En los tranquilos rincones de Springfield, Ohio, fuera de la vista de políticos, periodistas, policías y cámaras de seguridad recién instaladas, los inmigrantes haitianos y latinos que viven aquí intentan retomar la normalidad en medio de la tormenta política y están resistiendo como pueden.
Algunos no lo logran, asegura Jacob Payen, líder de la comunidad haitiana:
“No les está yendo bien, porque, a estas alturas, muchos haitianos se han ido de Springfield, se han ido de la ciudad. No han sabido cómo manejar esta presión. Las amenazas se han hecho por teléfono, por Internet, en persona. En su mayoría, no han sabido cómo lidiar con ellas.”
Entre amenazas falsas de bomba que continúan cada día y familias que no envían a sus niños a las escuelas por miedo, la gente no sale de sus casas. Arturo Juárez dice que hace días que no recibe clientes en su taller mecánico.
“Está como un fantasma este pueblo, ha quedado muy solo últimamente, no veo los haitianos, personas, caminando”.
Sus residentes quieren subrayar que Springfield siempre ha sido una ciudad muy unida que ha dado la bienvenida a todos, como afirma Willy Castañedo, dueño de un quiosco de tacos:
“No hay ninguna discriminación, todos son iguales”.
Armando Núñez, dueño del restaurante Chidos Tacos, dice estar sorprendido con el impacto que ha tenido la historia falsa de que los migrantes haitianos se comen las mascotas de sus vecinos. Springfield, dice, no es así.
“Lo que está pasando quiere dividir la gente, a lo mejor, no sé, pero es lo que se siente. Yo, como persona, no quiero ser parte de esto. Es mejor entender de dónde viene la gente para que todo sea algo positivo para la ciudad, y no algo negativo”.
Otros aseguran que nada ha cambiado durante las últimas semanas, como Ismael Saucedo, dueño del supermercado Condesa 4:
“La gente sigue consumiendo, la gente sigue viniendo, la gente sigue trabajando en su rutina. Todo normal”.
Los hispanos, y los residentes en general, han visto la llegada de los haitianos en los últimos años de manera positiva, porque la ciudad estaba lentamente muriendo y estos migrantes han permitido reactivar la economía.
Toda la polémica, alimentada por una pequeña parte de la población, dicen los residentes, pasará pronto, pero dejará cicatrices.
Se señala que los funcionarios de Springfield le dijeron a la campaña de Trump que los rumores sobre el consumo de mascotas no eran ciertos, pero de todos modos los difundieron. Esto cuando el republicano dijo que visitará la próxima semana la ciudad, a pesar de que el alcalde lo invitó a no venir. Alcalde que activó este jueves medidas de emergencia temporales para reaccionar más rápidamente contra posibles amenazas y disturbios.