La economía verde tiene un "gran potencial" para contribuir en la creación de empleos en América Latina, especialmente en sectores como las energías renovables, el turismo sostenible, la movilidad limpia, la industria del cuidado, la farmacéutica y la agricultura, afirmó a Panorama el director de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), José Luis Samaniego.
“La cadena de valor de las energías renovables se puede producir en gran parte de América Latina y el Caribe, ya que hay mucha experiencia en biocombustibles y también se pueden fabricar paneles solares y aerogeneradores”, dijo Samaniego.
Un ejemplo de cómo la economía verde está generando empleos está en Heredia, una ciudad al norte de Costa Rica. Allí está basada Pedregal, una empresa líder en innovación en la industria de la construcción, que ha desarrollado un producto revolucionario llamado "Resina Eight" o Resina Ocho, que utiliza plástico reciclado como agregado en la construcción.
El director comercial de la compañía, David Zamora, explicó a Panorama que el objetivo de la empresa es "convertir el desecho de una industria, como el plástico, en la materia prima de otra para resolver una necesidad".
Además de dar empleo a más de 600 personas, esta empresa tiene un enfoque sostenible y busca lograr el 90 % del procesamiento de residuos plásticos en Costa Rica.
La supervisora de la planta, María Fuentes, explicó que trabajar en una empresa que quiere contribuir al medio ambiente y a la economía circular supone un valor añadido para el empleado.
"Es algo que lo hace sentir a uno realizado y orgulloso", destacó.
Con plantas también en Sudáfrica y Pensilvania, Estados Unidos, Pedregal está en constante expansión y trabaja en alianzas para llevar su solución a más países de la región latinoamericana.
De acuerdo a Samaniego, Uruguay ha estado trabajando en su transición eléctrica renovable con el objetivo de tener una generación eléctrica completamente renovable para el año 2030.
El experto en sostenibilidad indicó que Chile también ha estado impulsando su producción de energía renovable, especialmente solar y eólica.
Aludió además a que Brasil "se ha centrado en el uso de biocombustibles como una forma de reducir su dependencia de los combustibles fósiles y promover la sostenibilidad ambiental".
En cuanto a la movilidad limpia, ciudades como Buenos Aires, Cali, en Colombia, y Santiago de Chile han ido adoptando medidas en los últimos años para incentivar el uso de medios de transporte más sustentables, como bicicletas y vehículos eléctricos.
Esto está generando empleos en la producción y distribución de estos medios de transporte, así como en la implementación de infraestructura para soportarlos.
La experta en economía circular Ángela Baldellou aseguró a la Voz de América que América Latina "es un territorio con una cantidad de recursos naturales y una riqueza fantástica que tiene la capacidad para ser un territorio tractor y transformador" hacia un mundo laboral que potencie los empleos sostenibles.
A pesar de estos esfuerzos, la región es responsable de alrededor el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aunque su población representa solo el 8% de la población mundial.
Esto significa que, aunque la región tiene una huella de carbono relativamente baja en comparación con otras regiones, sigue siendo un importante contribuyente al cambio climático.
Para abordar esta crisis, el BID considera que es necesario que los países de América Latina adopten medidas "ambiciosas" para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y promover la transición hacia una economía baja en carbono.
En este sentido, la región latinoamericana se ha sumado a varios acuerdos y compromisos internacionales para luchar contra el cambio climático.
Uno de los más importantes es el Acuerdo de París, firmado en 2015, en el que los países se comprometieron a limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados Celsius y buscar la estabilización de las emisiones de gases de efecto invernadero en niveles que eviten un cambio climático peligroso.
Otros pactos importantes incluyen la Declaración de Lima sobre el Cambio Climático, en la que los países de América Latina se comprometieron a trabajar juntos para enfrentar el cambio climático y promover la transición hacia una economía baja en carbono, y la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, que establece un conjunto de objetivos globales para lograr un desarrollo sostenible y reducir la pobreza.
[Reporte adicional de Donaldo Hernández]
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