Fabio Lobo, el hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo, fue sentenciado el martes en una corte federal de Manhattan, Nueva York, a 24 años de prisión por narcotráfico.
La jueza federal Lorna Schofield le recriminó que usara sus conexiones y alta clase social para facilitar "un fuerte apoyo del gobierno a una gran organización de tráfico de droga". Le acusó de abusar de su posición.
Fabio se declaró culpable el año pasado de asociación delictiva para traficar cocaína a Estados Unidos y lleva casi tres años preso.
Un exlíder de "Los Cachiros", Devis Leonel Rivera Maradiaga, testificó en marzo que pidió apoyo logístico a Lobo varias veces para sus operaciones de narcotráfico y que pagó miles de dólares al expresidente Lobo a cambio de asistencia para llevarlas a cabo.
El exmandatario siempre ha negado esas acusaciones.
Lobo rompió en llanto el martes mientras leía un escrito a la juez Schofield en el que pidió perdón al pueblo de Estados Unidos, al de Honduras y a su familia.
"Fui vulnerable a pesar del consejo de mi padre, sin necesidad de hacerlo, ya que he tenido todo en mi vida", dijo Lobo. "No medí las consecuencias del daño que todo esto ha causado a mí y a mi familia".
Según los fiscales, el cartel avisó entre cinco y ocho veces a Lobo de la llegada de drogas para que ofreciera protección en caso de que las autoridades interceptaran los cargamentos. Porfirio Lobo fue presidente de Honduras entre 2010 y enero de 2014.
La fiscalía pidió el martes cadena perpetua para Lobo, alegando que el caso puede servir como ejemplo en países latinoamericanos donde el sistema político es corrupto y tiene lazos con el narcotráfico.
"Es un grave problema que este caso precisamente muestra', señaló el fiscal Emil Bove.
Schofield dijo que pensó su sentencia muy seriamente y que sopesó el hecho de que Lobo es joven (46 años) y tiene tres hijas, además del hecho de que no se hizo millonario apoyando las operaciones de tráfico de drogas, sino que más bien ganó poco dinero. Sin embargo, la jueza dijo que quiso sentar un ejemplo para otros en Honduras y otros países que actúen como Lobo.
El caso destapó un escándalo político en Honduras que confirmó sospechas sobre cómo la corrupción en altas esferas del gobierno contribuyó a que el país se transformase a principios de esta década en un violento epicentro del tráfico de droga.
Rivera Maradiaga testificó que pagó al menos 500.000 dólares al expresidente Porfirio "Pepe" Lobo a cambio de protección para llevar a cabo operaciones de tráfico de drogas. El exmandatario, dijo Rivera, le prometió que no le extraditaría.
"El presidente cumplió su promesa de que no se nos tocaría mientras él fuese presidente", dijo Rivera. "Y de hecho puso a su hijo como interlocutor para protegernos, para ayudar a los Cachiros".
El exnarcotraficante, quien admitió con gélida calma haber causado la muerte de 78 personas, explicó que su familia se encuentra en Estados Unidos por miedo a que el exmandatario, policías u otros políticos hondureños asesinen a sus parientes debido a su cooperación con las autoridades estadounidenses.
El martes la juez Schofield impuso además una multa de 50.000 dólares y cinco años de libertad condicional. También le dedicó unas palabras a la esposa de Lobo, Cinthia de Lobo, quien se levantó del banquillo en el que se sentaba para escucharla y quien también lloró mientras lo hacía.
"El señor Lobo necesitará su amor y apoyo en los próximos años", le dijo Schofield.
Manuel Retureta, abogado de Lobo, dijo que apelará la sentencia. Durante la audiencia le pidió a la jueza que solicitara el traslado de Lobo a una cárcel de la Florida para que así fuera más fácil para sus parientes visitarle.
Por otro lado, Brian Bieber, abogado del exmandatario Lobo, dijo a los periodistas tras la sentencia que su cliente no está ni ha estado involucrado en ninguna operación de drogas de "Los Cachiros'.
'Fabio se declaró culpable y la juez anunció la sentencia que creía apropiada", dijo Bieber. 'Su padre no tuvo nada que ver con este caso. Es difícil para nosotros tener una opinión".
Con información de AP