Científicos de la Universidad de Standford han encontrado la forma de generar energía mediante microbios a partir de las aguas residuales.
Investigadores de la Universidad de Stanford, en California, han ideado la forma de generar electricidad a partir de las aguas residuales y han bautizado la invención con el nombre de “batería microbiana”.
La esperanza es que algún día esta tecnología sea capaz de ser empleada en las plantas de tratamiento de aguas negras para producir energía.
Por ahora el prototipo es de aproximadamente el tamaño de una pila D y solo da la impresión de ser “un experimento químico con dos electrodos, uno positivo y otro negativo, sumergidos en una botella de aguas residuales”.
Los electrones provienen de ciertos microbios que evolucionaron en medios carentes de aire y desarrollaron la capacidad de reaccionar con óxidos minerales en vez de con oxígeno para transformar los nutrientes orgánicos en combustible biológico.
Durante años los científicos han tratado de obtener la energía producida por estos microorganismos pero hasta ahora había sido un desafío. Estas baterías tienen solo una eficiencia del 30 por ciento, más o menos la misma que las mejores celdas solares hoy en día en uso comercial.
Aunque las aguas negras nunca proporcionarán el mismo potencial de la energía solar, los investigadores de Stanford consideran que vale la pena porque al menos pueden compensar parte de la electricidad que se usa para tratarlas, que equivale a alrededor del 3 por ciento del volumen total que consumen las naciones desarrolladas.
Una de sus desventajas es que la batería utilizada es de óxido de plata y resulta caro utilizarlas a gran escala. Los investigadores están en la búsqueda de un material más práctico, pero encontrar un sustituto tomará tiempo.
La esperanza es que algún día esta tecnología sea capaz de ser empleada en las plantas de tratamiento de aguas negras para producir energía.
Por ahora el prototipo es de aproximadamente el tamaño de una pila D y solo da la impresión de ser “un experimento químico con dos electrodos, uno positivo y otro negativo, sumergidos en una botella de aguas residuales”.
Los electrones provienen de ciertos microbios que evolucionaron en medios carentes de aire y desarrollaron la capacidad de reaccionar con óxidos minerales en vez de con oxígeno para transformar los nutrientes orgánicos en combustible biológico.
Durante años los científicos han tratado de obtener la energía producida por estos microorganismos pero hasta ahora había sido un desafío. Estas baterías tienen solo una eficiencia del 30 por ciento, más o menos la misma que las mejores celdas solares hoy en día en uso comercial.
Aunque las aguas negras nunca proporcionarán el mismo potencial de la energía solar, los investigadores de Stanford consideran que vale la pena porque al menos pueden compensar parte de la electricidad que se usa para tratarlas, que equivale a alrededor del 3 por ciento del volumen total que consumen las naciones desarrolladas.
Una de sus desventajas es que la batería utilizada es de óxido de plata y resulta caro utilizarlas a gran escala. Los investigadores están en la búsqueda de un material más práctico, pero encontrar un sustituto tomará tiempo.