El año pasado, al menos 177 defensores de la tierra y del medioambiente fueron asesinados en todo el mundo, y un 88 % de ellos estaba en América Latina, según un informe publicado el martes por la ONG internacional Global Witness.
Una “cifra escalofriante”, afirmó Laura Furones, asesora principal de la campaña de las personas defensoras de la tierra y el medioambiente de Global Witness.
Ella explicó a la Voz de América que, a pesar de que las cifras de este año disminuyeron, respecto a las 200 documentadas el año pasado, “esto no significa necesariamente que la situación haya mejorado” pues continúan los ataques contra esta población, como la criminalización que, aunque no sean “letales, sí tienen la misma función” de silenciar.
Además, agrega, no es una baja significativa, pues “seguimos hablando de una persona asesinada cada dos días a lo largo de todo el año, que sigue siendo una cifra realmente elevada”.
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Los hallazgos también indican que uno de cada cinco asesinatos tuvo lugar en América Latina, donde los líderes son violentados, amenazados y torturados. Es decir, aclaró Furones a la VOA, se convierte de nuevo en la región con más asesinatos, desde que la organización empezó a documentar los casos, hace 11 años.
Las razones de las altas cifra varían. Según la vocera de Global Witness, en la región hay una presencia de una sociedad civil muy fuerte, con grandes capacidades de defensa y denuncia. Además, es un territorio rico en recursos naturales y donde “hay una gran ola de defensa del territorio al medio ambiente”, lo que la hace más visible.
Sin embargo, aclara que esto no quiere decir que en otros continentes no suceda en la misma magnitud, sino que puede deberse a que es una región donde se documentan y se denuncian casos frecuentemente.
Con los nuevos hallazgos de Global Witness, el número total de homicidios entre 2012 y 2022 asciende a 1.910.
La organización dijo que 11 de los 18 países donde documentó los casos en 2022 son de América Latina, pero más allá hay 16 casos reportados en Asia, 11 en Filipinas, 3 en Indonesia, 2 en India, entre otros.
Colombia puntea de lejos
Este año, en Colombia se documentaron 60 casos de asesinatos a defensores de la tierra y el medioambiente, casi el doble que el año pasado, cuando se registraron 33 casos.
Según Furones, esto habla de “un contexto histórico de un país que todavía emerge de una guerra muy sangrienta, larga y de la cual surgieron unos acuerdos de paz que, en el papel, tenía muchas buenas intenciones, pero cuya aplicación está siendo mucho más problemática y limitada de lo que debería”. Además de que muchos de los asesinatos están ligados al tema del territorio y a intereses de grupos armados que disputan territorios y, por ende, recursos.
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Opinión que comparte Sirley Muñoz, coordinadora de Comunicaciones del programa Somos Defensores, quien afirmó a la VOA que esto se da especialmente después de la firma del Acuerdo de Paz de 2016 y a lo que se le suma la dificultad y lentitud del Estado “para implementar lo pactado y para entrar con toda la institucionalidad a las regiones, lo que ha dado lugar a que los armados se fijen en estos territorios y traten de tomar el control de ellos”.
Además, agrega, en su país “existe una gran deuda en Colombia con las personas defensoras de derechos humanos, las medidas se han limitado a asuntos de protección directa y ha quedado un gran pendiente con las garantías”, a pesar de que el país cuenta con un amplio marco normativo con el que se busca brindar protección a esta población.
Brasil ocupa el segundo lugar en el listado, con 34 asesinatos, debido a que el país “emerge ahora de unos años políticamente muy negros, porque, durante todo el mandato de Jair Bolsonaro, ha habido realmente un ataque muy directo a los pueblos indígenas”, explicó la vocera de la ONG.
Por un lado, el expresidente aprobó una serie de leyes “abriendo la Amazonía a los intereses extractivos, poniendo con ello en una situación muy vulnerable a los pueblos originarios, pueblos indígenas y comunidades locales que han sufrido ataques casi sin precedentes en estos años”. A esto se suma , agrega Furones, el recorte “feroz” de los presupuestos de las agencias dedicadas a la protección del medio ambiente y la invasión de tierras por parte de las industrias.
El año pasado, Colombia fue superada por México, que en 2022 ocupó el tercer lugar, con 31 asesinatos. Y, aunque la vocera de Global Witness resalta la disminución de casos, para este año, afirma que es un país donde no cesan los asesinatos de líderes en diferentes áreas, periodistas, abogados, etc.
En Centroamérica, Honduras es el país con el número de asesinatos más altos per cápita. Según el ranking, 14 asesinatos fueron cometidos en este país.
El coordinador General de la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos – Guatemala, Jorge Santos, explicó a la VOA que en la región de se están instalando “gobiernos de carácter dictatorial, como el caso de Nicaragua y cada vez más cerca El Salvador y Guatemala” y hay “una profundización del modelo económico extractivista que… es altamente rentable, pero con grandes resistencias por parte de la población”.
Esto, según el economista y especialista en derechos humanos, también ha significado “la cooptación absoluta de las instituciones públicas, romper con la independencia de poderes, incrementar la militarización y discursivamente apelar al conservadurismo”, pero además permite “restaurar los viejos regímenes de impunidad”.
Otras preocupaciones
La investigación también concluyó que las comunidades indígenas del mundo se enfrentan a un nivel desproporcionado de agresiones con consecuencias mortales, ya que fueron víctimas de más de un tercio (34 %) de los asesinatos mundiales del año pasado, a pesar de que solo constituyen cerca del 5 % de la población mundial.
El análisis de Global Witness también muestra que la Amazonía es uno de los lugares más peligrosos del mundo para las personas defensoras. El año pasado se produjeron en la Amazonía 39 asesinatos, más de uno de cada cinco de los registrados en todo el mundo. Dados los 296 asesinatos acecidos allí desde 2014, se trata de uno de los lugares más peligrosos del mundo para las personas defensoras.
Los defensores sufrieron el 11 % del total de ataques mortales en 2022. Aunque a primera vista podría parecer un porcentaje relativamente bajo, las defensoras se enfrentan, además, a otras formas de violencia de género.
El llamado ahora, dice la vocera de la ONG, es a que los gobiernos, como “responsables de la seguridad de la integridad física de sus ciudadanos, deben de forma urgente establecer medidas protectoras que sean eficientes, centrarse sobre todo en la prevención” y en contrarrestar la impunidad. Y, a la empresas “que están detrás de estas acaparaciones de tierras, de esta destrucción de los recursos naturales” a que respeten los derechos de los defensores de la tierra, sus comunidades y sus tierras.