Muchos creen que ver los partidos del mundial es una decisión fácil. Nada más lejos de la realidad que una afirmación de ese tipo. Pensar de esa forma demuestra insensibilidad, incomprensión y falta de consideración.
Cuando de ver los partidos del mundial se trata, más vale mal acompañado que solo.
Que gracia tiene ver los partidos sin nadie con quien comentar, discutir o hasta rivalizar. Después de todo, la Copa del Mundo es un evento socializante y el futbolero es sociable por naturaleza.
Pero claro, para ver 64 partidos durante un mes de sobredosis de fútbol, los riesgos de estar en el lugar equivocado en el momento menos propicio, son muy altos.
Además, en los tiempos que corren, son muchos más los elementos a considerar, desde el tamaño del televisor, la posibilidad de bajar el volumen y sintonizar la radio, o disponer de wireless para tener además la computadora portátil conectada a Internet, por las dudas, para no perderse nada, e incluso, para estar en contacto con los amigos de la red social o el grupo del club.
El lenguaje no es un elemento menor. El fútbol es un catalizador de tensiones, así que más vale que aquellos partidos donde juegan los favoritos del corazón, es recomendable verlos en ambientes con pocas limitaciones al uso de verbos, adjetivos y sobre todo calificativos.
El mundial tampoco es tiempo para aprendices o ignorantes de fútbol. La Copa del Mundo es no momento para preguntas como “¿quién juega?... (silencio) ¿Costa de Marfil?”, seguida de afirmaciones como “y a esos quien los conoce”, o “porque te preocupas si no sabes ni quienes son”. Como no conocer a Didier Drogba, Salomon Kalou, Yaya Touré, o Bakary Koné. Un poco de cultura por favor.
Por eso, considerando riesgos y ventajas, hay que actuar como un verdadero estratega para decidir, calendario en mano, donde ver partidos que no hay que perderse. En fin, donde ver todos y cada uno de los partidos, desde Nueva Zelanda-Eslovaquia el 15 de junio, hasta Brasil-Portugal el 25 de junio, porque al fin y al cabo es la Copa del Mundo.
Y ni que hablar que cualquier futbolero que se precie, sabe que para el domingo 11 de julio al caer la tarde en Latinoamérica cuando sean las 15,30 en Johannesburgo y comience la final de la Copa del Mundo 2010, sólo tiene dos opciones, frente al televisor o en Sudáfrica.