Expertos: red eléctrica de EE.UU. no da más

Se estima que hace falta invertir $107 mil millones de dólares para mantener funcionando la infraestructura eléctrica de EE.UU.

Estados Unidos no padece la crítica escasez de electricidad que esta semana dejó a oscuras a media India, pero su red de suministro es vieja y estaría al máximo de su capacidad.
Estados Unidos todavía no enfrenta la crítica escasez de electricidad que esta semana dejó a más de 600 millones de personas a oscuras en la India, pero su red de suministro de energía está envejeciendo y se halla al máximo de su capacidad, dice un análisis publicado por el diario The Washington Post.

El periódico pone de relieve las consecuencias del daño ocasionado por tormentas el 29 de junio último en el área de la capital, y que se extendió a través de Virginia Occidental echando al piso torres de transmisión que son parte del intrincado andamiaje eléctrico que se supone da luz a todo el país.

Sin embargo, en adición a los daños estructurales que puedan causar fenómenos naturales como éste, expertos temen que las fallas que han provocado apagones en Nueva York, Boston y al otro extremo de la nación, en San Diego, California, puedan hacerse comunes a medida que la voraz demanda de energía siga creciendo.

Mientras la crisis en la India se origina en un problema de generación, por viejas termoeléctricas que queman carbón además de la resistencia a construir nuevas plantas nucleares, en EE.UU. se debe a que se necesita más plantas para satisfacer la demanda de una creciente población, y la amenaza inmediata, dicen, es que la red siga fallando.

La inversión para impedirlo anticipa ser multimillonaria, y la Sociedad de Ingenieros Civiles de Estados Unidos (ASCE, por sus siglas en inglés) estima que se requiere de una inversión adicional de $107 mil millones de dólares para mantener funcionando en su totalidad una infraestructura eléctrica que ha estado en uso más de 40 años.

Otto J. Lynch, vicepresidente de la firma Power Line Systems, radicada en Wisconsin, subrayó el hecho de que cuando se edificó la red hace 50 o 60 años, la electricidad era primordialmente un lujo.

“La mayoría de la gente no requería de computadoras para hacer su trabajo, tampoco de acceso a Internet, no había IPhones que necesitaban cargarse, y las comunicaciones eran por alambre, de modo que uno podía usar los teléfonos aun cuando no hubiese electricidad”, recordó.

El análisis señala que Texas y California son considerados los estados más vulnerables este verano, y enumera que una buena parte de la ciudad de Boston y sus inmediaciones se quedaron sin electricidad en marzo cuando falló una conexión entre una línea y un transformador.

Dos meses más tarde, cuando se hacían reparaciones, el sistema hizo un corto circuito y se produjo otro apagón, agrega. Y la fragilidad de la red quedó demostrada por otra interrupción del servicio en septiembre en el sur de California, que se originó en el desierto de Arizona cuando obreros trataban de reactivar un regulador de voltaje.

Minutos después, millones de personas quedaron sin energía a merced de un inclemente calor desde el norte de San Diego hasta México, indicó.

No modernizar la red nacional tendrá un costo en interrupciones del servicio que Andrew W.Herrmann, presidente de ASCE, ha estimado en $71.000 millones de dólares para el año 2020.