Además de su ya probada efectividad con fines militares los aviones no tripulados serían muy útiles en la vida civil pero no existen normas para su utilización comercial.
A juzgar por la cantidad de aeronaves no tripuladas que se exhibieron en una reciente muestra internacional en Washington, los llamados “drones” llegaron para quedarse, pero su utilización más amplia en el sector comercial está entorpecida por la falta de regulaciones.
Los drones tienen muchas ventajas: son más baratos que los aviones pilotados, pueden ser enviados a misiones peligrosas sin poner en peligro a tripulantes, y tienen además potencial más allá del campo militar.
Pueden ayudar a encontrar a excursionistas perdidos en el bosque, a examinar las cosechas, lidiar con los animales silvestres, rociar los viñedos, distribuir medicinas, explorar en busca de petróleo, jnspeccionar las líneas del tendido eléctrico e incluso hacer repartos.
El mayor obstáculo para el empleo civil de aviones no tripulados en EE.UU. es la falta de regulaciones. El organismo encargado de hacerlo, la Agencia Federal de Aciación (FAA), permite solo la utilización restringida de drones en áreas de poco tráfico como Alaska.
Los operadores deben solicitar un certificado experimental de navegabilidad para poder volar uno, lo que excluye según la FAA el transporte de personas o propiedades a cambio de pago, pero “permite operaciones para investigación y desarrollo, demostraciones de vuelo y ventas y adiestramiento de tripulantes”.
Eso es lo que AeroVironment planea hacer con su popular drone llamado Puma, según dijo Davod Heidel, gerente de mercadeo de la compañía.
“Tal y como se anunció hace un par de semanas buscaremos obtener la clasificación de categoría restringida que la FAA otorga para que nos permita volar el Puma en la región ártica, y allí inspeccionar fugas de petróleo, examinar la vida silvestre y la costa”, señaló.
La exposición efectuada en el Centro de Convenciones de Washington estuvo repleta de aviones y helicópteros no tripulados, pero también de aparatos aéreos y submarinos autónomos y otros que funcionan por control remoto.
Los fabricantes pusieron de relieve que sus vehículos, diseñados para uso militar, pueden ser transformados para emplearse en la vida civil.
“Damos servicio ahora a los militares, a la patrulla fronteriza, los bomberos, la policía”, dijo Jason Rittenhour, ingeniero de Aplied Research Associates, quien destacó que hay un interés especial en los equipos SWAT, para que dispongan de vista aérea de lo que quieren.
Pero el proceso de autorizar un mayor uso comercial de los drones avanza de manera más lenta que la tecnología porque la FAA no ha desarrollado políticas a fin de proteger la privacidad de los estadounidenses.
El Congreso puede considerar un proyecto de ley para detener el proceso hasta que la FAA complete un informe sobre asuntos potenciales de privacidad relacionados con los drones.
Mientras tanto, los fabricantes seguirán dependiendo de las compras de los militares y de las agencias policiales.
Los drones tienen muchas ventajas: son más baratos que los aviones pilotados, pueden ser enviados a misiones peligrosas sin poner en peligro a tripulantes, y tienen además potencial más allá del campo militar.
Pueden ayudar a encontrar a excursionistas perdidos en el bosque, a examinar las cosechas, lidiar con los animales silvestres, rociar los viñedos, distribuir medicinas, explorar en busca de petróleo, jnspeccionar las líneas del tendido eléctrico e incluso hacer repartos.
El mayor obstáculo para el empleo civil de aviones no tripulados en EE.UU. es la falta de regulaciones. El organismo encargado de hacerlo, la Agencia Federal de Aciación (FAA), permite solo la utilización restringida de drones en áreas de poco tráfico como Alaska.
Los operadores deben solicitar un certificado experimental de navegabilidad para poder volar uno, lo que excluye según la FAA el transporte de personas o propiedades a cambio de pago, pero “permite operaciones para investigación y desarrollo, demostraciones de vuelo y ventas y adiestramiento de tripulantes”.
Eso es lo que AeroVironment planea hacer con su popular drone llamado Puma, según dijo Davod Heidel, gerente de mercadeo de la compañía.
“Tal y como se anunció hace un par de semanas buscaremos obtener la clasificación de categoría restringida que la FAA otorga para que nos permita volar el Puma en la región ártica, y allí inspeccionar fugas de petróleo, examinar la vida silvestre y la costa”, señaló.
La exposición efectuada en el Centro de Convenciones de Washington estuvo repleta de aviones y helicópteros no tripulados, pero también de aparatos aéreos y submarinos autónomos y otros que funcionan por control remoto.
Los fabricantes pusieron de relieve que sus vehículos, diseñados para uso militar, pueden ser transformados para emplearse en la vida civil.
“Damos servicio ahora a los militares, a la patrulla fronteriza, los bomberos, la policía”, dijo Jason Rittenhour, ingeniero de Aplied Research Associates, quien destacó que hay un interés especial en los equipos SWAT, para que dispongan de vista aérea de lo que quieren.
Pero el proceso de autorizar un mayor uso comercial de los drones avanza de manera más lenta que la tecnología porque la FAA no ha desarrollado políticas a fin de proteger la privacidad de los estadounidenses.
El Congreso puede considerar un proyecto de ley para detener el proceso hasta que la FAA complete un informe sobre asuntos potenciales de privacidad relacionados con los drones.
Mientras tanto, los fabricantes seguirán dependiendo de las compras de los militares y de las agencias policiales.