Hacía tres décadas que el ánimo de los estadounidenses sobre su bienestar no estaba tan desplomado. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Michigan asegura que la confianza de los ciudadanos respecto a su situación financiera personal y a cómo evoluciona la economía de EE.UU. está por el piso.
Desde mayo de 1980 no ocurría nada similar, y según la institución, datos tentativos correspondientes a este mes reflejan que el índice de esa confianza elaborado a partir de encuestas se derrumbó a 54,9 puntos, cuando en julio había registrado 63,7 puntos (tras haberse caído otros 8 puntos). Los analistas calculaban que en agosto rondaría los 63, de modo que las expectativas de aliento en los hogares estadounidenses parecen andar de mal en peor.
Las razones se han ido acumulando desde que reventó la crisis económica en pleno 2008, pero los tres factores que a juicio del estudio estarían gravitando más hoy son la falta de trabajo, el interminable y agónico debate en el Congreso para elevar el techo de la deuda nacional, que sólo se zanjó a último minuto, y la rebaja de la calificación de la deuda hecha por la agencia Standard & Poors.
Como si fuera poco, encima de la incertidumbre que mantiene atenazadas las perspectivas económicas, con un desempleo todavía alto (9,1 por ciento) y el sector inmobiliario en muletas, quizás lo más dramático es que una buena parte de la población confiesa sentirse defraudada por quienes estarían llamados a impulsar la recuperación del país y alejarlo del atolladero al que lo arrastró la crisis.
Según una encuesta publicada esta semana por el diario The Washington Post, las tres cuartas partes de los estadounidenses no tienen confianza en la capacidad de sus políticos para conjurar la negativa situación económica por la que atraviesa el país, y consideran que las medidas aplicadas hasta ahora son “inestables e ineficaces”.
Significativamente, de acuerdo con el sondeo, sólo la cuarta parte de los entrevistados dijo creer que el gobierno federal está en condiciones de resolver los problemas económicos que los aquejan, en tanto que los resultados recopilados por la encuesta muestran que la confianza de los ciudadanos en el gobierno descendió 21 puntos en los últimos nueve meses.
Como datos significativos, la mayor parte de los encuestados dijo oponerse al compromiso alcanzado por demócratas y republicanos para fijar el nuevo techo de la deuda del país, y la mitad de ellos indicó estar de acuerdo con la decisión sin precedentes de Standard & Poors de reducir la calificación de crédito de EE.UU. de AAA, la máxima posible, a una inferior, AA+.
A juzgar por los resultados del sondeo, las culpas se las llevan a partes muy similares los dos partidos políticos, puesto que el 30 por ciento responsabilizó de la situación a los demócratas y al gobierno del presidente Barack Obama; otro 30 por ciento señaló a los republicanos, mientras que el 32 por ciento culpó lo mismo a unos que a otros.
De acuerdo con el estudio del Post, la seguridad de la población en que Obama está adoptando las decisiones acertadas para echar andar la economía ha retrocedido 10 puntos desde enero último, y ahora es de 33 por ciento. Pero los republicanos también están pagando las consecuencias del descontento en los hogares del país, porque en igual periodo la confianza en ellos se redujo de 35 por ciento a sólo 18.