El año pasado el Departamento del Tesoro gastó casi dos dólares por cada uno que acuñó en monedas de uno y cinco centavos. Las pérdidas fueron de $105 millones.
Durante ocho años consecutivos las monedas de uno y cinco centavos han venido costándole más a Estados Unidos que el valor nominal que representan.
El año pasado el costo de acuñar cada centavo fue de 1,8 veces su valor y el de las monedas de cinco, 9,4 centavos, en ambos casos casi el doble.
El Departamento del Tesoro gasta casi dos dólares por cada uno que acuña de estas monedas, y en 2013 las pérdidas por ese concepto ascendieron a $105 millones.
Como contraste un dólar acuñado en monedas de 10 centavos le cuesta al país la mitad, cincuenta centavos, y un billete de uno, menos de 25 centavos.
Históricamente, las monedas de uno y cinco centavos han costado más que las de 10 y de 25 porque en proporción hay que gastar mayor cantidad de metal acuñándolas.
Los costos fueron creciendo gradualmente entre 1984 y 2005, y desde entonces la subida ha sido notable, primordialmente debido al alza en el precio del níquel y zinc empleado en las monedas de cinco, y del cobre y zinc en las de uno.
El año pasado el costo de acuñar cada centavo fue de 1,8 veces su valor y el de las monedas de cinco, 9,4 centavos, en ambos casos casi el doble.
El Departamento del Tesoro gasta casi dos dólares por cada uno que acuña de estas monedas, y en 2013 las pérdidas por ese concepto ascendieron a $105 millones.
Como contraste un dólar acuñado en monedas de 10 centavos le cuesta al país la mitad, cincuenta centavos, y un billete de uno, menos de 25 centavos.
Históricamente, las monedas de uno y cinco centavos han costado más que las de 10 y de 25 porque en proporción hay que gastar mayor cantidad de metal acuñándolas.
Los costos fueron creciendo gradualmente entre 1984 y 2005, y desde entonces la subida ha sido notable, primordialmente debido al alza en el precio del níquel y zinc empleado en las monedas de cinco, y del cobre y zinc en las de uno.