El promedio diario de casos y hospitalizaciones por COVID-19 continúa en descenso en Estados Unidos, un indicador de que la presencia de la variante ómicron está debilitándose a lo largo y ancho del país.
El sábado se reportaron apenas poco más de 100.000 casos confirmados, un marcado descenso respecto a los 800.850 de hace cinco semanas el 16 de enero, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins.
En Nueva York, el número de casos se redujo en más de un 50% en las últimas dos semanas.
“Creo que lo que está influyendo en el declive, es que ómicron empieza a quedarse sin gente a la que infectar”, comentó el doctor Thomas Russo, profesor y director de enfermedades infecciosas en la Facultad Jacobs de Medicina y Ciencias Biomédicas de la Universidad de Buffalo.
Las hospitalizaciones por COVID-19 bajaron de una media nacional de siete días de 146.534 el 20 de enero a 80.185 para la semana que terminó el 13 de febrero, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus iniciales en inglés).
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Los expertos en salud pública expresan esperanza en que se avecinen más descensos y que el país está pasando de una pandemia a una “endemia”, la cual es más consistente y predecible. Sin embargo, muchos han expresado su preocupación por el hecho de la vacunación en el país sigue por debajo de las expectativas, preocupaciones que exacerban por el retiro de las restricciones de COVID-19.
El doctor William Schaffner, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Vanderbilt, dijo el domingo que el descenso del número de casos y hospitalizaciones es alentador. Coincidió en que probablemente tenga mucho que ver con la inmunidad colectiva.
“La moneda del ómicron tiene dos caras”, comentó. “La mala es que puede contagiar a mucha gente y enfermarla levemente. Lo bueno es que puede contagiar a mucha gente y enfermarla levemente, porque al hacerlo, ha creado mucha inmunidad natural”.
Sin embargo, Schaffner dijo que es demasiado pronto para “declarar una misión cumplida”. Como experto en salud pública, dijo que se sentirá más cómodo si el descenso se mantiene durante uno o dos meses más.
“Si algo me preocupa, es que se retiren las intervenciones, las restricciones, con un poco más de entusiasmo y velocidad de lo que me gustaría”, dijo. “Mi pequeño adagio es que es mejor usar la mascarilla durante un mes de más, que quitársela un mes antes y que de repente haya otra oleada”.
Las autoridades de muchos estados están reduciendo las restricciones, diciendo que están dejando de tratar la pandemia de coronavirus como una crisis de salud pública para enfocarse en una política de prevención.
Durante una conferencia de prensa el viernes, el gobernador de Utah, Spencer Cox, anunció que el estado pasaría a lo que denominó un modelo de “estado estable” a partir de abril, en el que Utah cerrará los centros de pruebas masivas, informará de los recuentos de casos de COVID-19 con menos frecuencia y aconsejará a los residentes que tomen decisiones personales para controlar el riesgo de contraer el virus.
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