Resultan infructuosos dos días de conversaciones entre representantes iraníes y de seis grandes potenciales mundiales para que Teherán frene el enriquecimiento de uranio.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, dijo que las negociaciones nucleares entre Irán y seis potencias occidentales concluyeron este sábado sin ningún acuerdo ni conversaciones futuras previstas.
Luego de un segundo día de conversaciones en Kazajistán, las dos partes dieron por terminada la nueva ronda de negociaciones según Ashton con posiciones “muy en desacuerdo” sobre cuestiones sustanciales.
Durante la reunión en la ciudad de Almaty, antigua capital kazaja, el grupo de grandes potencias integrado por EE.UU., Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania tenían la esperanza de llegar a un compromiso con Irán que disipara sus temores de que Teherán busca fabricar armas nucleares.
Con tal propósito propusieron a los iraníes levantar algunas de las sanciones internacionales que pesan sobre ellos si cerraban una instalación atómica acerca de la que hay grandes sospechas y frenaban la producción de uranio altamente enriquecido.
Las negociaciones se llevaron a cabo teniendo como telón de fondo la eventualidad de que Israel opte por bombardear instalaciones nucleares iraníes si los esfuerzos diplomáticos y las sanciones contra Teherán finalmente fracasan.
Antes del inicio de la ronda, el negociador iraní Said Jalili, declaró que las potencias mundiales debían reconocer el derecho de su país a enriquecer uranio. En repetidas resoluciones desde 2006 Naciones Unidas ha demandado que esas actividades sean suspendidas.
Luego de un segundo día de conversaciones en Kazajistán, las dos partes dieron por terminada la nueva ronda de negociaciones según Ashton con posiciones “muy en desacuerdo” sobre cuestiones sustanciales.
Durante la reunión en la ciudad de Almaty, antigua capital kazaja, el grupo de grandes potencias integrado por EE.UU., Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania tenían la esperanza de llegar a un compromiso con Irán que disipara sus temores de que Teherán busca fabricar armas nucleares.
Con tal propósito propusieron a los iraníes levantar algunas de las sanciones internacionales que pesan sobre ellos si cerraban una instalación atómica acerca de la que hay grandes sospechas y frenaban la producción de uranio altamente enriquecido.
Las negociaciones se llevaron a cabo teniendo como telón de fondo la eventualidad de que Israel opte por bombardear instalaciones nucleares iraníes si los esfuerzos diplomáticos y las sanciones contra Teherán finalmente fracasan.
Antes del inicio de la ronda, el negociador iraní Said Jalili, declaró que las potencias mundiales debían reconocer el derecho de su país a enriquecer uranio. En repetidas resoluciones desde 2006 Naciones Unidas ha demandado que esas actividades sean suspendidas.