En diálogo con la Voz de América el ministro consejero de la embajada estadounidense en Kabul pone de relieve los avances logrados por los afganos en la última década.
Hay la idea de que EE.UU. y la comunidad internacional van a abandonar Afganistán a partir del 2014, pero eso no es así, “nosotros tenemos un compromiso a largo plazo”, dijo el ministro consejero de la embajada estadounidense en Kabul, Hugo Lloréns.
En entrevista con la Voz de América, el diplomático, que antes fue embajador en Honduras, dijo que EE.UU.no va a repetir el error que cometió hace 20 años cuando abandonó Afganistán, una decisión que calificó de “catastrófica”.
LLoréns resaltó el acuerdo de seguridad que actualmente negocian ambos gobiernos que según se espera será concluido el año próximo y que decidirá incluso la futura cooperación de la OTAN con los afganos y de otros países como Australia, que integran la alianza internacional.
Se refirió además a la conferencia efectuada en julio pasado en Tokio, donde la comunidad internacional se comprometió a proporcionar $16 mil millones de dólares en asistencia a Afganistán durante una década a partir de 2014.
Esa ayuda económica será brindada bajo el compromiso de que el gobierno afgano combatirá de manera más fuerte la corrupción y reforzará la gobernabilidad y la lucha contra el narcotráfico, dijo.
El también ex asesor del Consejo Nacional de Seguridad para asuntos relacionados con Colombia, Venezuela , Bolivia, Ecuador, y Perú, indicó que al igual que sucede con muchos de los países en vías de desarrollo, la falta de institucionalidad en Afganistán es grave, más que en naciones de Latinoamérica.
Sin embargo, destacó que a pesar de lo inmensamente pobre que son los afganos y del serio problema que tienen con la corrupción, los avances obtenidos en la última década son relevantes.
En 2001 de una población de 25 o 30 millones de habitantes sólo había 800 mil personas estudiando en las escuelas y (entre ellas) no había mujeres--dijo. Hoy en día, el país tiene 8 millones de personas en las aulas.
En el año 2000 –agregó-- había 1.500 teléfonos celulares en todo el país. En la actualidad hay 18 millones. Y mientras entonces sólo 6 por ciento de la población tenía cobertura de salud, ahora esa proporción es del 60 por ciento.
Lloréns también subrayó que en la época en que gobernaban los talibanes las mujeres no podían tener negocios. Y ahora EE.UU. ha dado “850 mil préstamos a microempresas que son propiedad de mujeres”, señaló.
Entre los más graves problemas que afronta el país, el diplomático citó el narcotráfico. Al ser el mayor productor de amapola del mundo, el tráfico de opio y de heroína es fuerte y debilita las instituciones, sumado a un problema de adicción lo que preocupa porque la sociedad afgana es joven, dijo.
Según Llorens, EE.UU, ha establecido programas con el gobierno afgano para luchar contra el narcotráfico y en lo que toca a la reducción del consumo. Es una cadena igual que en América Latina, dijo, en la que hay que combatir la producción y el tráfico pero también la demanda de los consumidores.
En entrevista con la Voz de América, el diplomático, que antes fue embajador en Honduras, dijo que EE.UU.no va a repetir el error que cometió hace 20 años cuando abandonó Afganistán, una decisión que calificó de “catastrófica”.
LLoréns resaltó el acuerdo de seguridad que actualmente negocian ambos gobiernos que según se espera será concluido el año próximo y que decidirá incluso la futura cooperación de la OTAN con los afganos y de otros países como Australia, que integran la alianza internacional.
Se refirió además a la conferencia efectuada en julio pasado en Tokio, donde la comunidad internacional se comprometió a proporcionar $16 mil millones de dólares en asistencia a Afganistán durante una década a partir de 2014.
Esa ayuda económica será brindada bajo el compromiso de que el gobierno afgano combatirá de manera más fuerte la corrupción y reforzará la gobernabilidad y la lucha contra el narcotráfico, dijo.
El también ex asesor del Consejo Nacional de Seguridad para asuntos relacionados con Colombia, Venezuela , Bolivia, Ecuador, y Perú, indicó que al igual que sucede con muchos de los países en vías de desarrollo, la falta de institucionalidad en Afganistán es grave, más que en naciones de Latinoamérica.
Sin embargo, destacó que a pesar de lo inmensamente pobre que son los afganos y del serio problema que tienen con la corrupción, los avances obtenidos en la última década son relevantes.
En 2001 de una población de 25 o 30 millones de habitantes sólo había 800 mil personas estudiando en las escuelas y (entre ellas) no había mujeres--dijo. Hoy en día, el país tiene 8 millones de personas en las aulas.
En el año 2000 –agregó-- había 1.500 teléfonos celulares en todo el país. En la actualidad hay 18 millones. Y mientras entonces sólo 6 por ciento de la población tenía cobertura de salud, ahora esa proporción es del 60 por ciento.
Lloréns también subrayó que en la época en que gobernaban los talibanes las mujeres no podían tener negocios. Y ahora EE.UU. ha dado “850 mil préstamos a microempresas que son propiedad de mujeres”, señaló.
Entre los más graves problemas que afronta el país, el diplomático citó el narcotráfico. Al ser el mayor productor de amapola del mundo, el tráfico de opio y de heroína es fuerte y debilita las instituciones, sumado a un problema de adicción lo que preocupa porque la sociedad afgana es joven, dijo.
Según Llorens, EE.UU, ha establecido programas con el gobierno afgano para luchar contra el narcotráfico y en lo que toca a la reducción del consumo. Es una cadena igual que en América Latina, dijo, en la que hay que combatir la producción y el tráfico pero también la demanda de los consumidores.