El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, afirmó el 26 de diciembre que 2021 ha sido el primer año de crecimiento económico para Venezuela desde que Estados Unidos empezó a imponerle sanciones. Sin embargo, aunque el país muestra mejoras en algunos sectores, así como una reducción de la inflación en los últimos meses y en el año, distintos reportes y análisis independientes matizan su origen y su alcance en el contexto de la crisis reciente.
“Este año 2021, es el primer año de crecimiento económico desde que empezó esta guerra económica, desde que empezaron las sanciones criminales del imperialismo norteamericano”, aseguró en entrevista con el medio libanés Al Muyadeen.
“Está creciendo la economía que produce alimentos, la economía que produce bienes, que produce servicios, la industria, el comercio y el mercado interno del país: la economía real”, añadió, sin ofrecer datos.
Hiperinflación, sanciones y PIB
El Banco Central de Venezuela (BCV) informó el pasado 12 de diciembre que la inflación había sido del 8,4% en noviembre, después del 6,8% de octubre y el 7,1% de septiembre. La tasa de inflación, que se mide con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) que el BCV elabora junto con el Instituto Nacional de Estadística (INE), habría sido, por tanto, de un dígito durante tres meses seguidos por primera vez desde 2016.
De acuerdo con el propio BCV y los organismos financieros internacionales, Venezuela había pasado a tener una de las inflaciones más altas del mundo en 2013 con un 56,2%, que junto con la crisis política posterior a la muerte del presidente Hugo Chávez desembocaron en una crisis de divisas y una mayor escasez de alimentos, entre otros productos básicos.
Ya en noviembre de 2017, Venezuela inició un periodo de hiperinflación del que podría salir si el diciembre actual confirma la tendencia reciente: sería el duodécimo mes consecutivo con incrementos de los precios por debajo del 50%, después del INPC del 77,5% en diciembre de 2020. Según datos del BCV que citan medios especializados, la inflación acumulada llegó al 631,1% en noviembre de este año, frente al 1.624,1% acumulado en el mismo mes el año anterior. Mientras, la interanual habría sido del 1.197,5%, confirmando una reducción constante desde el pico en marzo de este año.
Los datos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), una entidad independiente que reúne a distintos analistas económicos, varían respecto al BCV. El OVF publicó el 7 de diciembre que la inflación en noviembre había sido del 6% y del 8,1% en octubre, la acumulada del 616,9% y la interanual del 769%. Asimismo, considera que Venezuela superaría el periodo de inflación en febrero de 2022.
En su comunicado, el OVF sostiene que las reducciones recientes son una situación “circunstancial” por la estabilidad en el tipo de cambio: “Es el resultado de la sostenida intervención del instituto emisor en el mercado cambiario ofertando dólares en efectivo” y del “menor ritmo de expansión del gasto del Gobierno”.
Esa primera política reciente, no obstante, contradice el proyecto y discurso de “soberanía económica” que el Gobierno de Maduro ha intentado construir con la introducción del petro o, este año, del bolívar digital, y asume la prevalencia del dólar en las transacciones nacionales.
Algo similar ocurre con la respuesta del Gobierno a la “guerra económica”.
Según analizó en noviembre la periodista especializada de Thomson Reuters, Mayela Armas, las sanciones habrían llevado a Maduro a flexibilizar los controles —de precios, propiedad o arancelarios, entre otros— sobre las empresas, por lo que estas han tenido más margen para operar aunque se mantenga el marco legal. En un encuentro virtual sobre la posible recuperación venezolana, Armas explicó que esas decisiones habrían permitido que algunos sectores crecieran, como los que destacó Maduro, pero no la economía en su conjunto.
De hecho, datos estimados del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran que, en el marco de la contracción de la economía venezolana en aproximadamente cuatro quintos desde que Nicolás Maduro llegó al poder en 2013, la variación porcentual interanual del producto interno bruto (PIB) sigue siendo negativa. No obstante, pasaría del -19,6% de 2018, del -35% de 2019 y del -30% de 2020 ya en pandemia a un -5% en 2021 y un -3% en 2022.
Pese a la mejora previsible, el FMI advierte en ese informe de octubre de 2021 sobre perspectivas económicas regionales que proyectar las de Venezuela “es complicado debido a que no se mantienen conversaciones con las autoridades, a la asimilación incompleta de los datos declarados, y a las dificultades para interpretar algunos indicadores a la luz de la evolución económica”.
“Los datos correspondientes a 2018–21 son estimaciones del personal técnico del FMI. En vista de los efectos de la hiperinflación y la escasez de datos declarados —avisa el organismo—, los indicadores macroeconómicos proyectados [...] deben interpretarse con cautela [porque están sujetos] a un amplio margen de incertidumbre”.
Petróleo y recuperación en medio de la crisis
A falta de saber si la variante ómicron del SARS-CoV-2 implicará un nuevo confinamiento, la consultora Ecoanalítica proyecta un crecimiento para 2022 de entre el 4% y el 6%. Su director, Asdrúbal Oliveros, describió la cifra para la Voz de América y otros medios como una “estabilización en el foso” que también es “un cambio importante de tendencia que puede ser aprovechado por algunos sectores”.
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Sin embargo, de acuerdo con cálculos del Observatorio Venezolano de Finanzas, los salarios mensuales en el país no superan los tres dólares en el sector público y están alrededor de los setenta dólares en el privado. Por tanto, Oliveros sostiene que “ese crecimiento no es lo suficientemente fuerte para que todos los segmentos de la población y todos los sectores económicos se beneficien de ello”. Igual que el OVF, además, Ecoanalítica proyecta que la hiperinflación terminaría en febrero de 2022.
Mientras tanto, Nicolás Maduro ha mantenido el discurso de Chávez de pretender diversificar la economía venezolana más allá del petróleo, como los que destacó en la entrevista con Al Muyadeen. El Atlas of Economic Complexity del Center for International Developmpent de la Universidad de Havrard, sin embargo, muestra que al menos hasta 2019 este sector aún representaba casi el 90% de las exportaciones, además de un porcentaje similar del PIB.
En ese sentido, la subida reciente del precio del petróleo beneficiaría al país. No en vano, el Gobierno de Maduro y la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) celebraron el 24 de diciembre que el país había superado el millón de barriles producidos al día. Pero la cifra, aparte de cuestionable para fuentes independientes consultadas por la Voz de América, sigue lejos de los dos millones prometidos en 2020 y refleja el desplome desde antes de las sanciones de 2015 y 2017 en una industria que llegó a producir tres o cuatro veces más.
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