Los senadores aprobaron el proyecto de ley de reforma migratoria, que ahora tendrá que pasar a la Cámara de Representantes para su consideración y posible aprobación final.
El Senado de Estados Unidos aprobó el proyecto de reforma migratoria que beneficiaría a más de 11 millones de personas que viven sin un estatus legal dentro del país.
Pero aún con los adjetivos de "histórica" y la fuerza bipartidista que ha conseguido hasta ahora, la medida aprobada en el Senado es solo el primero de los pasos en camino a su adopción, porque la reforma pasa ahora a consideración de la Cámara de Representantes, con mayoría republicana, donde su destino es incierto.
La propuesta del Grupo de los Ocho logró superar los 57 votos que se necesitaban para asegurar su aprobación. Los senadores votaron 68 a favor y 32 en contra.
Al menos un par de senadores republicanos que votaron a favor de la enmienda que permitiría el plan de reforzamiento fronterizo, se echaron para atrás.
La moción, presentada por los senadores republicanos Bob Corker y John Hoeven exige duplicar a unos 40 mil los agentes de la patrulla fronteriza y tender más de mil kilómetros de nueva cerca en el borde limítrofe con México.
También estipula la inversión de al menos unos $30 mil millones de dólares en una década para incorporar a la vigilancia fronteriza modernos recursos tecnológicos como aviones no tripulados, radares y monitores especiales.
Los senadores Roger Wicker, de Missouri, y Jeff Chiesa, de Nueva Jersey, quienes votaron por el plan Corker-Hoeven, no acompañaron el miércoles a la mayoría, por lo que la votación fue de 67-31, cuando la enmienda de seguridad se pasó con 69 votos a favor y 29 en contra.
El republicano John Boehner, ya anticipó que no piensa someter a votación el proyecto en la Cámara a menos que la mayoría de los republicanos así lo quiera.
De acuerdo con la versión del Senado los inmigrantes indocumentados podrían legalizar su estatus en el país a la par de que se pongan en vigor las nuevas regulaciones para la seguridad fronteriza, pero sólo obtendrían la residencia permanente cuando ese proceso haya concluido.
Desde que se presentó el nuevo proyecto de ley han sido formuladas más de 300 enmiendas, la mayoría de las cuales no han sido siquiera negociadas por los legisladores de ambas cámaras y según el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, se sigue trabajando en busca de acuerdos.
El presidente Barack Obama ha dicho que espera que el Congreso pueda aprobar definitivamente una reforma inmigratoria antes de su receso de verano, el 2 de agosto, aunque en el mejor de los escenarios algunos creen que las negociaciones entre el Senado y la Cámara no podrán comenzar antes de septiembre.
Pero aún con los adjetivos de "histórica" y la fuerza bipartidista que ha conseguido hasta ahora, la medida aprobada en el Senado es solo el primero de los pasos en camino a su adopción, porque la reforma pasa ahora a consideración de la Cámara de Representantes, con mayoría republicana, donde su destino es incierto.
La propuesta del Grupo de los Ocho logró superar los 57 votos que se necesitaban para asegurar su aprobación. Los senadores votaron 68 a favor y 32 en contra.
Al menos un par de senadores republicanos que votaron a favor de la enmienda que permitiría el plan de reforzamiento fronterizo, se echaron para atrás.
La moción, presentada por los senadores republicanos Bob Corker y John Hoeven exige duplicar a unos 40 mil los agentes de la patrulla fronteriza y tender más de mil kilómetros de nueva cerca en el borde limítrofe con México.
También estipula la inversión de al menos unos $30 mil millones de dólares en una década para incorporar a la vigilancia fronteriza modernos recursos tecnológicos como aviones no tripulados, radares y monitores especiales.
Los senadores Roger Wicker, de Missouri, y Jeff Chiesa, de Nueva Jersey, quienes votaron por el plan Corker-Hoeven, no acompañaron el miércoles a la mayoría, por lo que la votación fue de 67-31, cuando la enmienda de seguridad se pasó con 69 votos a favor y 29 en contra.
El republicano John Boehner, ya anticipó que no piensa someter a votación el proyecto en la Cámara a menos que la mayoría de los republicanos así lo quiera.
De acuerdo con la versión del Senado los inmigrantes indocumentados podrían legalizar su estatus en el país a la par de que se pongan en vigor las nuevas regulaciones para la seguridad fronteriza, pero sólo obtendrían la residencia permanente cuando ese proceso haya concluido.
Desde que se presentó el nuevo proyecto de ley han sido formuladas más de 300 enmiendas, la mayoría de las cuales no han sido siquiera negociadas por los legisladores de ambas cámaras y según el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, se sigue trabajando en busca de acuerdos.
El presidente Barack Obama ha dicho que espera que el Congreso pueda aprobar definitivamente una reforma inmigratoria antes de su receso de verano, el 2 de agosto, aunque en el mejor de los escenarios algunos creen que las negociaciones entre el Senado y la Cámara no podrán comenzar antes de septiembre.