El secretario de Estado asiste a una reunión del G-8 en Londres y luego viaja a tres países de Asia para lidiar con la tensión creada por Pyongyang.
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, asiste este miércoles y mañana jueves a una reunión en Londres de ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los Ocho (G-8) e inmediatamente después viaja a tres países de Asia para lidiar con la tensión originada en la Península de Corea por el régimen de Pyongyang.
La visita de Kerry a la zona en tensión se da en medio de la probabilidad “considerablemente alta” de que este miércoles Corea del Norte haga una nueva prueba con un misil de alcance intermedio.
En Pyongyang, sin embargo, lo único que parecía en preparación eran las calles, embellecidas con árboles y flores para conmemorar la fecha de nacimiento de su fundador.
El Ministerio de Defensa surcoreano había dicho más temprano que los preparativos para lanzar un misil desde el país vecino–probablemente un Musudan, con un rango de 3.500 kilómetros, capaz de volar sobre Japón—habían concluido y que el lanzamiento podría ocurrir en cualquier momento.
Corea del Norte no ha anunciado planes de lanzar un misil, pero advirtió a diplomáticos extranjeros en Pyongyang que no se puede garantizar su seguridad a partir de hoy.
Refiriéndose a la agresiva postura adoptada por Corea del Norte, Kerry dijo que en lugar de proferir amenazas Pyongyang debería regresar a la mesa de negociaciones con otros países, “incluida su vecina China, que tiene un papel tan importante que jugar, y que siempre ha mantenido más estrechas relaciones con el Norte (de Corea) que con cualquier otro país”.
A tono con las declaraciones del secretario de Estado, un portavoz de la cancillería en Pekín declaró que China quiere en la Península “reconciliación y no tensión” y subrayó que el gobierno chino desea “diálogo y no confrontación” para mantener la paz y estabilidad en la zona y en el noreste de Asia.
El año pasado, los días en torno al centenario del nacimiento de Kim Il Sung, abuelo del actual gobernante, estuvieron marcados por desfiles de tanques, misiles y marchas de soldados, así como por el lanzamiento fallido de un cohete que supuestamente transportaba un satélite.
Una prueba subsecuente en diciembre resultó exitosa y a ella siguió la tercera prueba nuclear subterránea el 12 de febrero de este año, que desencadenó la crisis diplomática y militar que se ha vivido en las últimas semanas.
La visita de Kerry a la zona en tensión se da en medio de la probabilidad “considerablemente alta” de que este miércoles Corea del Norte haga una nueva prueba con un misil de alcance intermedio.
En Pyongyang, sin embargo, lo único que parecía en preparación eran las calles, embellecidas con árboles y flores para conmemorar la fecha de nacimiento de su fundador.
El Ministerio de Defensa surcoreano había dicho más temprano que los preparativos para lanzar un misil desde el país vecino–probablemente un Musudan, con un rango de 3.500 kilómetros, capaz de volar sobre Japón—habían concluido y que el lanzamiento podría ocurrir en cualquier momento.
Corea del Norte no ha anunciado planes de lanzar un misil, pero advirtió a diplomáticos extranjeros en Pyongyang que no se puede garantizar su seguridad a partir de hoy.
Refiriéndose a la agresiva postura adoptada por Corea del Norte, Kerry dijo que en lugar de proferir amenazas Pyongyang debería regresar a la mesa de negociaciones con otros países, “incluida su vecina China, que tiene un papel tan importante que jugar, y que siempre ha mantenido más estrechas relaciones con el Norte (de Corea) que con cualquier otro país”.
A tono con las declaraciones del secretario de Estado, un portavoz de la cancillería en Pekín declaró que China quiere en la Península “reconciliación y no tensión” y subrayó que el gobierno chino desea “diálogo y no confrontación” para mantener la paz y estabilidad en la zona y en el noreste de Asia.
El año pasado, los días en torno al centenario del nacimiento de Kim Il Sung, abuelo del actual gobernante, estuvieron marcados por desfiles de tanques, misiles y marchas de soldados, así como por el lanzamiento fallido de un cohete que supuestamente transportaba un satélite.
Una prueba subsecuente en diciembre resultó exitosa y a ella siguió la tercera prueba nuclear subterránea el 12 de febrero de este año, que desencadenó la crisis diplomática y militar que se ha vivido en las últimas semanas.