Desde problemas técnicos, falta de capacitación por parte de maestros y padres y un cambio abrupto en la manera en la que maestros enseñan y estudiantes aprenden, son algunos de los retos a los que las instituciones educativas han tenido que adaptarse por la expansión masiva del coronavirus. Sin embargo, educadores y estudiantes están llevando a cabo iniciativas para continuar con la educación en línea.
Las cifras cambian cada semana y hasta el momento la UNESCO indica que mas de 1,500 millones de estudiantes en el mundo están afectados por el cierre de las escuelas, lo que representa mas del 91% de estudiantes en 188 países.
“El hecho que los niños se tienen que quedar en la casa nos presenta desafíos muy importantes. No estamos preparados. Para muchos países será el impacto mayor para aquellas familias que no tienen muchos ingresos y será menor el impacto para familias que sí tienen mayores ingresos en Latinoamérica", señaló Mary Guinn Delaney, asesora regional de UNESCO en entrevista con la Voz de América.
Instituciones educativas a nivel mundial, de manera preparada o improvisada, tuvieron que dar inicio a clases en línea, para muchos una solución rápida a una crisis en evolución y que representa grandes desafíos.
“En los países rurales que ya tenían desafíos en garantizar el acceso continuo de sus estudiantes a buenos sistemas de educación será un desafío mayor. Los y las docentes en una región tienen una formación dispar y estamos hablando a nivel de la entrega de contenidos”, indica Delaney a VOA.
La Unesco indica que el cierre de escuelas, incluso cuando es temporal, conlleva altos costos sociales y económicos, y su impacto es particularmente grave para los niños y niñas desfavorecidos y sus familias.