Obama y Rommey dedicaron el fin de semana para preparar el segundo debate en Nueva York en el que los ciudadanos serán los que cuestionen a los candidatos.
Mañana en la Universidad de Hempstead, Nueva York, será el segundo de tres debates entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos Barak Obama y Mitt Rommey.
Rommey llega fortalecido al cara a cara, luego de salir victorioso en el primer encuentro en la Universidad de Denver.
Tanto Obama como sus asesores se sintieron “decepcionados” luego del debate. A juicio de la campaña, al presidente le faltó poner resistencia, ser agresivo y vehemente.
Barak Obama viajó desde el sábado a Williamsburg (Virginia) para una jornada de tres días dedicado exclusivamente a la preparación del debate, que su campaña ve como decisivo. El mandatario se mantendrá aislado hasta el martes preparando su estrategia.
Entre tanto, el candidato republicano regresó a su casa en Massachussets tras la campaña en el estado Ohio y se concentró en el debate con los asesores.
El segundo cara a cara será moderado por la periodista Candy Crowley, periodista de la cadena CNN y presentadora del programa State of the Union.
Según las revelaciones de las campañas, Obama será más agresivo y Rommey mantendrá su estrategia para presionar a su contrincante demócrata, que viene en alerta por las tendencias de las últimas encuestas.
A Obama le han recomendado que hable con firmeza para exponer sus argumentos y que mire directamente a la cámara. Adicionalmente, se prevé que el tema de la reforma migratoria y de los más de 10 millones de indocumentados será abordado por el impacto que tiene el voto latino en las elecciones.
Los analistas consideran que el primer encuentro en Denver sí cambió la orientación de la campaña, por lo que los dos debates restantes serán de máxima atención estratégica en las dos campañas.
El debate del martes cambia de formato ya que los ciudadanos harán las preguntas a los candidatos que tendrán dos minutos para responder y un minuto adicional para el cara a cara.
Durante el fin de semana el presidente Obama habló del rescate durante su gobierno de la crisis a la industria automotriz. “Quiero ver más automóviles importados de Detroit, Toledo y Chicago circulando por las carreteras de países como Corea del Sur”, exclamó Obama.
Rommey, por su parte, acusó al presidente Obama de no enfrentar a China después de que el Departamento del Tesoro estadounidense aplazó la divulgación de un informe políticamente sensible sobre políticas monetarias de grandes socios comerciales del país.
El último debate presidencial está previsto para el lunes 22 de octubre en la Universidad de Lynn, en Boca Ratón, Florida, y será moderado por el periodista Bob Schieffer, corresponsal jefe en Washington de la cadena CBS.
Rommey llega fortalecido al cara a cara, luego de salir victorioso en el primer encuentro en la Universidad de Denver.
Tanto Obama como sus asesores se sintieron “decepcionados” luego del debate. A juicio de la campaña, al presidente le faltó poner resistencia, ser agresivo y vehemente.
Barak Obama viajó desde el sábado a Williamsburg (Virginia) para una jornada de tres días dedicado exclusivamente a la preparación del debate, que su campaña ve como decisivo. El mandatario se mantendrá aislado hasta el martes preparando su estrategia.
Entre tanto, el candidato republicano regresó a su casa en Massachussets tras la campaña en el estado Ohio y se concentró en el debate con los asesores.
El segundo cara a cara será moderado por la periodista Candy Crowley, periodista de la cadena CNN y presentadora del programa State of the Union.
Según las revelaciones de las campañas, Obama será más agresivo y Rommey mantendrá su estrategia para presionar a su contrincante demócrata, que viene en alerta por las tendencias de las últimas encuestas.
A Obama le han recomendado que hable con firmeza para exponer sus argumentos y que mire directamente a la cámara. Adicionalmente, se prevé que el tema de la reforma migratoria y de los más de 10 millones de indocumentados será abordado por el impacto que tiene el voto latino en las elecciones.
Los analistas consideran que el primer encuentro en Denver sí cambió la orientación de la campaña, por lo que los dos debates restantes serán de máxima atención estratégica en las dos campañas.
El debate del martes cambia de formato ya que los ciudadanos harán las preguntas a los candidatos que tendrán dos minutos para responder y un minuto adicional para el cara a cara.
Durante el fin de semana el presidente Obama habló del rescate durante su gobierno de la crisis a la industria automotriz. “Quiero ver más automóviles importados de Detroit, Toledo y Chicago circulando por las carreteras de países como Corea del Sur”, exclamó Obama.
Rommey, por su parte, acusó al presidente Obama de no enfrentar a China después de que el Departamento del Tesoro estadounidense aplazó la divulgación de un informe políticamente sensible sobre políticas monetarias de grandes socios comerciales del país.
El último debate presidencial está previsto para el lunes 22 de octubre en la Universidad de Lynn, en Boca Ratón, Florida, y será moderado por el periodista Bob Schieffer, corresponsal jefe en Washington de la cadena CBS.