Gettysburg atrae a caza fantasmas

Fireworks explode over the Opera House and the Harbour Bridge during New Years Eve celebrations in Sydney, Australia, Jan. 1, 2015.

La zona que sirvió de escenario a la más sangrienta batalla de la guerra civil de EE.UU., en Pennsylvania, se ha convertido en sitio atractivo para quienes creen en apariciones de muertos.
Si los fantasmas existen, el sitio quizá más indicado en Estados Unidos para buscarlos es Gettysburg, en Pennsylvania, en cuyas colinas los ejércitos de la Unión y de la Confederación protagonizaron una histórica batalla con saldo de más de 50 mil muertos, heridos o desaparecidos.

El 19 de noviembre de cumplen 150 años del discurso pronunciado por el presidente Abraham Lincoln sobre la batalla de Gettysburg, decisiva en la guerra civil y la más sangrienta ocurrida en el país, lo que ha hecho que en las últimas décadas la zona se haya convertido en un imán para quienes creen en fantasmas.

Hace poco una noche un grupo de personas dotadas de equipos de “detección” de fantasmas, como cámaras que captan imágenes termales y medidores de frecuencias electromagnéticas, se aventuraron en el interior de una mansión que fue centro de recolección de cuerpos durante el combate.

Un guía del grupo echó mano a una especie de linterna de bolsillo que emite rayos láser de baja intensidad. “Esto es para capturar sombras. Si algo cruza frente a la luz uno ve la figura”, les dijo.

Un estudio hecho por la Universidad Baylor en Texas, estima que el 68 por ciento de los estadounidenses cree en fantasmas y otros tipos de manifestaciones paranormales. Y lo cierto es que las visitas que se realizan en Gettysburg y la parafernalia que las acompaña pueden impulsar la economía local que depende del turismo histórico.

Según la teóloga Pamela Cooper-White, el negocio de fenómenos paranormales también ofrece respuestas acerca del más allá que a juicio de algunos no les proporciona la religión tradicional. “La gente está en busca de un tipo de certeza y mientras más científica o tecnológica parezca, mejor”, señaló.

En una hacienda en las afueras de Gettysburg, la síquica Laine Crosby se enfrascó a campo traviesa en una conversación con fantasmas confederados. Según ella, las imágenes de los soldados se le presentaron de forma vívida e hicieron girar un péndulo que llevaba en la mano.

Crosby dejó constancia de las conversaciones mediante un antiguo modelo de grabadora, y cuando reprodujo la grabación tras sus preguntas solo se escuchó una estática ininteligible. “Lo hice solo para probar a todos que realmente había alguien allí”, y que no estoy loca, dijo.