Quienes se oponen al nuevo proyecto de legislación agraria alegan que podría ocasionarle problemas a Washington con la Organización Mundial de Comercio.
El Senado de Estados Unidos redujo un programa de subsidios agrícolas en $5 mil millones de dólares anuales pero añadió otros fondos a una ley que según críticos podrían terminar haciendo más daño a los campesinos de otros países.
El proyecto de legislación ascendente a $955 mil millones de dólares fue aprobado por mayoría bipartidista, y según la presidenta del Comité Agrícola del Senado, Debbie Stabenow, se trata de una reforma que echó abajo un subsidio que de acuerdo con el criterio de algunos se hizo políticamente impopular.
La nueva legislación ayudará a los granjeros a hacer frente a los riesgos del mal tiempo y a los contratiempos del mercado, ofrecerá seguro a agricultores anteriormente no cubiertos para incrementar sus cosechas, y los protegerá además si los precios caen por debajo de cierta cantidad.
Pero críticos del proyecto consideran que se excede porque las nuevas garantías que brinda podrían ocasionarle problemas a EE.UU. con la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Uno de ellos es Vince Smith, economista de la Universidad de Montana, quien recuerda que Brasil ya ganó un caso en la OMC contra EE.UU. relacionado con subsidios al algodón. A su juicio, el nuevo proyecto de legislación estadounidense podría reactivar esa disputa.
La legislación también destina $60 millones para compras de alimentos de emergencia más cerca de donde se declare una crisis, en lugar de enviarla desde EE.UU.
Quienes apoyan esta iniciativa alegan que es la forma de hacerlo más rápida y barata y que podría salvar más vidas, pero grupos agrícolas se oponen porque sostienen que los estadounidenses perderán empleos.
El proyecto de legislación ascendente a $955 mil millones de dólares fue aprobado por mayoría bipartidista, y según la presidenta del Comité Agrícola del Senado, Debbie Stabenow, se trata de una reforma que echó abajo un subsidio que de acuerdo con el criterio de algunos se hizo políticamente impopular.
La nueva legislación ayudará a los granjeros a hacer frente a los riesgos del mal tiempo y a los contratiempos del mercado, ofrecerá seguro a agricultores anteriormente no cubiertos para incrementar sus cosechas, y los protegerá además si los precios caen por debajo de cierta cantidad.
Pero críticos del proyecto consideran que se excede porque las nuevas garantías que brinda podrían ocasionarle problemas a EE.UU. con la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Uno de ellos es Vince Smith, economista de la Universidad de Montana, quien recuerda que Brasil ya ganó un caso en la OMC contra EE.UU. relacionado con subsidios al algodón. A su juicio, el nuevo proyecto de legislación estadounidense podría reactivar esa disputa.
La legislación también destina $60 millones para compras de alimentos de emergencia más cerca de donde se declare una crisis, en lugar de enviarla desde EE.UU.
Quienes apoyan esta iniciativa alegan que es la forma de hacerlo más rápida y barata y que podría salvar más vidas, pero grupos agrícolas se oponen porque sostienen que los estadounidenses perderán empleos.