La administración del presidente Joe Biden, que ha buscado aislar diplomáticamente a Moscú en el escenario mundial, está apoyando las iniciativas para restablecer la cooperación técnica con Rusia en una de las regiones geográficas más duras del mundo: el Ártico.
Tras la invasión rusa de Ucrania, Estados Unidos ha cabildeado con éxito para expulsar a Moscú de varios foros internacionales, incluido el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la agencia de aviación internacional. El año pasado, el presidente Biden llegó a pedir que Rusia fuera expulsada del Grupo de las 20 principales economías, o G20, una propuesta que fracasó debido a la falta de apoyo.
Pero la región polar es el único lugar donde Washington no está intentando bloquear a Rusia por completo. Específicamente en el Consejo Ártico, un foro para los ocho estados del Ártico, incluidos EEUU y Rusia, para abordar desafíos comunes como el cambio climático, las rutas de navegación y los derechos de los pueblos indígenas.
“La administración cree que el Consejo Ártico debe continuar sirviendo como el principal foro para la cooperación entre los estados del Ártico, incluso en materia de sostenibilidad, protección del medio ambiente, abordaje de los impactos del cambio climático, la investigación científica y otros temas de importancia para los países miembros”, dijo un alto funcionario de la administración que, para discutir temas de seguridad, habló con la Voz de América bajo condición de anonimato.
También lea Día de la Tierra: una jornada para tomar conciencia de los efectos negativos del cambio climáticoSin un final a la vista para la guerra en Ucrania, la administración ahora está trabajando con otros miembros del consejo (Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) para restablecer algunos de los lazos con Moscú que estaban completamente suspendidos desde poco después de la invasión de Rusia.
Cuando los programas se detuvieron el año pasado, Rusia siguió presidiendo el Consejo hasta que entregó el relevo a Noruega en mayo de 2023. Morten Høglund, presidente del consejo de altos funcionarios del Ártico, dijo que su objetivo es comenzar a trabajar a nivel técnico.
“La presidencia noruega del Consejo Ártico está en proceso de consultar con todos los Estados del Ártico y los Participantes Indígenas Permanentes para desarrollar pautas a fin de lograr la reanudación del trabajo a nivel de Grupo de Trabajo con todos los miembros, incluida la Federación Rusa”, dijo Høglund a la VOA.
La aceptación de Rusia
Rusia ha indicado que quiere permanecer en el consejo. Durante una conferencia de prensa posterior al traspaso de la presidencia, Nikolay Korchunov, funcionario del Ártico de Rusia, dijo que Moscú quiere "seguridad integral en la región" y que "no está absolutamente interesado en aumentar la tensión en el Ártico".
“Todo se puede resolver mediante el diálogo, lo que fortalecería la confianza”, dijo Korchunov.
La confianza es una tarea difícil para el consejo basado en el consenso. Con Finlandia uniéndose a la OTAN en abril y muy pronto Suecia, los intereses de seguridad rusos son diametralmente opuestos a los de los aliados transatlánticos que ahora se hacen llamar los Siete del Ártico.
Sin embargo, en medio de desafíos cada vez mayores, como el rápido derretimiento de los casquetes polares, la pérdida de biodiversidad y el aumento de las necesidades de respuesta ante desastres, no hay más remedio que buscar espacio para colaborar.
La tarea ahora es encontrar las brechas en el congelamiento diplomático actual e identificar áreas donde la cooperación científica y otras formas de diálogo no gubernamental son posibles, y prepararse para un período posterior al conflicto, dijo Pavel Devyatkin, asociado principal en el Instituto del Ártico.
“La cooperación práctica puede generar confianza, especialmente entre rivales”, explicó el experto a la VOA. “Aunque la ciencia a nivel gubernamental puede estar restringida, la cooperación a nivel individual aún es manejable, pero tiene muchos obstáculos, como restricciones de visa y consulados cerrados”.
Justificación de la cooperación
La razón principal es el gran tamaño de Rusia. Con una superficie terrestre de 17.098 millones de kilómetros cuadrados, constituye el 45 % del Ártico geográfico, y su litoral representa el 53 % del litoral del Océano Ártico.
Con el cambio climático haciendo que el hielo retroceda, el transporte marítimo internacional utiliza cada vez más la Ruta del Mar del Norte (NSR, por sus siglas en inglés) que sigue la costa de Rusia desde el Mar de Barents hasta el Estrecho de Bering. Los barcos que navegan por la NSR necesitan el permiso de Moscú y una escolta de la flota de rompehielos de Rusia, la más grande del mundo.
Desarrollar la Ruta del Mar del Norte siempre fue un objetivo ruso. Y en este momento, no tienen ningún socio para hacer eso, excepto China”Stephanie Pezard, politóloga de RAND Corporation
Sin embargo, “la pérdida más grave sería la pérdida de datos rusos”, dijo Patrick James, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad del Sur de California. Sin la participación de Moscú, dijo a la VOA, la investigación climatológica sufrirá.
Esto incluye la investigación para el Programa de Evaluación y Monitoreo del Ártico del consejo, que ha demostrado ser fundamental para la política global. Estudios del Programa de Seguimiento y Evaluación del Ártico (AMAP, por sus siglas en inglés), que muestran la acumulación de sustancias químicas tóxicas en la sangre de especies polares fundamentales para la dieta de los pueblos indígenas, ayudaron a dar forma al Convenio de Estocolmo de 2001 sobre contaminantes orgánicos persistentes.
Lazos entre China y Rusia
Las continuas sanciones occidentales han empujado a Moscú a depender cada vez más de Beijing como fuente de financiamiento para proyectos energéticos, como la Terminal GNL de Yamal (un proyecto de licuado y transporte de gas natural), y planes de infraestructura para desarrollar la región del Ártico.
“Desarrollar la Ruta del Mar del Norte siempre fue un objetivo ruso”, dijo Stephanie Pezard, politóloga de alto rango que se enfoca en la Seguridad del Ártico en RAND Corporation. “Y en este momento, no tienen ningún socio para hacer eso, excepto China”.
Para Beijing, invertir en puertos marítimos rusos ayudará con el acceso a la Ruta del Mar del Norte, dijo a la VOA. China no tiene costa en el Ártico, pero se llama a sí misma una “potencia cercana al Ártico”.
Sin embargo, el grado de asociación polar estratégica ruso-china es ambiguo, dijo Devyatkin, del Instituto Ártico.
“A pesar de la exageración en torno a la Ruta de la Seda Polar, no ha habido envíos de la Compañía Naviera China en el Extranjero, o COSCO, a lo largo de la Ruta del Mar del Norte desde febrero de 2022”, dijo. “También es poco probable que Rusia permita que una presencia militar china permanente en el Ártico compita con su propio complejo defensivo en la región”.
También lea La ONU estima que la capa de ozono podría recuperarse en menos de 50 añosDesde el punto de vista de Beijing, hay un límite en la alineación que debe buscar con Moscú, ya que trata de promocionarse como una parte interesada responsable que merece una voz en los asuntos del Ártico, dijo Matthew Funaiole, investigador principal del Proyecto de Energía de China en el Centro de Asuntos Estratégicos y Estudios Internacionales.
Y aunque la región polar está emergiendo como un espacio con muchas tensiones estructurales, Funaiole dijo que es demasiado pronto para concluir que se ha convertido en otro frente para la rivalidad entre Estados Unidos y China, cuyo escenario principal sigue siendo el Indo-Pacífico.
“El Ártico no va a suplantar eso en ningún momento en el futuro cercano”, concluyó.