El presidente Donald Trump está abierto a discutir una revisión de la política estadounidense de los dispositivos que se adicionan a armas semi-automáticas para convertirlas en armas automáticas como los que usó el francotirador de Las Vegas en el ataque a un concierto de música country el domingo pasado, dice la secretaria de Prensa de la Casa Blanca.
Sarah Huckabee Sanders, hizo la afirmación a reporteros el jueves. "Nos gustaría ver un claro entendimiento de los hechos", dijo.
Tras la masacre en Las Vegas, un creciente número de legisladores republicanos y demócratas ha llamado a revisar la regulación que permite la venta legal de los bump-stocks.
Los bump-stocks, dispositivos, cuyo uso fue aprobado en 2010, permitieron al asesino disparar más rápidamente a la multitud, pese a que las armas que había adquirido por medios legales eran rifles semi-automáticos.
La venta de fusiles, inclusive los de alto poder, es permitida en Estados Unidos, aunque las armas automáticas fueron prohibidas en 1980. El uso de los bump-stocks permitió burlar esa prohibición.
Republicanos divididos sobre el debate
En el Capitolio, el líder republicano de la Cámara de Representantes también sugirió que está dispuesto a considerar una posible prohibición de los bump-stocks. En una entrevista con MSNBC, Paul Ryan dijo el jueves que "está claro que es algo que necesitamos revisar".
El miércoles legisladores de ambos partidos comentaron sobre el tema. Llamó especialmente la atención las declaraciones de líderes republicanos como John Cornyn, de Texas, el número dos del Senado, quien es un cazador y aficionado de los deportes al aire libre, quien dijo que no entiende el uso de los bump-stocks y quiere que se haga una audiencia sobre el tema.
Cabe anotar que los republicanos en general se oponen a las regulaciones de armas en general, por lo que sus comentarios llaman la atención, aunque están lejos de indicar que podrían llevar a nueva legislación.
El mejor ejemplo es el legislador Steve Scalise, representante de Luisiana, que fue herido gravemente este año con un rifle semi-automático durante una práctica de béisbol con colegas y asistentes legislativos para un juego de beneficencia.
Scalice, que pidió a la gente que donara sangre luego de la matanza en Las Vegas, dijo que la tragedia solo "fortaleció" su apoyo a los derechos de la Segunda Enmienda de la Constitución que garantizan el porte de armas.
"Cuando hay una tragedia como esta, lo primero que deberíamos pensar es rezar por la gente herida y hacer lo que sea posible para ayudarlos, ayudar a la policía. No deberíamos pensar primero en promover nuestra agenda política", dijo el legislador en una entrevista en Fox News, el martes.
Scalice regresó hace pocos días al Congreso y todavía camina con muletas tras múltiples cirugías. Su atacante, James T. Hodgkinson, quien fue abatido por agentes de seguridad del legislador el día del tiroteo, era un seguidor del excandidato a la nominación presidencial demócrata, senador Bernie Sanders.
Otro republicano que rechazó el control de armas luego de la masacre en Las Vegas fue el representante por Nueva York, Chris Collins, quien dijo que era "despreciable" que los demócratas aprovechen este momento para pedir un mayor control de armas.
"Los demócratas van a seguir politizando todas las tragedias que ocurran. Creo que es despreciable de su parte", señaló. "Mis pensamientos y oraciones están con las víctimas allí. Este no es el momento para automáticamente abrir el cajón del escritorio y sacar las propuestas de control de armas", dijo.
Demócratas proponen prohibir bump-stocks
Los demócratas por su parte multiplicaron la presión luego de la masacre en Las Vegas para que el Congreso debata sobre algún tipo de control al acceso a las armas de fuego empezando por prohibir la venta de los bump-stocks.
La senadora por California Dianne Feinstein, quien patrocina la medida junto con más de 2 docenas de sus colegas demócratas, anunció el miércoles que propondrá una ley para prohibir los dispositivos, que originalmente estaban dirigidos a ayudar a las personas con movilidad limitada a disparar un arma semi-automática.
Feinstein propuso un proyecto de ley similar en 2012, luego de un tiroteo en una escuela de Connecticut, para prohibir las existencias de bump-stocks y accesorios similares, pero la propuesta fue derrotada en el Senado.
El martes, el senador demócrata por Connecticut, Chris Murphy, llamó cobardes a sus colegas republicanos por ofrecer "pensamientos y oraciones" en respuesta a la matanza en Las Vegas, en lugar de exhortar a un mayor control de armas.
" A mis colegas: Su cobardía para actuar no puede ser disimulada con pensamientos y oraciones", escribió Murphy. "Nada de esto terminará a menos que hagamos algo para detenerlo", agregó.
Otras medidas que los demócratas buscan es ampliar las revisiones de antecedentes para los compradores de armas y mayor control a las transferencias personales de armas de fuego.
"Si ISIS hubiera matado a 59 personas, todos los republicanos y el presidente de los EE.UU. estaría diciendo que necesitamos tomar acción ahora mismo", dijo el legislador Steny Hoyer de Maryland, jefe de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.
Asociación Nacional de Rifle
Este jueves la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), que tiene una enorme influencia sobre los legisladores estadounidenses, rechazó la respuesta inicial de quienes piden un mayor control de armas,.
En un comunicado a la ATF, la agencia que controla las ventas de alcohol, tabaco, armas de fuego y explosivos, dijo que la entidad debería revisar inmediatamente si los bump-stocks cumplen con la ley federal.
La NRA dice que los dispositivos que usó el criminal de Las Vegas deberían "estar sujetos a regulaciones adicionales".
Sobre el pedido de un mayor control de armas, los líderes de la NRA, Wayne LaPierre y Chris Cox, escriben que "prohibir las armas a los estadounidenses que respetan la ley, basado en los actos criminales de un demente no hará nada para evitar futuros ataques".
Al menos 59 personas murieron y más de 480 quedaron heridas en el ataque al Harvest Festival frente al hotel y casino Mandalay Bay en Las Vegas, Nevada.