A cinco días del cierre del gobierno, el Congreso está entrando en modo de crisis mientras el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, enfrenta una insurgencia de republicanos de extrema derecha deseosos de recortar el gasto incluso si eso significa recortar los servicios federales para millones de estadounidenses.
No hay un camino claro a seguir mientras los legisladores regresan con altas tensiones y opciones limitadas. Se espera que la Cámara vote el martes por la noche sobre un paquete de proyectos de ley para financiar partes del gobierno, pero no está del todo claro que McCarthy tenga el apoyo necesario para seguir adelante.
Mientras tanto, el Senado, tratando de evitar un cierre federal, está preparando su propio plan bipartidista como medida provisional para ganar algo de tiempo y mantener las oficinas financiadas después de la fecha límite del sábado mientras continúa el trabajo en el Congreso.
Pero los planes para agregar ayuda adicional a Ucrania se han topado con problemas ya que varios republicanos tanto en la Cámara como en el Senado se oponen a gastar más dinero en el esfuerzo bélico.
También lea Administración Biden anuncia 1.400 millones de dólares para mejorar seguridad ferroviariaFrente al creciente caos, el presidente Joe Biden advirtió a los conservadores republicanos que abandonaran sus tácticas de línea dura y dijo que financiar el gobierno federal es “una de las responsabilidades fundamentales más básicas del Congreso”.
Biden imploró a los republicanos de la Cámara de Representantes que no incumplieran el acuerdo de deuda que alcanzó a principios de este año con McCarthy, que fijaba los niveles de financiación del gobierno federal y se convirtió en ley tras la aprobación tanto de la Cámara como del Senado.
“Hicimos un trato, nos dimos la mano y dijimos que esto es lo que vamos a hacer. Ahora están incumpliendo el acuerdo”, dijo Biden el lunes por la noche.
"Si los republicanos en la Cámara no empiezan a hacer su trabajo, deberíamos dejar de elegirlos".
Un cierre del gobierno perturbaría la economía estadounidense y las vidas de millones de estadounidenses que trabajan para el gobierno o dependen de servicios federales, desde los controladores de tráfico aéreo a quienes se les pediría que trabajaran sin remuneración hasta unos 7 millones de personas en el programa de Mujeres, Bebés y Niños, incluida la mitad de los bebés nacidos en Estados Unidos, que podrían perder el acceso a los beneficios nutricionales, según la Casa Blanca.
[Con información de The Associated Press]