El presidente viaja a Carolina del Norte en busca de apoyo a sus planes para reactivar la economía del país expuestos ante el Congreso en su discurso sobre el Estado de la Unión.
El presidente Barack Obama viajó a Carolina del Norte para reiterar su propuesta de elevar el salario mínimo de los estadounidenses porque es una contradicción que quienes trabajan ocho horas en el país más rico del mundo puedan tener ingresos inferiores a los que marca el límite de la pobreza.
Obama propuso la víspera en su discurso sobre el Estado de la Unión que se eleve el salario mínimo de $7,25 a $9 dólares la hora, y este miércoles visitó una fábrica en Ashville que el presidente puso de ejemplo de cómo EE.UU. puede empezar a atraer puestos de trabajo que han estado en el extranjero.
La firma Linamar Corp, basada en Canadá, fabricante de motores y transmisiones, abrió una vieja planta de la Volvo sacudida por la crisis en Ashville, y contrató a algunos de los empleados que habían perdido el trabajo.
Según la Casa Blanca, la industria da empleo a 160 trabajadores y tiene previsto contratar a 40 más para fines de año.
De acuerdo con el presidente, la fábrica se estableció allí tras sentirse atraída por subvenciones del estado y la disponibilidad de técnicos capacitados.
A su juicio la planta es buen ejemplo de su propósito de fortalecer otra vez en EE.UU. la industria manufacturera. “Creo en la manufactura. Eso es lo que ha hecho fuerte a nuestro país”, subrayó.
Obama indicó que los empleos que quiere crear en EE.UU. son para todos. “No son trabajos republicanos ni demócratas”, y dijo que aunque no hay soluciones “milagrosas” se trata de aplicar el sentido común por lo subrayó que necesita que el Congreso apruebe sus iniciativas.
Sus planes de dar impulso a la economía del país, afectada por la competencia de productos baratos en un mundo globalizado, se basa en destinar fondos para elevar la calificación laboral de los estadounidenses, eliminar las exenciones fiscales de que gozan las compañías que han transferido puestos de trabajo al extranjero y hacer de EE.UU. un mejor sitio para invertir.
Como parte de su gira, Obama pasará por Atlanta (Georgia) el jueves y el viernes viajará a Chicago (Illinois), con la intención de seguir buscando apoyo público a su agenda económica perfilada en su discurso del martes en Washington.
Obama propuso la víspera en su discurso sobre el Estado de la Unión que se eleve el salario mínimo de $7,25 a $9 dólares la hora, y este miércoles visitó una fábrica en Ashville que el presidente puso de ejemplo de cómo EE.UU. puede empezar a atraer puestos de trabajo que han estado en el extranjero.
La firma Linamar Corp, basada en Canadá, fabricante de motores y transmisiones, abrió una vieja planta de la Volvo sacudida por la crisis en Ashville, y contrató a algunos de los empleados que habían perdido el trabajo.
Según la Casa Blanca, la industria da empleo a 160 trabajadores y tiene previsto contratar a 40 más para fines de año.
De acuerdo con el presidente, la fábrica se estableció allí tras sentirse atraída por subvenciones del estado y la disponibilidad de técnicos capacitados.
A su juicio la planta es buen ejemplo de su propósito de fortalecer otra vez en EE.UU. la industria manufacturera. “Creo en la manufactura. Eso es lo que ha hecho fuerte a nuestro país”, subrayó.
Obama indicó que los empleos que quiere crear en EE.UU. son para todos. “No son trabajos republicanos ni demócratas”, y dijo que aunque no hay soluciones “milagrosas” se trata de aplicar el sentido común por lo subrayó que necesita que el Congreso apruebe sus iniciativas.
Sus planes de dar impulso a la economía del país, afectada por la competencia de productos baratos en un mundo globalizado, se basa en destinar fondos para elevar la calificación laboral de los estadounidenses, eliminar las exenciones fiscales de que gozan las compañías que han transferido puestos de trabajo al extranjero y hacer de EE.UU. un mejor sitio para invertir.
Como parte de su gira, Obama pasará por Atlanta (Georgia) el jueves y el viernes viajará a Chicago (Illinois), con la intención de seguir buscando apoyo público a su agenda económica perfilada en su discurso del martes en Washington.