EE.UU. dividido por el control de armas

Chris Harris, de 13 años, porta un rifle AR-15 en un mitin a favor de las armas de fuego frente al Capitolio de Salt Lake City, en Utah.

Mientras una coalición de alcaldes lanza una campaña para demandar que el Congreso restrinja las armas de fuego, pastores en Dakota del Norte quieren que sus fieles las porten en las iglesias.
Más de 900 alcaldes de EE.UU. han puesto en marcha una campaña nacional para movilizar a la opinión pública y al Congreso a favor de medidas que eleven el control sobre la venta y posesión de armas de fuego en el país.

A un costo de $12 millones de dólares la campaña de anuncios está siendo desplegada en estados cuyos legisladores pueden tener la mayor influencia en la votación prevista en el Senado sobre un proyecto de ley que busca prohibir la venta de armas de asalto.

La coalición de alcaldes, presidida por el de Nueva York, Michael Bloomberg, y el de Massachusetts, Thomas Merino, tiene las miras puestas en los senadores de 13 estados cruciales, entre ellos Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Iowa, New Hampshire, Nevada, Ohio, y Pennsylvania.

Cuando el Congreso reanude sus sesiones tras de un receso de dos semanas, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, dijo que se someterá a votación un proyecto de ley sobre los antecedentes y otro por separado que prohíbe las armas de asalto, el más torpedeado por legisladores republicanos y que tiene menos probabilidades de sobrevivir.

Mientras tanto, la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) mantiene su propia campaña a favor de las armas, apoyándose en el derecho que consagra la Constitución a portarlas y el criterio de sus cinco millones de miembros y decenas de millones de estadounidenses dueños de armas de fuego.

En señal de que el país sigue profundamente dividido en torno al tema, en Williston, Dakota del Norte, un grupo de pastores está abogando porque se permita llevar armas ocultas en las iglesias. Uno de ellos dijo que le preocupa que gente con intenciones diabólicas puedan atacar los templos porque saben que los fieles van desarmados.