España arrastra los índices bursátiles del mundo

Un cliente de Bankia usa un cajero automático en Madrid. Bankia arrastró las bolsas europeas a niveles récord.

El euro se desplomó a menos de 1,24 dólares, su punto más bajo en casi dos años frente al dólar y las acciones europeas perdieron aún más terreno después de que el sistema bancario de España volvió a tambalear
El temor se apoderó de los inversionistas este miércoles 30 de mayo de 2012 por la situación financiera en Europa, especialmente en España, arrastrando hacia la baja a los principales índices bursátiles del mundo.

El índice industrial Dow Jones cerró con una pérdida de 161 unidades y muchos buscaron refugio en los bonos estadounidenses, con lo que el rendimiento del papel a 10 años del Tesoro, de referencia, cayera a su punto más bajo desde la II Guerra Mundial.

Las acciones europeas perdieron aún más terreno después de que el sistema bancario de España volvió a tambalear y de que siga incierto el futuro político de Grecia antes de las cruciales elecciones del mes próximo. El euro se desplomó a menos de 1,24 dólares, su punto más bajo en casi dos años frente al dólar.

"Todo el mundo sólo teme que si Europa no logra arreglar las cosas, habrá un gran derrame que alcanzará a Estados Unidos", dijo Peter Tchir, gerente de fondos de cobertura de TF Market Advisors.

El detonante de la venta masiva del miércoles fue España, donde el sistema bancario está bajo tensión una semana después de que su cuarto banco más grande requirió 23.800 millones de dólares en ayuda gubernamental para cubrir préstamos tóxicos en bienes raíces.

Los inversionistas están cada vez más preocupados de que los problemas en el banco, Bankia, puedan repetirse en otros intermediarios financieros españoles. Muchos de ellos otorgaron préstamos a manos llenas durante la burbuja del ladrillo de la nación europea. Las pérdidas por la crisis inmobiliaria podrían ser demasiado grandes como para que el gobierno de España las pueda absorber.

El rendimiento de los bonos españoles a 10 años, un indicador fundamental de la confianza del mercado en la capacidad de pago de un país, subió al 6,69%, el más alto desde que se lanzó el euro en 2002.