La asesoría de Estados Unidos a casi 300 fiscales salvadoreños dedicados a combatir el crimen organizado ha permitido imputar a 7.439 pandilleros y asociados durante los últimos dos años.
Funcionarios de justicia de ambos países, que hablaron bajo condición de anonimato porque no están autorizados a conversar con periodistas, dijeron el viernes que entre los acusados se incluye a dirigentes nacionales de la pandilla Mara Salvatrucha y a las estructuras que más dinero recolectan a través de la extorsión.
La mayoría de los acusados aún no reciben sentencia debido a que se trata de casos complejos que están vinculados a múltiples homicidios y extorsión y cuyos expedientes suelen incluir grabaciones de conversaciones telefónicas.
La capacitación estadounidense en El Salvador comenzó en 2012 pero cobró fuerza desde que el entonces secretario de Justicia Jeff Sessions llegó a un acuerdo en marzo de 2017 con sus homólogos de El Salvador, Honduras y Guatemala, para enfrentar al crimen organizado con una estrategia regional.
Funcionarios designados por cada país se reúnen dos veces al mes para compartir información e intercambiar estrategias, en el marco de la cooperación que Estados Unidos brinda a través de la Oficina para el Entrenamiento, Asistencia y Capacitación de Fiscalías Extranjeras (OPDAT por sus iniciales en inglés), que está adscrita al Departamento de Justicia.
Como ejemplo del éxito de la llamada “Operation Regional Shield”, un funcionario estadounidense dijo que la justica salvadoreña obtuvo el mes pasado la primera condena por lavado de dinero en contra de pandilleros.
El funcionario explicó que las imputaciones son producto de investigaciones adelantadas por fiscales en las que se ha recabado abundante evidencia, y no por detenciones aisladas de la policía.
Otro funcionario estadounidense indicó que la labor de los fiscales salvadoreños también ha arrojado evidencia que ha sido o será utilizada en investigaciones penales en curso en Maryland, Texas y Nueva Jersey.
Los funcionarios coincidieron en que si bien la capacidad operativa ha disminuido ostensiblemente, la pandilla MS-13 sigue funcionando.
Las autoridades salvadoreñas estiman que hay alrededor de 67.000 pandilleros en el país. Alrededor de 18.000 están en las cárceles, entre ellos algunos de los principales cabecillas, que se encuentran en la prisión de máxima seguridad conocida como Zacatraz, ubicada en la zona central del país.
Un funcionario salvadoreño atribuyó a la asesoría estadounidense las condenas en contra de 222 integrantes de los sailors, una pandilla muy hermética y violenta afincada en el oriente del país, y que cuenta con representación en la dirigencia nacional de la MS-13.
El funcionario señaló que el debilitamiento de la MS-13 es evidente debido a que ya no cuentan con personal suficiente para cometer homicidios o recolectar extorsiones, la dificultad para conseguir aliados que les faciliten vehículos y a que muchos han huido a campamentos rurales después de que sus viviendas fueran allanadas.
Las labores en contra de la pandilla MS-13 coinciden con una caída sustancial en los registros de homicidios en la nación centroamericana.
El criminólogo salvadoreño Ricardo Sosa dijo a la AP que el presidente Nayib Bukele culminó su cuarto mes en el poder con un promedio de 5,4 muertes violentas al día.
Antes de que Bukele tomara posesión el 1 de junio, se registraban 9,1 homicidios diarios en El Salvador, y agosto se convirtió en el mes con la menor cantidad de asesinatos desde que se firmaron los acuerdos de paz de enero de 1992, con 4,2 muertes violentas al día.