El ejército se suma al ultimátum impuesto por el pueblo egipcio y da 48 horas al presidente para que llegue a un acuerdo.
El presidente egipcio Mohamed Morsi rechazó un ultimátum del Ejército aduciendo este martes que no había sido consultado sobre el mismo y que prefiere seguir su propio plan para la reconciliación nacional.
A los seis miembros de su gabinete que renunciaron el lunes, parecen haberse unido dos de sus voceros, con lo cual el líder islamista parece cada vez más aislado, sin poder hablar con Ejército o la oposición liberal, a quienes apoyan millones en las calles.
Miembros de la Hermandad Musulmana a la que pertenece Morsi usaron las palabras “golpe de estado” para describir el ultimátum militar acompañado de la amenaza de los generales de imponer sus propias soluciones si no hay respuesta del gobierno.
El jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, el general Abdel Fatah el Sisi, dio el lunes 48 horas al presidente Morsi para llegar a un acuerdo con el pueblo.
El grupo Tamarrud (rebelión), quien ha convocado muchas de las movilizaciones está pidiendo la dimisión del presidente y ha impuesto un ultimátum al dirigente hasta el martes a las 17:00 horas para que cese su mandato y convoque elecciones anticiapadas.
El movimiento asegura tener en su poder una carta firmada por 22 millones de egipcios que apoyan el fin del gobierno de Morsi.
Las concentraciones continúan el lunes tras las multitudinarias protestas que se han sucedido en Egipto a lo largo del fin de semana en varias ciudades de la República Árabe, y que se han cobrado la vida a por lo menos 16 personas desde el domingo y donde otras 600 resultaron heridas.
Muchos manifestantes volvieron a acampar durante la noche en la emblemática plaza de Tahir y siguieron protestando en contra del presidente Morsi.
Tamarrud afirma que Morsi y la "Hermandad Musulmana" apoyan el terrorismo y considera que el presidente y su partido no han cumplido las promesas que dieron esperanzas al país tras el final del régimen de Hosni Mubarak.
La sede de los hermandad en el Cairo fue atacada con piedras e incendiada, pero nadie se encontraba en el interior en el momento del incidente.
Gran parte de los episodios de violencia tuvieron lugar a causa del enfrentamiento entre los protestantes y los simpatizantes del presidente egipcio que también se movilizaron en diferentes ciudades.
El Departamento de Estado de EE.UU. confirmó la muerte de un universitario estadounidense de 21 años, Andrew Pochter, mientras fotografiaba violentos choques entre simpatizantes islamistas y detractores del presidente Morsi, que el domingo cumple su primer año en el poder.
Obama dijo que estaba en contacto directo con el gobierno egipcio para garantizar la seguridad del personal estadounidense, su embajada y consulados en ese país pero su gobierno ha autorizado que sus empleados salgan del país y ha pedido a los ciudadanos estadounidenses que aplacen sus viajes a Egipto.
Las revueltas han revivido el temor en EE.UU. de que se repita lo sucedido el año pasado cuando coincidiendo con manifestaciones callejeras, terroristas atacaron el consulado de Washington en Bengasi, Libia, y mataron al embajador Chris Stevens y a otros tres diplomáticos estadounidenses.
A los seis miembros de su gabinete que renunciaron el lunes, parecen haberse unido dos de sus voceros, con lo cual el líder islamista parece cada vez más aislado, sin poder hablar con Ejército o la oposición liberal, a quienes apoyan millones en las calles.
Miembros de la Hermandad Musulmana a la que pertenece Morsi usaron las palabras “golpe de estado” para describir el ultimátum militar acompañado de la amenaza de los generales de imponer sus propias soluciones si no hay respuesta del gobierno.
El jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, el general Abdel Fatah el Sisi, dio el lunes 48 horas al presidente Morsi para llegar a un acuerdo con el pueblo.
El grupo Tamarrud (rebelión), quien ha convocado muchas de las movilizaciones está pidiendo la dimisión del presidente y ha impuesto un ultimátum al dirigente hasta el martes a las 17:00 horas para que cese su mandato y convoque elecciones anticiapadas.
El movimiento asegura tener en su poder una carta firmada por 22 millones de egipcios que apoyan el fin del gobierno de Morsi.
Las concentraciones continúan el lunes tras las multitudinarias protestas que se han sucedido en Egipto a lo largo del fin de semana en varias ciudades de la República Árabe, y que se han cobrado la vida a por lo menos 16 personas desde el domingo y donde otras 600 resultaron heridas.
Muchos manifestantes volvieron a acampar durante la noche en la emblemática plaza de Tahir y siguieron protestando en contra del presidente Morsi.
Tamarrud afirma que Morsi y la "Hermandad Musulmana" apoyan el terrorismo y considera que el presidente y su partido no han cumplido las promesas que dieron esperanzas al país tras el final del régimen de Hosni Mubarak.
La sede de los hermandad en el Cairo fue atacada con piedras e incendiada, pero nadie se encontraba en el interior en el momento del incidente.
Gran parte de los episodios de violencia tuvieron lugar a causa del enfrentamiento entre los protestantes y los simpatizantes del presidente egipcio que también se movilizaron en diferentes ciudades.
El Departamento de Estado de EE.UU. confirmó la muerte de un universitario estadounidense de 21 años, Andrew Pochter, mientras fotografiaba violentos choques entre simpatizantes islamistas y detractores del presidente Morsi, que el domingo cumple su primer año en el poder.
Obama dijo que estaba en contacto directo con el gobierno egipcio para garantizar la seguridad del personal estadounidense, su embajada y consulados en ese país pero su gobierno ha autorizado que sus empleados salgan del país y ha pedido a los ciudadanos estadounidenses que aplacen sus viajes a Egipto.
Las revueltas han revivido el temor en EE.UU. de que se repita lo sucedido el año pasado cuando coincidiendo con manifestaciones callejeras, terroristas atacaron el consulado de Washington en Bengasi, Libia, y mataron al embajador Chris Stevens y a otros tres diplomáticos estadounidenses.