Estadounidenses 'inundan' Congreso

Las caras de los líderes del Senado, Harry Reid (demócrata) y Mitch McConnell (republicano) lo dicen todo.

La falta de consenso entre demócratas y republicanos tiene en cuenta regresiva al país, que corre el riesgo de declararse insolvente.

Los líderes del Congreso seguían sin encontrar terreno común este martes apenas horas después de que el presidente Barack Obama los instó de nuevo a llegar a un acuerdo para impedir que EE.UU. se declare en incumplimiento del pago de su deuda y pidió a los estadounidenses reclamar que los representantes tomen acciones, recibiendo una abrumadora respuesta.

Desde hace semanas, demócratas y republicanos negocian infructuosamente un acuerdo para fijar un nuevo tope a la deuda del país antes de la fecha límite del 2 de agosto, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, volvió a recalcar que no hacerlo a tiempo sería desastroso para la economía y la reputación de EE.UU.

La Casa Blanca reiteró este martes que en caso de ser aprobada por el Congreso, Obama vetaría la propuesta republicana dada a conocer por el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, de elevar el tope de la deuda en dos fases, en lugar de hacerlo ahora de una vez hasta después de las elecciones de 2012.

En un recurso casi extremo, Obama apeló el lunes en la noche a los estadounidenses durante un discurso televisado desde la Casa Blanca para que presionen al Congreso a llegar a un acuerdo y les pidió que si en verdad deseaban una reducción equilibrada del déficit se comunicaran directamente con sus representantes en el Capitolio para hacérselos saber.

Como resultado, las páginas en Internet de muchos congresistas colapsaron al verse saturadas por la respuesta de los estadounidenses al llamado del presidente, y otras siguieron operando sin interrupciones pero con marcada lentitud. Con los teléfonos de los legisladores sucedió lo mismo.

En Florida, la oficina del senador demócrata por el estado Bill Nelson informó que el legislador recibió infinidad de llamadas, y un comunicado difundido por su personal indicó que “mucha gente quiere que el Congreso actúe”, y precisó que el senador está a favor de esa postura.

Los grandes bancos no han dejado de prepararse para la posibilidad de que EE.UU. se declare insolvente y pierda su alta calificación crediticia, lo que a juicio de los expertos además de lesionar la economía y afectar a los estadounidenses podría costarle al país $100 mil millones de dólares sólo por concepto de pago de más altos intereses.

Una encuesta de Reuters-Ipsos reveló que los estadounidenses están abrumadoramente preocupados por la crisis de la deuda y una mayoría de ellos apoyan un tipo de compromiso como el propuesto por el presidente Obama para poner punto final a la controversia.

Según el sondeo, el 56 por ciento de los encuestados dijo que los legisladores y el presidente deben ponerse de acuerdo en una fórmula que combine aumentos de impuestos y recortes a los programas del gobierno, algo que ya propuso Obama y es rechazado por los republicanos.