Los conservadores republicanos en la Cámara de Representantes rechazan el proyecto de ley del Senado, pero al mismo tiempo reconocen que se podría llegar a un consenso que les “preocupa”.
Mientras el Senado estadounidense parece acercarse a un acuerdo en el tema migratorio, en la Cámara de Representantes los únicos dos temas que son seguros son el rechazo a la reforma y las dudas sobre el liderazgo republicano.
En la jornada de ayer, miembros del Tea Party reunidos frente al Capitolio, dejaron en claro su oposición a la propuesta que se discute en el Senado, la cual tildan de “amnistía”; criticaron a su colega del Senado, Marco Rubio, a quien llamaron “rino” (que por sus siglas en inglés significa republicano solo de nombre); y advirtieron al presidente de la Cámara y jefe de la bancada republicana, John Boehner, que si somete a votación la reforma, su liderazgo quedaría en entredicho y podría ser sustituido.
Por el momento, Boehner ha tratado de complacerlos. Esta semana declaró que no someterá a votación la propuesta de reforma si no tiene el apoyo de la mayoría de la bancada.
Ayer también tomó distancia de una reunión con la bancada hispana del Congreso (CHC, por sus siglas en inglés) que antes había considerada como crucial en el esfuerzo por aprobar la reforma.
Para remarcar los vientos que soplan en la Cámara, su Comisión Judicial aprobó el miércoles dos proyectos de ley considerados “antiinmigrantes”: uno que criminaliza a los indocumentados bajo el cargo de felonía menor (SAFE Act), y otro que se equipara con el programa bracero, porque crea un grupo de trabajadores temporales del campo sin protecciones laborales.
Del otro lado del “muro fronterizo”, las posiciones republicanas son vistas con filosofía.
El senador Rubio reaccionó a las críticas del Tea Party pidiendo paciencia y confianza en el estudio concienzudo que ha dedicado personalmente al tema.
Durante una entrevista en Fox News, el miércoles por la noche, Rubio concedió que no espera que su posición sobre este tema le genere “desfiles” entre los conservadores, pero les advirtió que “si no lidiamos con el problema de la inmigración y particularmente con el de la seguridad fronteriza… vamos a dejar montado un desastre, una amnistía de facto”.
De igual manera, el congresista demócrata Rubén Hinojosa, consideró que la reunión entre Boehner y el CHC, fue “constructiva” y que en la misma se habían reiterado los principios de una ley de inmigración con camino a la ciudadanía “estricta, pero segura”.
Por su parte, la directora del Centro Nacional de Leyes de Inmigración en Washington, María Elena Hincapié, consultada por la Voz de América, dijo que las fricciones dentro del partido republicano, especialmente en la Cámara de Representantes donde son mayoría, “eran de esperarse” y más bien los republicanos “tardaron en sacar a la luz” sus posiciones.
Para ella el problema en el Tea Party es uno de obsolescencia. “Siguen atrasados y estancados en el clima antiinmigrante de hace cinco años. Ellos no quieren reconocer el cambio que se está dando”, añadió.
En la jornada de ayer, miembros del Tea Party reunidos frente al Capitolio, dejaron en claro su oposición a la propuesta que se discute en el Senado, la cual tildan de “amnistía”; criticaron a su colega del Senado, Marco Rubio, a quien llamaron “rino” (que por sus siglas en inglés significa republicano solo de nombre); y advirtieron al presidente de la Cámara y jefe de la bancada republicana, John Boehner, que si somete a votación la reforma, su liderazgo quedaría en entredicho y podría ser sustituido.
Por el momento, Boehner ha tratado de complacerlos. Esta semana declaró que no someterá a votación la propuesta de reforma si no tiene el apoyo de la mayoría de la bancada.
Ayer también tomó distancia de una reunión con la bancada hispana del Congreso (CHC, por sus siglas en inglés) que antes había considerada como crucial en el esfuerzo por aprobar la reforma.
Para remarcar los vientos que soplan en la Cámara, su Comisión Judicial aprobó el miércoles dos proyectos de ley considerados “antiinmigrantes”: uno que criminaliza a los indocumentados bajo el cargo de felonía menor (SAFE Act), y otro que se equipara con el programa bracero, porque crea un grupo de trabajadores temporales del campo sin protecciones laborales.
Del otro lado del “muro fronterizo”, las posiciones republicanas son vistas con filosofía.
El senador Rubio reaccionó a las críticas del Tea Party pidiendo paciencia y confianza en el estudio concienzudo que ha dedicado personalmente al tema.
Durante una entrevista en Fox News, el miércoles por la noche, Rubio concedió que no espera que su posición sobre este tema le genere “desfiles” entre los conservadores, pero les advirtió que “si no lidiamos con el problema de la inmigración y particularmente con el de la seguridad fronteriza… vamos a dejar montado un desastre, una amnistía de facto”.
De igual manera, el congresista demócrata Rubén Hinojosa, consideró que la reunión entre Boehner y el CHC, fue “constructiva” y que en la misma se habían reiterado los principios de una ley de inmigración con camino a la ciudadanía “estricta, pero segura”.
Por su parte, la directora del Centro Nacional de Leyes de Inmigración en Washington, María Elena Hincapié, consultada por la Voz de América, dijo que las fricciones dentro del partido republicano, especialmente en la Cámara de Representantes donde son mayoría, “eran de esperarse” y más bien los republicanos “tardaron en sacar a la luz” sus posiciones.
Para ella el problema en el Tea Party es uno de obsolescencia. “Siguen atrasados y estancados en el clima antiinmigrante de hace cinco años. Ellos no quieren reconocer el cambio que se está dando”, añadió.