El presidente Barack Obama se reunió con el alto mando de las fuerzas armadas y el secretario de Defensa para discutir crecientes escándalos sexuales entre militares de EE.UU.
Crecientes escándalos por abusos sexuales en las fuerzas armadas tienen preocupados a los altos mandos militares de EE.UU. quienes junto al secretario de Defensa, Chuck Hagel, fueron convocados a una reunión este jueves por el presidente Barack Obama.
El jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, calificó de “crisis” la situación tras regresar de una reunión de la OTAN en Bruselas y dijo que “las mujeres que prestan servicio como militares están perdiendo confianza en que podemos solucionar este problema”.
En breves declaraciones tras la reunión en la Casa Blanca, Obama dijo que los delitos sexuales entre militares “son peligrosos para nuestra seguridad nacional” y no son algo secundario.
Según el presidente, los miembros del alto mando le confesaron sentirse avergonzados por algunos de los incidentes que han ocurrido y prometieron trabajar con el Congreso para hacerle frente al asunto.
Una nueva ley anunciada por un grupo de al menos 16 legisladores demócratas y republicanos dirigida a mejorar la aplicación de la justicia militar reformaría el actual sistema separándolo de la cadena de mando que rige en las fuerzas armadas.
Eso significaría que fiscales militares entrenados serían los que decidirían, en lugar de los altos oficiales al mando, si un caso de agresión sexual debe o no ser llevado a juicio. Los comandantes tampoco podrían desestimar una declaración de culpabilidad o reducir el grado de gravedad de un abuso.
Según un informe anual sobre agresiones sexuales difundido la semana pasada por el Pentágono, las quejas por contactos sexuales no consentidos entre militares aumentaron 37 por ciento entre 2011 y 2012, de 19 mil a 26 mil.
Un día antes de que fuese dado a conocer el reporte, un oficial de la Fuerza Aérea miembro de la oficina encargada de prevenir asaltos sexuales fue acusado de haber manoseado borracho a una mujer en un estacionamiento no lejos del Pentágono.
El jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, calificó de “crisis” la situación tras regresar de una reunión de la OTAN en Bruselas y dijo que “las mujeres que prestan servicio como militares están perdiendo confianza en que podemos solucionar este problema”.
En breves declaraciones tras la reunión en la Casa Blanca, Obama dijo que los delitos sexuales entre militares “son peligrosos para nuestra seguridad nacional” y no son algo secundario.
Según el presidente, los miembros del alto mando le confesaron sentirse avergonzados por algunos de los incidentes que han ocurrido y prometieron trabajar con el Congreso para hacerle frente al asunto.
Una nueva ley anunciada por un grupo de al menos 16 legisladores demócratas y republicanos dirigida a mejorar la aplicación de la justicia militar reformaría el actual sistema separándolo de la cadena de mando que rige en las fuerzas armadas.
Eso significaría que fiscales militares entrenados serían los que decidirían, en lugar de los altos oficiales al mando, si un caso de agresión sexual debe o no ser llevado a juicio. Los comandantes tampoco podrían desestimar una declaración de culpabilidad o reducir el grado de gravedad de un abuso.
Según un informe anual sobre agresiones sexuales difundido la semana pasada por el Pentágono, las quejas por contactos sexuales no consentidos entre militares aumentaron 37 por ciento entre 2011 y 2012, de 19 mil a 26 mil.
Un día antes de que fuese dado a conocer el reporte, un oficial de la Fuerza Aérea miembro de la oficina encargada de prevenir asaltos sexuales fue acusado de haber manoseado borracho a una mujer en un estacionamiento no lejos del Pentágono.