.)
Pero también tenemos a algunos alcaldes que volaron hasta aquí porque saben lo importante que es el asunto del que vamos a hablar en el día de hoy. Marie López Rogers de Avondale, Arizona. (Aplausos.) Kasim Reed de Atlanta, Georgia. (Aplausos.) Greg Stanton de Phoenix, Arizona. (Aplausos.) Y Ashley Swearengin de Fresno, California. (Aplausos.)
Y todos ustedes están aquí, así como algunos de los principales líderes laborales del país. Y estamos tan sumamente agradecidos. Y, desde luego, tenemos aquí a unos magníficos estudiantes, así es que no me podría sentir más orgulloso de nuestros estudiantes. (Aplausos.)
Ahora bien, aquellos de ustedes que tengan asiento, siéntanse en libertad de tomar asiento. No me importa.
MIEMBRO DEL PÚBLICO: ¡Lo quiero, Sr. Presidente!
EL PRESIDENTE: Yo también te quiero a ti. (Aplausos.)
Ahora bien, la semana pasada tuve el honor de ser juramentado para un segundo mandato como Presidente de los Estados Unidos. (Aplausos.) Y, durante mi discurso de toma de posesión, hablé sobre cómo lograr progreso en los retos concretos de nuestra época no requiere que lleguemos a un acuerdo en cada debate ni tampoco que pasemos por alto todas las diferencias que tengamos, pero sí requiere que encontremos puntos de afinidad y que vayamos adelante con un propósito en común. Nos requiere que tomemos acción.
Yo sé que algunos asuntos requerirán un esfuerzo mayor que otros. Algunos debates resultarán más contenciosos. Y eso no debe sorprendernos. Pero el motivo por el que estoy aquí hoy es debido a un reto en el que las diferencias están desapareciendo; donde está surgiendo un consenso generalizado; y donde ahora puede escucharse un llamado a tomar acción de todas partes de los Estados Unidos. Estoy aquí hoy porque ha llegado el momento de una reforma migratoria integral y de sentido común. (Aplausos.) Ha llegado el momento. Ahora es el momento. Ahora es el momento. Ahora es el momento.
PÚBLICO: ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!
EL PRESIDENTE: Ahora es el momento.
Estoy aquí hoy porque la mayoría de los estadounidenses está de acuerdo en que es hora de componer un sistema que ha estado descompuesto durante demasiado tiempo. Estoy aquí porque los líderes empresariales, los líderes religiosos, los líderes laborales, los encargados del cumplimiento del orden, y los líderes de ambos partidos están uniendo fuerzas para decir que ha llegado el momento de encontrar una manera mejor de acoger a los inmigrantes esperanzados y que se esfuerzan para quienes los Estados Unidos sigue siendo la tierra de la oportunidad. Ha llegado el momento de hacerlo de manera que podamos fortalecer nuestra economía y fortalecer el futuro de nuestro país.
Consideren esto; nos definimos como una nación de inmigrantes. Eso es lo que somos, en nuestros huesos. La promesa que vemos en los que llegan aquí desde todos los rincones del mundo, esa siempre ha sido una de nuestras mayores fortalezas. Mantiene joven a nuestra fuerza laboral. Mantiene a nuestro país a la vanguardia. Y ha contribuido a crear el mejor motor económico que el mundo haya conocido hasta ahora.
Después de todo, ¡los inmigrantes contribuyeron a abrir negocios tales como Google y Yahoo!. Ellos crearon industrias totalmente nuevas que, a su vez, crearon nuevos empleos y nueva prosperidad para nuestros habitantes. En años recientes, uno de cada cuatro negocios de alta tecnología en fase de desarrollo en los Estados Unidos fue fundado por inmigrantes. Uno de cada cuatro dueños de pequeñas empresas era un inmigrante, incluyendo aquí mismo en Nevada, gente que vino aquí en busca de oportunidad y ahora quiere compartir esa oportunidad con otros estadounidenses.
Sin embargo, todos sabemos que actualmente tenemos un sistema de inmigración que está obsoleto y totalmente descompuesto; un sistema que nos impide el progreso en lugar de ayudarnos a fomentar nuestra economía y fortalecer nuestra clase media.
Ahora mismo, tenemos 11 millones de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos; 11 millones de hombres y mujeres, de todas partes del mundo, que viven sus vidas en las sombras. Efectivamente, ellos incumplieron las reglas. Cruzaron ilegalmente la frontera. Tal vez permanecieron aquí más tiempo del permitido por sus visas. Esos son los hechos. No hay duda de ello. Pero esos 11 millones de hombres y mujeres ahora están aquí. Muchos de ellos han estado aquí durante años. Y la inmensa mayoría de esas personas no está metida en problemas. Son miembros de la comunidad que contribuyen. Ellos velan por sus familias. Ellos velan por sus vecinos. Están entretejidos en la fibra de nuestras vidas.
Todos los días de su vida, al igual que el resto de nosotros, ellos salen a la calle a ganarse el sustento. Con frecuencia lo hacen en una economía en las sombras; un lugar en el que los empleadores pueden ofrecerles menos que el salario mínimo o hacerlos trabajar horas extra sin que reciban paga extra. Y cuando eso sucede, no solo es malo para ellos, es malo para toda la economía. Pues todos los negocios que están tratando de hacer lo correcto, los que contratan gente legalmente, le pagan un salario decente, siguen las reglas, esos son los que sufren. Ellos tienen que competir contra las compañías que están quebrando las reglas. Y también están en peligro los salarios y las condiciones de trabajo de los trabajadores americanos.
De manera que, si estamos realmente comprometidos a fortalecer nuestra clase media y proveerles más escalones de oportunidad a aquellos que están dispuestos a trabajar duro para llegar a la clase media, tenemos que componer este sistema.
Tenemos que cerciorarnos de que todo negocio y todo trabajador en los Estados Unidos se rija por el mismo conjunto de reglas. Tenemos que sacar a la luz a esa economía en las sombras de manera que todo el mundo rinda cuentas: los negocios sobre a quiénes contratan, y los inmigrantes sobre si están en cumplimiento con las leyes. Esto es algo de sentido común. Y por eso es que necesitamos una reforma migratoria integral. (Aplausos.)
Hay otro motivo económico por el que necesitamos la reforma. No se trata solo de la gente que viene aquí ilegalmente y el efecto que ellos tienen en nuestra economía. También se trata de la gente que intenta venir aquí legalmente, pero se le dificulta mucho hacerlo, y el efecto que eso tiene en nuestra economía.
Ahora mismo, hay estudiantes brillantes de todas partes del mundo tomando clases en nuestras mejores universidades. Ellos obtienen títulos en los campos del futuro, tales como ingeniería y ciencias de computación. Sin embargo, una vez que se gradúan, una vez que obtienen su título, hay una gran probabilidad de que tengan que marcharse de nuestro país. Consideren eso.
Intel se inició con la ayuda de un inmigrante que estudió aquí y entonces se quedó aquí. Instagram se inició con la ayuda de un inmigrante que estudió aquí y entonces se quedó aquí. Ahora mismo, en alguna de esas clases hay un estudiante maquinando sobre la manera de convertir esa gran idea, su Intel o Instagram, en un negocio grande. Les proveemos todas las habilidades que necesitan para hacer su idea realidad, pero entonces ¿por qué les decimos que abran ese negocio y creen esos empleos en China o en India o en México o en alguna otra parte? Así no es como se fomentan nuevas industrias en los Estados Unidos. Así es como les regalamos nuevas industrias a nuestros competidores. Por eso es que necesitamos una reforma migratoria integral. (Aplausos.)
Ahora bien, durante mi primer mandato, tomamos medidas para intentar de remediar algunas de las peores fisuras del sistema.
Primero, fortalecimos la seguridad en las fronteras de manera que pudimos finalmente detener el flujo de inmigrantes ilegales. Colocamos más guardias en la tierra en la frontera sur que en ningún momento en nuestra historia. Y, actualmente, los cruces ilegales han disminuido en casi un 80 por ciento desde su momento de más intensidad en 2000. (Aplausos.)
Segundo, concentramos nuestros esfuerzos de cumplimiento en los delincuentes que están aquí ilegalmente y que ponen en peligro a nuestras comunidades. Y, actualmente, la deportación de delincuentes está en su nivel más alto de la historia. (Aplausos.)
Y tercero, promovimos la causa de los DREAMers(aplausos), los jóvenes que fueron traídos a este país siendo niños, jóvenes que se han criado aquí, que han hecho sus vidas aquí, y que tienen sus futuros aquí. Dijimos que, a todo el que pueda satisfacer ciertos criterios básicos, tales como cursar estudios superiores, entonces consideraremos ofrecerle la oportunidad de salir de las sombras para poder vivir aquí y trabajar aquí legalmente, de manera que pueda finalmente tener la dignidad de saber que pertenece a este país.
Sin embargo, debido a que ese cambio no es permanente, necesitamos que el Congreso tome acción; y no solo sobre la Ley DREAM. Necesitamos que el Congreso tome acción sobre un enfoque general que finalmente abarque a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que están en el país ahora mismo. Eso es lo que necesitamos. (Aplausos.)
Ahora bien, la buena noticia es que, por primera vez en muchos años, los Republicanos y los Demócratas parecen estar listos para hacerle frente al problema juntos. (Aplausos.) Los miembros de ambos partidos, en ambas cámaras, están esforzándose activamente para encontrar una solución. Ayer, un grupo bipartidista de senadores dio a conocer sus principios para una reforma migratoria integral, que coinciden mayormente con los principios que yo he propuesto y he defendido durante los últimos años. Así es que en este momento, parece haber un verdadero interés en lograr esto muy pronto, y eso es algo muy alentador.
Pero esta vez, se requiere que haya acción. (Aplausos.) No podemos permitir que la reforma migratoria se estanque en un debate infinito. Llevamos mucho tiempo en este debate. Así que no es que no sepamos técnicamente lo que hay que hacer. Como consecuencia, para agilizar el proceso, hoy estoy exponiendo mis ideas para la reforma migratoria. Y mi esperanza es que esto les provea ciertos indicadores clave a los miembros del Congreso a redactar un proyecto de ley, puesto que las ideas que estoy proponiendo han sido tradicionalmente apoyadas tanto por Demócratas como Ted Kennedy como por Republicanos como el Presidente George W. Bush. Esa coincidencia no se da con mucha frecuencia. (Risas.) Así es que sabemos dónde debe estar el consenso.
Ahora bien, desde luego, habrá un debate riguroso sobre muchos de esos detalles, y todo interesado debe participar en un verdadero intercambio de concesiones en el proceso. Pero es importante que reconozcamos que ya se ha establecido la base para una acción bipartidista. Y, si el Congreso no puede ir adelante de manera oportuna, yo enviaré un proyecto de ley basado en mi propuesta e insistiré que voten sobre este de inmediato. (Aplausos.)
Así es que los principios son bastante poco complicados. Hay muchos detalles que se derivan de estos. Vamos a repartir muchos papeles de manera que todo el mundo sepa exactamente de lo que estamos hablando. Pero los principios son bastante poco complicados.
Primero, creo que necesitamos mantenernos concentrados en el cumplimiento. Eso significa continuar reforzando la seguridad de nuestras fronteras. Significa perseguir más enérgicamente los negocios que a sabiendas contratan trabajadores indocumentados. Para ser justos, la mayoría de los negocios quiere hacer lo correcto, pero a muchos de ellos se les dificulta determinar quiénes están aquí legalmente y quiénes no. Así es que tenemos que implementar un sistema nacional que les permita a los negocios verificar de manera rápida y correcta la situación de empleo de las personas. Y, si aun así, ellos contratan trabajadores indocumentados a sabiendas, entonces tenemos que incrementar las multas.
Segundo, tenemos que hacerles frente a los 11 millones de personas que están aquí ilegalmente. Todos estamos de acuerdo en que estos hombres y mujeres deben tener que ganarse el camino a la ciudadanía. Pero, para que la reforma migratoria integral funcione, tiene que quedar claro desde el principio que existe un camino a la ciudadanía. (Aplausos.)
Tenemos que trazar un camino: un proceso que incluya someterse a una verificación de antecedentes, pagar impuestos, pagar una multa, aprender inglés, y entonces irse al final de la fila, detrás de todos aquellos que están intentando venir aquí legalmente. Eso es lo que resulta justo, ¿no es cierto? (Aplausos.)
Así es que eso significa que no va a ser un proceso rápido pero será un proceso justo. Y sacará a estas personas de las sombras y les dará una oportunidad de ganarse el camino a una tarjeta verde y eventualmente la ciudadanía. (Aplausos.)
Y el tercer principio es que tenemos que actualizar nuestro sistema de inmigración legal al siglo XXI ya que este ya no refleja las realidades de nuestra época. (Aplausos.) Por ejemplo, si uno es ciudadano, no debe tener que esperar años para que su familia pueda reunirse con uno en los Estados Unidos. Uno no debe tener que esperar años. (Aplausos.)
Si uno es un estudiante extranjero que quiere estudiar una carrera de ciencias o tecnología, o un empresario extranjero que quiere abrir un negocio con el apoyo de inversionistas americanos, debemos ayudarlo a que lo pueda hacer aquí. Porque, si tiene éxito, este creará negocios americanos y empleos americanos. Nos ayudará a fomentar nuestra economía. Nos ayudará a fortalecer nuestra clase media.
Así es como sería la reforma migratoria integral: un cumplimiento más sensato; un camino para conseguir la ciudadanía; mejoras al sistema de inmigración legal para que podamos continuar siendo un imán para los mejores y los más brillantes alrededor del mundo. Esto es bastante poco complicado.
Ahora la pregunta es muy sencilla: ¿tenemos la determinación como gente, como país, como gobierno, de finalmente dejar atrás este dilema? Yo creo que sí. Yo creo que sí. (Aplausos.) Creo que finalmente estamos en un momento en que la reforma migratoria integral está a nuestro alcance.
Sin embargo, les garantizo lo siguiente: mientras más cerca estemos, más emocionante será este debate. La inmigración siempre ha sido un asunto que enciende las pasiones. Lo que no es sorprendente. Hay pocas cosas que son más importantes para nosotros como sociedad que a quiénes se permite venir aquí y quedarse aquí para siempre; a quiénes les concedemos el privilegio de hacerse ciudadanos de los Estados Unidos de América. Eso es algo que tiene mucha importancia.
Cuando hablamos de esto de manera abstracta, a veces es fácil que la discusión se convierta en un debate de “nosotros” contra “ellos”. Y, cuando eso sucede, a mucha gente se le olvida que la mayoría de “nosotros” fuimos “ellos”. Eso se nos olvida. (Aplausos.)
Es sumamente importante que tengamos presente nuestra historia. Salvo que uno sea uno de los primeros americanos, un americano nativo, uno vino de alguna otra parte. Alguien lo trajo a uno. (Aplausos.)
Ken Salazar, su origen es mexicano americano, pero él nos indica que su familia lleva 400 años viviendo donde mismo él vive, así es que él no inmigró a ninguna parte. (Risas.)
Los irlandeses, que dejaron atrás una tierra de hambre. Los alemanes que huyeron de la persecución. Los escandinavos que llegaron ansiosos de incursionar como pioneros del oeste. Los polacos. Los rusos. Los italianos. Los chinos. Los japoneses. Los antillanos. Las masas abigarradas que llegaron a través de Ellis Island en una costa y de Angel Island en la otra. (Aplausos.) Todos ellos, antes de que fueran “nosotros”, fueron “ellos”.
Y, cada vez que llegó una nueva ola de inmigrantes, estos tuvieron que encarar la resistencia de los que ya estaban aquí. Encararon dificultades. Encararon racismo. Encararon burla. Sin embargo, a través del tiempo, a medida que retomaron sus vidas cotidianas, a medida que pudieron ganarse un sustento, a medida que criaron a su familia, a medida que construyeron una comunidad, a medida que sus hijos fueron a la escuela aquí, ellos hicieron su parte para construir una nación.
Ellos fueron los Einstein y los Carnegie. Pero también hubo los millones de mujeres y hombres cuyos nombres es posible que la historia no recuerde pero cuyas acciones contribuyeron a hacernos quienes somos; que construyeron este país mano sobre mano, ladrillo sobre ladrillo. (Aplausos.) Todos llegaron aquí sabiendo que lo que hace americano a alguien no solo es la sangre ni su nacimiento sino su lealtad a nuestros principios fundamentales y tener fe en la idea de que cualquiera, de cualquier lugar, puede escribir el próximo magnífico capítulo de nuestra historia.
Y eso sigue siendo la realidad actualmente. Si no, pregúntenle a Alan Alemán. Alan está aquí con nosotros esta tarde; ¿dónde está Alan? Él está por aquí; allí mismo está. (Aplausos.) Alan nació en México. (Aplausos.) Fue traído a este país por sus padres siendo niño. A través de su niñez, Alan fue a una escuela americana, juró lealtad a la bandera americana, se sintió americano en todo sentido, y lo era, excepto en uno: en sus papeles.
En la escuela secundaria, Alan fue testigo de los adelantos de sus amigos que son propios de la edad: conducir un auto con sus nuevas licencias; ganar un dinerito extra de sus empleos durante el verano en el centro comercial. Él sabía que no podía hacer esas cosas. Pero tampoco le importaba tanto. Lo que le importaba a Alan era cursar estudios para poder aprovechar su máximo potencial concedido por Dios.
El año pasado, cuando Alan escuchó en las noticias que iban a ofrecerle a gente como él la oportunidad de salir de las sombras, incluso si fuese solo por períodos sucesivos de dos años, fue uno de los primeros en inscribirse. Y hace unos meses fue uno de las primeras personas en Nevada en ser aprobadas. (Aplausos.) En aquel momento, Alan dijo, “Sentí desaparecer el temor. Me sentí aceptado”.
Así es que, actualmente, Alan está cursando su segundo año en el College of Southern Nevada. (Aplausos.) Alan está estudiando para ser médico. (Aplausos.) Tiene planes de unirse a la Fuerza Aérea. Está esforzándose mucho todos los días para crear una vida mejor para él y para su familia. Y todo lo que él desea es la oportunidad de hacer su parte para construir unos Estados Unidos mejores. (Aplausos.)
Así es que, en las próximas semanas, a medida que la idea de la reforma se hace más real y el debate se hace más acalorado, y hay gente que está intentando desbaratar este asunto, tengan presente a Alan, y a todos aquellos que comparten las mismas esperanzas y los mismos sueños. Recuerden que esto no se trata solo de un debate sobre política. Se trata de la gente. Se trata de los hombres y mujeres y los jóvenes que el único deseo que tienen es la oportunidad de conseguir su camino a la historia americana.
A través de nuestra historia, eso siempre ha hecho más fuerte a esta nación. Y así es como garantizaremos que este siglo sea igual al anterior: un siglo americano que acoja a todo aquel que aspira a hacer algo más, y que está dispuesto a trabajar duro para hacerlo, y está dispuesto a jurar lealtad a nuestra bandera.
Muchas gracias. Que Dios los bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América. (Aplausos.)
Quiero comenzar agradeciéndoles a todos aquí en Del Sol High School por recibirnos hoy. (Aplausos.) ¡Arriba, Dragons! Quiero agradecerle especialmente a su extraordinaria directora, Lisa Primas. (Aplausos.)
Aquí tenemos a todo tipo de invitados admirables, pero quiero mencionar a unos cuantos. Primero que todo, aquí está nuestra extraordinaria Secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Janet Napolitano. (Aplausos.) Nuestro magnífico Secretario del Interior, Ken Salazar. (Aplausos.) La antigua Secretaria del Trabajo, Hilda Solís. (Aplausos.) Dos de los distinguidos miembros de la delegación del Congreso de Nevada, Steve Horsford y Dina Titus. (Aplausos.) Su propia alcaldesa, Carolyn Goodman. (Aplausos.)
Pero también tenemos a algunos alcaldes que volaron hasta aquí porque saben lo importante que es el asunto del que vamos a hablar en el día de hoy. Marie López Rogers de Avondale, Arizona. (Aplausos.) Kasim Reed de Atlanta, Georgia. (Aplausos.) Greg Stanton de Phoenix, Arizona. (Aplausos.) Y Ashley Swearengin de Fresno, California. (Aplausos.)
Y todos ustedes están aquí, así como algunos de los principales líderes laborales del país. Y estamos tan sumamente agradecidos. Y, desde luego, tenemos aquí a unos magníficos estudiantes, así es que no me podría sentir más orgulloso de nuestros estudiantes. (Aplausos.)
Ahora bien, aquellos de ustedes que tengan asiento, siéntanse en libertad de tomar asiento. No me importa.
MIEMBRO DEL PÚBLICO: ¡Lo quiero, Sr. Presidente!
EL PRESIDENTE: Yo también te quiero a ti. (Aplausos.)
Ahora bien, la semana pasada tuve el honor de ser juramentado para un segundo mandato como Presidente de los Estados Unidos. (Aplausos.) Y, durante mi discurso de toma de posesión, hablé sobre cómo lograr progreso en los retos concretos de nuestra época no requiere que lleguemos a un acuerdo en cada debate ni tampoco que pasemos por alto todas las diferencias que tengamos, pero sí requiere que encontremos puntos de afinidad y que vayamos adelante con un propósito en común. Nos requiere que tomemos acción.
Yo sé que algunos asuntos requerirán un esfuerzo mayor que otros. Algunos debates resultarán más contenciosos. Y eso no debe sorprendernos. Pero el motivo por el que estoy aquí hoy es debido a un reto en el que las diferencias están desapareciendo; donde está surgiendo un consenso generalizado; y donde ahora puede escucharse un llamado a tomar acción de todas partes de los Estados Unidos. Estoy aquí hoy porque ha llegado el momento de una reforma migratoria integral y de sentido común. (Aplausos.) Ha llegado el momento. Ahora es el momento. Ahora es el momento. Ahora es el momento.
PÚBLICO: ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!
EL PRESIDENTE: Ahora es el momento.
Estoy aquí hoy porque la mayoría de los estadounidenses está de acuerdo en que es hora de componer un sistema que ha estado descompuesto durante demasiado tiempo. Estoy aquí porque los líderes empresariales, los líderes religiosos, los líderes laborales, los encargados del cumplimiento del orden, y los líderes de ambos partidos están uniendo fuerzas para decir que ha llegado el momento de encontrar una manera mejor de acoger a los inmigrantes esperanzados y que se esfuerzan para quienes los Estados Unidos sigue siendo la tierra de la oportunidad. Ha llegado el momento de hacerlo de manera que podamos fortalecer nuestra economía y fortalecer el futuro de nuestro país.
Consideren esto; nos definimos como una nación de inmigrantes. Eso es lo que somos, en nuestros huesos. La promesa que vemos en los que llegan aquí desde todos los rincones del mundo, esa siempre ha sido una de nuestras mayores fortalezas. Mantiene joven a nuestra fuerza laboral. Mantiene a nuestro país a la vanguardia. Y ha contribuido a crear el mejor motor económico que el mundo haya conocido hasta ahora.
Después de todo, ¡los inmigrantes contribuyeron a abrir negocios tales como Google y Yahoo!. Ellos crearon industrias totalmente nuevas que, a su vez, crearon nuevos empleos y nueva prosperidad para nuestros habitantes. En años recientes, uno de cada cuatro negocios de alta tecnología en fase de desarrollo en los Estados Unidos fue fundado por inmigrantes. Uno de cada cuatro dueños de pequeñas empresas era un inmigrante, incluyendo aquí mismo en Nevada, gente que vino aquí en busca de oportunidad y ahora quiere compartir esa oportunidad con otros estadounidenses.
Sin embargo, todos sabemos que actualmente tenemos un sistema de inmigración que está obsoleto y totalmente descompuesto; un sistema que nos impide el progreso en lugar de ayudarnos a fomentar nuestra economía y fortalecer nuestra clase media.
Ahora mismo, tenemos 11 millones de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos; 11 millones de hombres y mujeres, de todas partes del mundo, que viven sus vidas en las sombras. Efectivamente, ellos incumplieron las reglas. Cruzaron ilegalmente la frontera. Tal vez permanecieron aquí más tiempo del permitido por sus visas. Esos son los hechos. No hay duda de ello. Pero esos 11 millones de hombres y mujeres ahora están aquí. Muchos de ellos han estado aquí durante años. Y la inmensa mayoría de esas personas no está metida en problemas. Son miembros de la comunidad que contribuyen. Ellos velan por sus familias. Ellos velan por sus vecinos. Están entretejidos en la fibra de nuestras vidas.
Todos los días de su vida, al igual que el resto de nosotros, ellos salen a la calle a ganarse el sustento. Con frecuencia lo hacen en una economía en las sombras; un lugar en el que los empleadores pueden ofrecerles menos que el salario mínimo o hacerlos trabajar horas extra sin que reciban paga extra. Y cuando eso sucede, no solo es malo para ellos, es malo para toda la economía. Pues todos los negocios que están tratando de hacer lo correcto, los que contratan gente legalmente, le pagan un salario decente, siguen las reglas, esos son los que sufren. Ellos tienen que competir contra las compañías que están quebrando las reglas. Y también están en peligro los salarios y las condiciones de trabajo de los trabajadores americanos.
De manera que, si estamos realmente comprometidos a fortalecer nuestra clase media y proveerles más escalones de oportunidad a aquellos que están dispuestos a trabajar duro para llegar a la clase media, tenemos que componer este sistema.
Tenemos que cerciorarnos de que todo negocio y todo trabajador en los Estados Unidos se rija por el mismo conjunto de reglas. Tenemos que sacar a la luz a esa economía en las sombras de manera que todo el mundo rinda cuentas: los negocios sobre a quiénes contratan, y los inmigrantes sobre si están en cumplimiento con las leyes. Esto es algo de sentido común. Y por eso es que necesitamos una reforma migratoria integral. (Aplausos.)
Hay otro motivo económico por el que necesitamos la reforma. No se trata solo de la gente que viene aquí ilegalmente y el efecto que ellos tienen en nuestra economía. También se trata de la gente que intenta venir aquí legalmente, pero se le dificulta mucho hacerlo, y el efecto que eso tiene en nuestra economía.
Ahora mismo, hay estudiantes brillantes de todas partes del mundo tomando clases en nuestras mejores universidades. Ellos obtienen títulos en los campos del futuro, tales como ingeniería y ciencias de computación. Sin embargo, una vez que se gradúan, una vez que obtienen su título, hay una gran probabilidad de que tengan que marcharse de nuestro país. Consideren eso.
Intel se inició con la ayuda de un inmigrante que estudió aquí y entonces se quedó aquí. Instagram se inició con la ayuda de un inmigrante que estudió aquí y entonces se quedó aquí. Ahora mismo, en alguna de esas clases hay un estudiante maquinando sobre la manera de convertir esa gran idea, su Intel o Instagram, en un negocio grande. Les proveemos todas las habilidades que necesitan para hacer su idea realidad, pero entonces ¿por qué les decimos que abran ese negocio y creen esos empleos en China o en India o en México o en alguna otra parte? Así no es como se fomentan nuevas industrias en los Estados Unidos. Así es como les regalamos nuevas industrias a nuestros competidores. Por eso es que necesitamos una reforma migratoria integral. (Aplausos.)
Ahora bien, durante mi primer mandato, tomamos medidas para intentar de remediar algunas de las peores fisuras del sistema.
Primero, fortalecimos la seguridad en las fronteras de manera que pudimos finalmente detener el flujo de inmigrantes ilegales. Colocamos más guardias en la tierra en la frontera sur que en ningún momento en nuestra historia. Y, actualmente, los cruces ilegales han disminuido en casi un 80 por ciento desde su momento de más intensidad en 2000. (Aplausos.)
Segundo, concentramos nuestros esfuerzos de cumplimiento en los delincuentes que están aquí ilegalmente y que ponen en peligro a nuestras comunidades. Y, actualmente, la deportación de delincuentes está en su nivel más alto de la historia. (Aplausos.)
Y tercero, promovimos la causa de los DREAMers(aplausos), los jóvenes que fueron traídos a este país siendo niños, jóvenes que se han criado aquí, que han hecho sus vidas aquí, y que tienen sus futuros aquí. Dijimos que, a todo el que pueda satisfacer ciertos criterios básicos, tales como cursar estudios superiores, entonces consideraremos ofrecerle la oportunidad de salir de las sombras para poder vivir aquí y trabajar aquí legalmente, de manera que pueda finalmente tener la dignidad de saber que pertenece a este país.
Sin embargo, debido a que ese cambio no es permanente, necesitamos que el Congreso tome acción; y no solo sobre la Ley DREAM. Necesitamos que el Congreso tome acción sobre un enfoque general que finalmente abarque a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que están en el país ahora mismo. Eso es lo que necesitamos. (Aplausos.)
Ahora bien, la buena noticia es que, por primera vez en muchos años, los Republicanos y los Demócratas parecen estar listos para hacerle frente al problema juntos. (Aplausos.) Los miembros de ambos partidos, en ambas cámaras, están esforzándose activamente para encontrar una solución. Ayer, un grupo bipartidista de senadores dio a conocer sus principios para una reforma migratoria integral, que coinciden mayormente con los principios que yo he propuesto y he defendido durante los últimos años. Así es que en este momento, parece haber un verdadero interés en lograr esto muy pronto, y eso es algo muy alentador.
Pero esta vez, se requiere que haya acción. (Aplausos.) No podemos permitir que la reforma migratoria se estanque en un debate infinito. Llevamos mucho tiempo en este debate. Así que no es que no sepamos técnicamente lo que hay que hacer. Como consecuencia, para agilizar el proceso, hoy estoy exponiendo mis ideas para la reforma migratoria. Y mi esperanza es que esto les provea ciertos indicadores clave a los miembros del Congreso a redactar un proyecto de ley, puesto que las ideas que estoy proponiendo han sido tradicionalmente apoyadas tanto por Demócratas como Ted Kennedy como por Republicanos como el Presidente George W. Bush. Esa coincidencia no se da con mucha frecuencia. (Risas.) Así es que sabemos dónde debe estar el consenso.
Ahora bien, desde luego, habrá un debate riguroso sobre muchos de esos detalles, y todo interesado debe participar en un verdadero intercambio de concesiones en el proceso. Pero es importante que reconozcamos que ya se ha establecido la base para una acción bipartidista. Y, si el Congreso no puede ir adelante de manera oportuna, yo enviaré un proyecto de ley basado en mi propuesta e insistiré que voten sobre este de inmediato. (Aplausos.)
Así es que los principios son bastante poco complicados. Hay muchos detalles que se derivan de estos. Vamos a repartir muchos papeles de manera que todo el mundo sepa exactamente de lo que estamos hablando. Pero los principios son bastante poco complicados.
Primero, creo que necesitamos mantenernos concentrados en el cumplimiento. Eso significa continuar reforzando la seguridad de nuestras fronteras. Significa perseguir más enérgicamente los negocios que a sabiendas contratan trabajadores indocumentados. Para ser justos, la mayoría de los negocios quiere hacer lo correcto, pero a muchos de ellos se les dificulta determinar quiénes están aquí legalmente y quiénes no. Así es que tenemos que implementar un sistema nacional que les permita a los negocios verificar de manera rápida y correcta la situación de empleo de las personas. Y, si aun así, ellos contratan trabajadores indocumentados a sabiendas, entonces tenemos que incrementar las multas.
Segundo, tenemos que hacerles frente a los 11 millones de personas que están aquí ilegalmente. Todos estamos de acuerdo en que estos hombres y mujeres deben tener que ganarse el camino a la ciudadanía. Pero, para que la reforma migratoria integral funcione, tiene que quedar claro desde el principio que existe un camino a la ciudadanía. (Aplausos.)
Tenemos que trazar un camino: un proceso que incluya someterse a una verificación de antecedentes, pagar impuestos, pagar una multa, aprender inglés, y entonces irse al final de la fila, detrás de todos aquellos que están intentando venir aquí legalmente. Eso es lo que resulta justo, ¿no es cierto? (Aplausos.)
Así es que eso significa que no va a ser un proceso rápido pero será un proceso justo. Y sacará a estas personas de las sombras y les dará una oportunidad de ganarse el camino a una tarjeta verde y eventualmente la ciudadanía. (Aplausos.)
Y el tercer principio es que tenemos que actualizar nuestro sistema de inmigración legal al siglo XXI ya que este ya no refleja las realidades de nuestra época. (Aplausos.) Por ejemplo, si uno es ciudadano, no debe tener que esperar años para que su familia pueda reunirse con uno en los Estados Unidos. Uno no debe tener que esperar años. (Aplausos.)
Si uno es un estudiante extranjero que quiere estudiar una carrera de ciencias o tecnología, o un empresario extranjero que quiere abrir un negocio con el apoyo de inversionistas americanos, debemos ayudarlo a que lo pueda hacer aquí. Porque, si tiene éxito, este creará negocios americanos y empleos americanos. Nos ayudará a fomentar nuestra economía. Nos ayudará a fortalecer nuestra clase media.
Así es como sería la reforma migratoria integral: un cumplimiento más sensato; un camino para conseguir la ciudadanía; mejoras al sistema de inmigración legal para que podamos continuar siendo un imán para los mejores y los más brillantes alrededor del mundo. Esto es bastante poco complicado.
Ahora la pregunta es muy sencilla: ¿tenemos la determinación como gente, como país, como gobierno, de finalmente dejar atrás este dilema? Yo creo que sí. Yo creo que sí. (Aplausos.) Creo que finalmente estamos en un momento en que la reforma migratoria integral está a nuestro alcance.
Sin embargo, les garantizo lo siguiente: mientras más cerca estemos, más emocionante será este debate. La inmigración siempre ha sido un asunto que enciende las pasiones. Lo que no es sorprendente. Hay pocas cosas que son más importantes para nosotros como sociedad que a quiénes se permite venir aquí y quedarse aquí para siempre; a quiénes les concedemos el privilegio de hacerse ciudadanos de los Estados Unidos de América. Eso es algo que tiene mucha importancia.
Cuando hablamos de esto de manera abstracta, a veces es fácil que la discusión se convierta en un debate de “nosotros” contra “ellos”. Y, cuando eso sucede, a mucha gente se le olvida que la mayoría de “nosotros” fuimos “ellos”. Eso se nos olvida. (Aplausos.)
Es sumamente importante que tengamos presente nuestra historia. Salvo que uno sea uno de los primeros americanos, un americano nativo, uno vino de alguna otra parte. Alguien lo trajo a uno. (Aplausos.)
Ken Salazar, su origen es mexicano americano, pero él nos indica que su familia lleva 400 años viviendo donde mismo él vive, así es que él no inmigró a ninguna parte. (Risas.)
Los irlandeses, que dejaron atrás una tierra de hambre. Los alemanes que huyeron de la persecución. Los escandinavos que llegaron ansiosos de incursionar como pioneros del oeste. Los polacos. Los rusos. Los italianos. Los chinos. Los japoneses. Los antillanos. Las masas abigarradas que llegaron a través de Ellis Island en una costa y de Angel Island en la otra. (Aplausos.) Todos ellos, antes de que fueran “nosotros”, fueron “ellos”.
Y, cada vez que llegó una nueva ola de inmigrantes, estos tuvieron que encarar la resistencia de los que ya estaban aquí. Encararon dificultades. Encararon racismo. Encararon burla. Sin embargo, a través del tiempo, a medida que retomaron sus vidas cotidianas, a medida que pudieron ganarse un sustento, a medida que criaron a su familia, a medida que construyeron una comunidad, a medida que sus hijos fueron a la escuela aquí, ellos hicieron su parte para construir una nación.
Ellos fueron los Einstein y los Carnegie. Pero también hubo los millones de mujeres y hombres cuyos nombres es posible que la historia no recuerde pero cuyas acciones contribuyeron a hacernos quienes somos; que construyeron este país mano sobre mano, ladrillo sobre ladrillo. (Aplausos.) Todos llegaron aquí sabiendo que lo que hace americano a alguien no solo es la sangre ni su nacimiento sino su lealtad a nuestros principios fundamentales y tener fe en la idea de que cualquiera, de cualquier lugar, puede escribir el próximo magnífico capítulo de nuestra historia.
Y eso sigue siendo la realidad actualmente. Si no, pregúntenle a Alan Alemán. Alan está aquí con nosotros esta tarde; ¿dónde está Alan? Él está por aquí; allí mismo está. (Aplausos.) Alan nació en México. (Aplausos.) Fue traído a este país por sus padres siendo niño. A través de su niñez, Alan fue a una escuela americana, juró lealtad a la bandera americana, se sintió americano en todo sentido, y lo era, excepto en uno: en sus papeles.
En la escuela secundaria, Alan fue testigo de los adelantos de sus amigos que son propios de la edad: conducir un auto con sus nuevas licencias; ganar un dinerito extra de sus empleos durante el verano en el centro comercial. Él sabía que no podía hacer esas cosas. Pero tampoco le importaba tanto. Lo que le importaba a Alan era cursar estudios para poder aprovechar su máximo potencial concedido por Dios.
El año pasado, cuando Alan escuchó en las noticias que iban a ofrecerle a gente como él la oportunidad de salir de las sombras, incluso si fuese solo por períodos sucesivos de dos años, fue uno de los primeros en inscribirse. Y hace unos meses fue uno de las primeras personas en Nevada en ser aprobadas. (Aplausos.) En aquel momento, Alan dijo, “Sentí desaparecer el temor. Me sentí aceptado”.
Así es que, actualmente, Alan está cursando su segundo año en el College of Southern Nevada. (Aplausos.) Alan está estudiando para ser médico. (Aplausos.) Tiene planes de unirse a la Fuerza Aérea. Está esforzándose mucho todos los días para crear una vida mejor para él y para su familia. Y todo lo que él desea es la oportunidad de hacer su parte para construir unos Estados Unidos mejores. (Aplausos.)
Así es que, en las próximas semanas, a medida que la idea de la reforma se hace más real y el debate se hace más acalorado, y hay gente que está intentando desbaratar este asunto, tengan presente a Alan, y a todos aquellos que comparten las mismas esperanzas y los mismos sueños. Recuerden que esto no se trata solo de un debate sobre política. Se trata de la gente. Se trata de los hombres y mujeres y los jóvenes que el único deseo que tienen es la oportunidad de conseguir su camino a la historia americana.
A través de nuestra historia, eso siempre ha hecho más fuerte a esta nación. Y así es como garantizaremos que este siglo sea igual al anterior: un siglo americano que acoja a todo aquel que aspira a hacer algo más, y que está dispuesto a trabajar duro para hacerlo, y está dispuesto a jurar lealtad a nuestra bandera.
Muchas gracias. Que Dios los bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América. (Aplausos.)