Después de recibir la banda y juramentar como presidente de Colombia, Gustavo Petro detuvo el acto protocolario y ordenó a la guardia presidencial llevar al escenario la mítica espada de Simón Bolívar, que permaneció escondida al público durante décadas.
Las miles de personas que asistieron el domingo a la ceremonia en la Plaza de Bolívar, corazón político e histórico de Bogotá, aplaudieron y algunos gritaron: “¡Alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina!”
“Llegar aquí junto a esta espada, para mí es toda una vida”, dijo Petro, el primer presidente de izquierda en el país andino.
“Quiero que nunca más esté enterrada, retenida y que solo se envaine -como dijo su dueño, el libertador- cuando haya justicia en este país. Que sea del pueblo, es la espada del pueblo”, agregó.
El simbolismo de la espada está ligado con el pasado de Petro, quien en su juventud militó en la extinta guerrilla M-19.
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En enero de 1974, el M-19 robó la espada de la Quinta de Bolívar, una casa campestre convertida en museo ubicada en el centro de Bogotá donde vivió durante algunos periodos. El robo de la espada sacó al M-19 por primera vez a la luz, declarándose en rebeldía.
Según la historiadora Angélica Cruz Triana, investigadora del M-19, el grupo usó armas, rompió la urna y hurtó la espada del museo sin dejar víctimas.
“Esconder la espada fue lo más difícil, se dice que estuvo en barrios sórdidos de Bogotá, también que la guardaron poetas”, dijo Cruz a The Associated Press.
Las fuerzas de seguridad estatales nunca lograron recuperarla y la espada permaneció en la clandestinidad durante 17 años. Los dirigentes del M-19 la devolvieron como un gesto de paz en 1991, año en que firmaron el acuerdo de paz y abandonaron las armas.
Sin embargo, la espada no regresó al museo de la Quinta de Bolívar, sino que fue resguardada en una bóveda del Banco de la República.
“Fue limitar el acceso a este hito para que a nadie más se le ocurriera volverla a robar. Fue sacarla completamente de la sociedad, no se volvió a exhibir y se convirtió en un mito”, señaló Cruz.
En el 2020, la espada fue trasladada al palacio presidencial, sin acceso al público.
Petro aseguró a la prensa que vio por primera vez la espada cuando el saliente presidente Iván Duque (2018-2022) se la enseñó en palacio durante su primer encuentro protocolario, luego de ganar las elecciones.
La ceremonia de juramentación de Petro también representó la primera oportunidad para muchos de ver el artefacto, incluyendo a Flor Vivas, de 60 años.
“Es un símbolo de la libertad de nuestro país, una nueva era, ojalá Colombia se parta en dos”, dijo Vivas, ama de casa, a la AP.
Sin embargo, para el coronel en retiro John Marulanda, presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Armadas, el símbolo de la espada en manos de Petro significa “una nueva afrenta” a la institucionalidad.
“Que ahora uno de los que se la robó sea presidente y la luzca en su posesión a nosotros nos genera inquietud, pero a las nuevas generaciones de militares de pronto no”, señaló.
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