La creciente diversidad de Atlanta podría definir el control del Senado de EE.UU.

Estadounidenses regresan a sus autos tras votar de forma temprana para la elección de segunda vuelta del Senado el 17 de diciembre de 2020.

Georgia fue durante mucho tiempo un bastión republicano. Pero la inmigración y la creciente diversidad étnica ha ayudado a que los demócratas ganen terreno en este estado sureño. La alta participación en las elecciones de noviembre otorgó la victoria al presidente electo Joe Biden. Ahora está en juego el control del Senado.

El condado Gwinnett está ubicado a solo 16 kilómetros al noreste de Atlanta y es uno de los suburbios más populosos de la más grande ciudad de Georgia. En noviembre, el demócrata Joe Biden ganó el 58 por ciento del voto en el condado, ayudando a impulsar su estrecho margen para una victoria en el estado de Georgia.

Hace treinta años sin embargo, el condado Gwinnett era principalmente rural y predominantemente republicano, en un estado que había sido dominado por los republicanos durante años.

“Atlanta era principalmente afroestadounidense y votaba demócrata, pero en esos tiempos, los suburbios alrededor de Atlanta eran como el resto de Georgia, mucha gente blanca votando casi exclusivamente por republicanos”, dijo a la Voz de América, Nick Masino, presidente de la Cámara de Comercio de Gwinett. “Pero ya no es nada así”.

Apenas dos meses después de que Biden se convirtió en apenas el segundo demócrata desde 1980 en ganar Georgia, el estado sigue captando la atención política mientras los votantes regresan a las urnas el 5 de enero para decidir dos contiendas de segunda vuelta que determinarán qué partido político controlará el Senado estadounidense. La habilidad de Biden para promover su agenda legislativa está en juego en ese estado.

En esta foto del 13 de noviembre, el candidato al senado David Perdue, habla durante un acto de campaña en Cumming, Georgia.

Los dos senadores republicanos del estado, David Purdue y Kelly Loeffler, están tratando de defenderse de los bien financiados retos de los demócratas Jon Ossoff y el reverendo Raphael Warnock, respectivamente, en una elección en la que ya se han gastado 500 millones de dólares. Si los demócratas logran ganar ambos escaños, el Senado quedará dividido 50-50 entre republicanos y demócratas, pero la vicepresidente Kamala Harris rompería el empate a favor de los demócratas. Si cualquiera, Perdue o Loeffler, o ambos ganan, los republicanos mantendrán el control del Senado.

Pero mientras hay una inusual atención sobre el estado, incluyendo actos de campaña con el presidente Donald Trump, el presidente electo Joe Biden y una gama de celebridades, hay mucho sobre Georgia y su electorado que muchos no ven a simple vista.

La senadora Kelly Loeffler, republicana de Georgia, habla durante un evento relacionado a su reelección a inicios de marzo.

“Sabemos que hay gente de todo el mundo observándonos en este momento”, dijo Masino, “pero no creo que la gente entienda lo que está ocurriendo aquí. Hemos crecido tan rápido en las últimas décadas, esta no es la Georgia que la gente cree conocer. Nos hemos vuelto tan diversos, no hay muchos lugares en el mundo como este, y eso podría tener un gran impacto en esta elección”.

Un giro político

A solo kilómetros al oeste de Gwinnett está el condado Cobb, otro de los suburbios de Atlanta. Su población en 2019 era de 760.000 personas, más del doble de la población en 1990, y como el resto de los alrededores de Atlanta, ha pasado por una transformación que habría sido inimaginable hace 15 años.

“Cuando me mudé al condado Cobb en 2007, esto era considerado un bastión de republicanismo conservador”, dijo a la VOA, Andrew Pieper, un profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal Kennesaw. “Era el corazón del Partido Republicano en el estado”.

El retador demócrata para el Senado, el reverendo Raphael Warnock, hace campaña el 21 de diciembre en Columbus, Georgia.

El giro político puede apreciarse al observar cómo los suburbios de Atlanta votaron en las elecciones presidenciales durante las últimas dos décadas. En 2004, el titular republicano George Bush derrotó al aspirante demócrata John Kerry por más de 32 puntos porcentuales en el condado Gwinnett. Ocho años más tarde, el presidente demócrata Barack Obama limitó la ventaja de su rival republicano a un poco más del nueve por ciento.

En 2016, la demócrata Hillary Clinton le ganó a Trump por casi seis puntos porcentuales en Gwinnett, aunque Georgia ganó el estado por cinco puntos. Este noviembre, Biden derrotó a Trump por un impresionante margen de 18 puntos porcentuales en el condado, y ganó Georgia por menos de 12.000 votos. Antes de eso, Bill Clinton fue el último demócrata en ganar el estado en una contienda presidencial, en 1992.

La historia es similar en el condado Cobb y en los suburbios de alrededor de Atlanta. ¿Pero qué ha ocasionado el giro?.

La respuesta puede encontrarse al examinar la cambiante demografía del área.

Revolución demográfica

Georgia hoy se parece muy poco al estado que mantuvo una red de leyes racialmente discriminatorias durante un siglo después de la Guerra Civil estadounidense. Pero sus residentes saben que las reputaciones perduran en el tiempo.

Jon Ossoff, candidato demócrata del sexto distrito congresional de Georgia, habló a sus partidarios durante una celebración la noche del martes, 18 de abril de 2017 en Dunwoody, Georgia, EE.UU.<br> <br>

“La gente cree que somos un montón de racistas, pero simplemente no es cierto”, dijo Masino. “Nosotros en el Atlanta metropolitano vivimos a diario entre personas de color. Vamos a la Iglesia juntos, vamos a la escuela juntos y vamos al trabajo juntos. Las cosas son distintas a cómo eran antes y creo que la mayoría de nosotros valora esa diversidad”.

Según Masino y otros, el cambio se aceleró mientras Atlanta se preparaba para ser anfitriona de los Juegos Olímpicos de 1996. Georgia trabajó fuerte para atraer a empresas internacionales y ese esfuerzo dio frutos al haber ahora en el estado más de 3.000 empresas con presencia mundial.

“Familias de inmigrantes empezaron a notar que personas de sus países se estaban mudando a los suburbios de Atlanta”, explicó Masino. “Y que ahí eran bienvenidos, que había empleos disponibles, y que los sistemas escolares eran buenos. Así que más y más personas empezaron a venir”.

El área metropolitana de Atlanta cuenta hoy con unos 51.000 inmigrantes coreanos, así como unas 44.000 personas de Vietnam. Inmigrantes de India y Pakistán suman unos 31.000, mientras unos 13.500 residentes de Atlanta llegaron desde China.

“El área de Atlanta se piensa es simplemente en blanco y negro, y eso pudo haber sido cierto hace 30 años, pero ya no”, dijo Masino. “Tenemos la cuarta más grande población de residentes con ascendencia coreana en Norteamérica”.

El condado Gwinnett, que en 1990 era 90 por ciento blanco, hoy es solo 30 por ciento blanco, según la Cámara de Comercio de Gwinnett, con la mayoría del condado compuesta de minorías: 32 por ciento afroestadounidenses, 26% hispanos y 12% asiáticos. Uno de cada cuatro residentes del condado nació fuera de Estados Unidos.

Y la diversidad está aumentando en el área metropolitana. Aún en lugares como el condado Paulding, que en 2018 era 75 por ciento blanco, ha visto reducirse esa cifra desde el inicio de siglo cuando el condado era 91 por ciento blanco.

Para muchos nuevos residentes en el área, esa diversidad es uno de los más grandes atractivos de la región. Eso es cierto en el caso de Liz Mace Neider, que se mudó a Atlanta hace cuatro años. Su esposo trabaja para una compañía francesa basada en Alemania. Cuando decidieron mudarse a Estados Unidos, llegaron a Alpharetta, a una media hora de Atlanta, porque su compañía abrió una oficina en la creciente ciudad.

“Cuando llegamos aquí, inmediatamente me llamó la atención cuán diverso era”, dijo Liz, quien es parte coreana aunque nació en Estados Unidos. “Teníamos un vecino blanco que tenía 20 años de vivir ahí. Otro vecino era de Honduras, otro era de Colombia y el dueño de la casa en que vivíamos era de Hong Kong. A veces es difícil encontrar personas que hayan nacido en Atlanta”.

Una elección

Con solo una semana para las elecciones, personas en todo el país y el mundo esperan ver si la nueva diversidad de Georgia se traducirá en votos en una elección que ayudará a determinar la trayectoria política de Estados Unidos.

“No todos los grupos étnicos votan en bloque, pero en general, la diversidad tiende a favorecer a los demócratas”, dijo Masino. “Estos suburbios multiculturales le ayudaron a Biden a ganar, pero no está claro si saldrán a votar en grandes números en una elección de segunda vuelta para el Senado”.

Sin el presidente Trump en la boleta o una presidencia en juego, Pieper concuerda que los resultados de la elección de noviembre no será necesariamente un reflejo de los totales de votación para la contienda del Senado de la próxima semana.

“Me costaría apostar contra los republicanos hasta que los demócratas demuestren que pueden sacar a su base a votar en una elección de segunda vuelta”, afirmó. “La expresión de que un estrecho margen no cuenta nunca ha sido tan cierta que cuando se aplica a una elección donde el ganador se lleva todo”.

Con las encuestas tan cerradas, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que la contienda será determinada por el partido que logre motivar a suficiente de sus bases para acudir a las urnas.

Dontaye Carter es el director de Comunicaciones de los Demócratas en el condado Fulton, en las afueras de Atlanta. La semana pasada hablaba con votantes en un centro de distribución gratuito de alimentos y juguetes, tratando de emocionar a los demócratas sobre la elección. Carter es afroestadounidense y se mudó al área tras vivir en Orlando hace ocho años. Dice estar esperanzado que los votantes salgan a votar en los mismos números que ayudaron a darle la victoria a Biden en noviembre.

“Los votantes aquí ayudaron a quitar a un presidente y a varios fiscales estatales, e influyeron sobre varias otras contiendas”, dijo Carter. “Creo que la gente en estos vecindarios está empezando a darse cuenta cuánto ellos importan y, cuando la usan, cuánto importan sus voces, también”.