El presidente Barack Obama instó a una entrega sin inconvenientes del control de las fuerzas armadas del país al próximo comandante en jefe Donald Trump.
En su última reunión con líderes militares del país, el miércoles, Obama pidió asegurarse que "durante este período de transición haya una entrega perfecta de la batuta, que haya continuidad”.
Agregó que era crucial confirmar “que estamos haciendo todo lo posible para garantizar que el próximo presidente se beneficiará del mismo tipo de asesoría extraordinaria y servicio que los que están en esta mesa me han brindado”.
Las declaraciones del presidente en la reunión con los Jefes del Estado Mayor Conjunto y los comandantes de los batallones de combate, tienen lugar en medio de preocupaciones en círculos militares y diplomáticos por la manera como Trump podría manejar los retos de seguridad nacional.
En los últimos días, el presidente electo ha disputado las evaluaciones de la comunidad de inteligencia sobre los hackeos rusos, ha insistido -sin dar explicación- que Corea del Norte no desarrollará un arma nuclear que pueda llegar a Estados Unidos y ha cuestionado la validez de las Naciones Unidas.
Obama mencionó una serie de conflictos que Trump heredará al asumir el cargo el 20 de enero, incluida la lucha contra el grupo Estado Islámico en Siria y en la ciudad iraquí de Mosul, el mayor bastión de EI en Iraq y la última ciudad importante que el Estado Islámico todavía tiene bajo su control. También mencionó que el conflicto en Afganistán, “aún está activo”.
Al elogiar a las fuerzas armadas, Obama pareció llamar la atención hacia tradiciones que los demócratas temen más que Trump no mantenga. El presidente electo ha nominado al general retirado de la Infantería de Marina James Mattis para Secretario de Defensa, pese a la prohibición de que los recién retirados miembros de los cuerpos militares dirijan el Pentágono, que es tradicionalmente liderado por civiles.
Durante su campaña, Trump también instó a usar la proscrita técnica de ahogamiento y otros métodos de tortura en las interrogaciones de prisioneros.
Obama dijo que es optimista sobre el futuro del país porque los militares defienden “los valores del imperio de la ley, al igual que el profesionalismo y la integridad, reconocen nuestra estructura constitucional y mantienen estricta adherencia y respeto para la autoridad civil y las prácticas democráticas al determinar cómo usamos la increíble fuerza del ejército estadounidense”.
El presidente fue homenajeado en una ceremonia de despedida en la Base Conjunta Myer-Henderson, cerca de la Casa Blanca.
En un discurso a un grupo de efectivos, hombres y mujeres, de diversas ramas de las fuerzas armadas, Obama elogió su servicio y sacrificio, diciendo que “no hay mayor privilegio ni mayor honor” que ser comandante en jefe.
“Cuando reflexiono en los retos que hemos enfrentado juntos y lo que están por venir, creo que una de las más grandes tareas de nuestras fuerzas armadas es retener la alta confianza que el pueblo estadounidense con toda razón tiene puesta en ustedes”, señaló el mandatario.
“Nunca debemos dudar de actuar cuando se necesario para defender a nuestra nación, pero tampoco debemos nunca ir a la guerra sin pensar, porque enviarlos al peligro debería ser nuestro última no nuestra primera opción”, dijo Obama.
Antes de ese discurso, el secretario de Defensa Ash Carter entregó al presidente la Medalla al Servicio Público Distinguido como muestra de aprecio por su servicio como Comandante en jefe.