Decenas de personas se agolpan en la entrada del estadio de los Marlins, el equipo de béisbol de Miami. No esperan para recoger un boleto o una camiseta firmada por un jugador, sino que muchos llevan varias horas para recibir una cesta de comida.
Muchos en el sur de la Florida, como en otras partes de Estados Unidos, trabajan en el sector servicios y viven prácticamente al día. La irrupción de esta crisis sanitaria ha causado grandes estragos en muchos residentes, por lo que este tipo de iniciativas suponen una gran ayuda para estas familias.
Para paliar esta situación, en Miami se ha impulsado un plan solidario para lo más necesitados. Sin embargo, no es para todos. Desde que empezó la crisis y se llevaron a cabo este tipo de eventos, las autoridades requirieron que las personas debían acudir en vehículo ya que, de lo contrario, no se les podría hacer entrega de las cestas de comida.
María, una centroamericana residente en el barrio de la Pequeña Habana, ha venido con su carrito de la compra. No la dejan acceder al recinto porque no cumple con los requisitos: “No tengo carro”.
“Nosotros no tenemos carro ni nada. Somos muy pobres y no tenemos ni trabajo. Necesito comida porque no tengo nada, ¿Cómo lo voy a hacer?”, suplicaba la mujer en declaraciones a la Voz de América.
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Un agente de policía ya lo anuncia: “No se le va a dar comida a gente que no estén en carros por la distancia que hay que mantener, así que si no tienen carro o un familiar que les pueda traer en un carro, solamente les puedo decir que no van a recibir la comida”.
Es la política implementada por el gobierno local. El alcalde de la ciudad, Francis Suárez, explicó a la VOA que lo hacen por motivos de seguridad para evitar que haya más personas expuestas al contagio y se sumen más infectados a la lista.
“Tengo dos niños que mantener, soy madre soltera, todos estamos en una situación muy crítica con esta enfermedad”, relataba María Jumbo, otra centroamericana.
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En su misma situación está Alba Padilla, una cubana que lleva desempleada desde hace 2 meses. Llevaba “más de dos horas dando vueltas” tratando de llegar al lugar donde estaba repartiendo comida, pero nadie le dejaba entrar. “Estamos muy mal, no se puede salir afuera, hay que estar encerrado y tengo a mis dos hijas en la casa, soy yo la que tiene que salir a buscar la comida”.
Caridad, una cubana que lleva varios años viviendo en este popular barrio de Miami, dice estar “desesperada”. Ella, como muchos otros, se acercó hasta ahí con su carrito. Pero tampoco tuvo suerte.
“Todo el mundo no tiene acceso a tener auto, si no quieren que estemos juntos unos con otros, pues que vengan, que nos agarren los carritos (de la compra) nos los llenen y nosotros nos retiramos”, suplicaba.
"Nos comprometemos en entregarles bolsas de comida"
El comisionado de la ciudad de Miami, Joe Carollo, al percatarse de esta situación, ordenó a su equipo de trabajo que tomaran los datos personales de todos los que estaban esperando y que no pudieron llevarse nada porque no tenían un vehículo.
También lea ¿Cómo han llevado las empresas venezolanas la cuarentena?“Les estamos tomando el nombre, la dirección y el teléfono y entre hoy y mañana les vamos a llamar para entregarles las bolsas de comida”, señalaba el político local al tiempo que avanzaba que en los próximos días se realizarán entregas “tanto para automóviles como para peatones”.