Los agricultores a lo largo y ancho de EE.UU. están dando fe del refrán que dice a buen tiempo buena cara, en momentos en que los precios de los productos agrícolas están subiendo empujados por el crecimiento de la demanda mundial.
El granjero Monty Whipple, de Illinois, es uno de los beneficiados y aunque este año se retrasó en la siembra de maíz debido a la lluvia y las heladas, se siente confiado. “Los precios de todos los productos agrícolas están altos, excepcionalmente el del algodón”, señala.
Whipple, para quien la actividad agrícola es una tradición familiar, opina que la economía global ha provocado un cambio en el oficio. “Ya no se trata de la economía de EE.UU. o de la demanda nacional, sino de la demanda mundial”, dice.
Se trata según sus propias palabras de que “comprando productos chinos, hechos en Vietnam, India o Corea estamos haciendo que la clase media de esos país tenga más poder adquisitivo”. Y esa es la clave, dice, de que la demanda de lo que él produce haya crecido.
Matthew Pierce, un experto en precios de materias primas, precisa que “en los últimos tres años el consumo mundial ha sobrepasado lo que se produce”, y a su juicio sólo tres países están en condiciones de satisfacer esa demanda de manera consistente: EE.UU., Brasil y Argentina.
Según Pierce, la demanda de maíz, trigo y soya estadounidenses se mantendrá alta. “Los agricultores en EE.UU. deben ver este año como uno de los mejores que tendrán en toda su vida”, dice.
"Los fundamentos son fuertes, tenemos una increíble demanda, y superficie cultivable para que los incentivos de los granjeros se mantengan en alza”, agrega.
Con todo, la gran interrogante que todo agricultor encara siempre es el clima, que puede llegar a decidir si en el otoño la cosecha será abundante o no.