El comandante de las fuerzas de EE.UU. e Internacionales en Afganistán dijo que el ejército afgano solicitó el ataque aéreo contra militantes del talibán en un hospital de Kunduz el sábado, donde murieron 22 trabajadores médicos y pacientes.
El general del ejército, John Campbell dijo a periodistas el lunes en el Pentágono que estaba corrigiendo una declaración anterior sobre el incidente del sábado, acerca de que el bombardeo aéreo estadounidense iba dirigido a defender a fuerzas estadounidenses bajo ataque.
Campbell dijo que investigadores de Estados Unidos han determinado que "fuerzas afganas informaron que estaban siendo atacadas desde posiciones enemigad y solicitaron apoyo aéreo de las fuerzas estadounidenses".
"Un ataque aéreo fue lanzado para eliminar la amenaza del talibán y varios civiles fueron accidentalmente alcanzados", indicó el comandante Campbell, quien agregó que la investigación continúa y habrá un informe preliminar en los próximos días.
Tras las declaraciones de Campbel, Médicos Sin Fronteras dijo que "La realidad es que EE.UU. lanzó esas bombas. EE.UU. atacó un enorme hospital lleno de pacientes heridos y personal de MSF. No puede haber justificación para este horrible ataque".
Médicos Sin Fronteras informó el domingo que ha retirado sus médicos y trabajadores del hospital atacado y pidió una investigación independiente del incidente.
El secretario de Defensa de EE.UU., Ash Carter, prometió el lunes una investigación "profunda y transparente" del ataque.
En declaraciones a reporteros durante un viaje a España, Carter advirtió que la situación en Kunduz es "confusa y complicada" y prometió "tener todos los hechos". También dijo que ha ordenado a las fuerzas estadounidenses proveer toda la ayuda médica necesaria en el área.
El Comité Internacional de la Cruz Roja en Afganistán condenó enérgicamente el ataque diciendo que desde su perspectiva, "atacar cualquier instalación médica o personal que trabaja en el cuidado de la salud es inaceptable no importan las circunstancias"
El Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y el jefe de derechos humanos de la ONU, Zeid Ra'ad al-Hussein, calificaron el ataque de "inexcusable". Zeid dijo que "planificadores militares internacionales y afganos tienen la obligación de respetar y proteger a los civiles en todo momento, y las instalaciones y personal médico son objeto de protección especial".
El jefe de derechos humanos de la ONU agregó que "si se establece en una corte que fue intencional, un ataque aéreo a un hospital podría ser considerado un crimen de guerra".
En un comunicado a la Voz de América, el vocero del Talibán, Zabihullah Mujahid, negó la presencia de sus combatientes en el hospital al momento del ataque.