La campaña presidencial de este año será atípica principalmente porque se celebrará en medio de una crisis sanitaria sin precedentes. El coronavirus continúa haciendo estragos y muchos creen que este escenario está lejos de su final y que ambos partidos tendrán que adaptarse a las condiciones que impone la COVID-19.
Antes de que el coronavirus irrumpiera en las vidas de los estadounidenses, tanto el Partido Republicano como el Demócrata ya pensaban en una estrategia digital de cara a las próximas elecciones. Pero nadie se planteaba que una situación como la que se está viviendo con el coronavirus jugaría un papel tan importante.
El periodista del diario español El País y analista de comunicación política Jordi Pérez Colomé explicó a la Voz de América que “está por ver” de qué manera puede incidir la COVID-19 en la campaña.
“Hay una cosa fascinante de por medio y es si habrá mítines”, comenta el experto. Lo que está claro, dice, es que, aunque aún se desconoce cuánto dinero se va a invertir en esas elecciones, “habrá una mayor inversión en las plataformas digitales” debido a la situación con la pandemia, “que ha hecho que nuestra vida en 2020 sea mucho más digital”.
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Según un informe publicado en el portal Wired por Issie Lapowsky, en la campaña de hace cuatro años la entonces candidata Hillary Clinton desembolsó 30 millones de dólares en estrategia digital en las semanas previas a la cita electoral. Donald Trump hizo una inversión mucho más agresiva y gastó 70 millones de dólares, lo que le permitió tener una mayor presencia en redes sociales.
“Esa fue la clave en 2016 y ahora en 2020 lo que va a hacer la campaña triunfadora (el Partido Republicano) es doblar la apuesta y va a intentar poner el mismo dinero, o incluso más, porque eso fue lo que le permitió la victoria en ese momento”, señaló Pérez Colomé.
“La campaña perdedora (el Partido Demócrata) intentará ponerse en el mismo nivel y adelantarse tanto en inversión como en tipo de mensaje”, afirma el periodista, aclarando que con el “tipo de mensaje” se refiere a que van a intentar tener una comunicación “mucho más adaptada a redes”.
“Hemos visto que siempre los mensajes electorales en Estados Unidos tenían una visión esperanzadora, maravillosa y siempre positiva”, pero ahora “se puede hacer una personalización más concreta” en las redes sociales.
Los memes y otros mensajes adaptados a redes
Y eso pasa, comenta el también autor del blog Obamaworld (2010) sobre política norteamericana, por la movilización de los memes, un tipo de mensaje que en los últimos tiempos se ha popularizado en estas plataformas digitales.
“La comunicación pagada es tan importante como la no pagada, y (los memes) pueden viralizarse en cualquier red y, de cualquier manera. (Los partidos) se han dado cuenta de que eso puede funcionar muy bien con la simple viralidad de memes, imágenes, frases o pequeños videos”, agregó.
En ese sentido, Jonathan Nagler, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Nueva York (NYU por sus siglas en inglés) y codirector del Centro de Redes Sociales y Políticas de esa misma institución, señala que “los tipos de anuncios que se transmiten y envían a través de las redes sociales tienen una calidad muy diferente a los tipos de anuncios que se publican, por ejemplo, en televisión”.
Con todo, recuerda que “las redes sociales se han convertido en una fuente muy, muy importante de noticias en la política estadounidense”.
Otro aspecto que destaca el especialista es que “las redes sociales son una forma prácticamente inmediata para que los políticos hablen con sus seguidores, lo que significa que se saltan el papel tradicional de filtrado que tienen los medios (tradicionales) para ayudar a las personas a comprender ciertas cuestiones políticas”.
“Sigue siendo una forma realmente importante para que los políticos puedan hablar con sus audiencias o sus seguidores sin filtros y sin el rechazo de los medios de comunicación”, indicó durante una intervención en el Centro de Prensa Internacional del Departamento de Estado en Nueva York el pasado 28 de febrero.
Trump juega con (mucha) ventaja en redes
Donald Trump tiene más de 30 millones de seguidores en Facebook. Biden, solo dos millones. En Twitter, la diferencia aún es más acentuada: el actual jefe del Ejecutivo estadounidense cuenta con más de 82 millones de personas que lo siguen día a día. El virtual candidato demócrata a las elecciones presidenciales de noviembre tiene poco más de 6,5 millones de seguidores.
En ese sentido, Nagler apunta que “Twitter sigue siendo una herramienta clave” para el presidente estadounidense, ya que es a través de esa plataforma donde “establece la agenda”.
“Los tuits de Trump, particularmente al comienzo de un día determinado, a menudo pueden cambiar todas las previsiones de noticias del día, y sigue siendo una herramienta increíblemente poderosa para que él tome decisiones sobre lo que la gente va a hablar en las noticias sobre política”, comenta.
Por eso, asegura que “no importa quién sea el candidato demócrata” ya que, en su opinión, es prácticamente imposible superar el “protagonismo” de Trump en esa plataforma social.
Más redes sociales, menos medios tradicionales
Lo que es evidente es que las redes sociales ya juegan un papel muy importante en nuestra sociedad y su consumo se ha incrementado en los últimos tiempos, mientras que otros medios más tradicionales, como el periódico en papel, ha visto una disminución de lectores.
Eso mismo lo corrobora un informe del Centro de Investigaciones Pew de finales de 2019 que reveló que “los estadounidenses consumen más noticias en redes sociales que en periódicos impresos”.
“En 2018, uno de cada cinco adultos dijo que, a menudo, consume noticias en las redes sociales. Facebook continúa dominando como la plataforma de redes sociales más común para los estadounidenses: aproximadamente cuatro de cada 10 estadounidenses (43 por ciento) reciben noticias en este sitio”, explica.
Y es por eso por lo que los equipos de ambos partidos siguen fijándose en Facebook como el lugar idóneo en el que centrar los esfuerzos en sus respectivas estrategias digitales.
Pérez Colomé recordó que la compañía fundada por Mark Zuckerberg “tiene más capacidad para encontrar gente que se parezca a un votante determinado”, por lo que Facebook puede proporcionar “mucha más información”, y más segmentada, para poder alcanzar un número aún mayor de posibles votantes.
En ese sentido, Pew alerta que los estadounidenses son “escépticos sobre la información que ven en las redes sociales”.
Según el centro, el 57 por ciento de las personas que “reciben noticias” en estas plataformas esperan que esas informaciones sean, “en gran medida, inexactas”.
“Las preocupaciones sobre las imprecisiones en las noticias en redes sociales prevalecen incluso entre aquellos que dicen que prefieren recibir sus noticias allí”, aseguran los autores del estudio.
Las “fake news” (noticias falsas), ese concepto que popularizó Trump en las elecciones de 2016, también “afectan la forma en que las personas utilizan las redes sociales”.
Más de la mitad de los estadounidenses admite que ha cambiado la forma en que usan las redes sociales a causa de las fake news y señalan que “han dejado de seguir una fuente de noticias porque pensaban que estaba publicando noticias e información inventadas”.
“Al mismo tiempo, aproximadamente un tercio (31 por ciento) de los consumidores de noticias en redes sociales dicen que algunas veces hacen clic en las noticias que creen que son inventadas”, reveló el informe.
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Por otro lado, una posible injerencia del gobierno de Rusia en las elecciones de hace cuatro años ha sido uno de los temas que ha marcado el mandato de Donald Trump al frente de la Casa Blanca.
Las agencias de inteligencia estadounidenses manifestaron, según algunos documentos, que tenían el convencimiento de que Rusia pudo haber influido en la votación a favor de Trump gracias a su intervención en Facebook.
En marzo de 2019, el fiscal especial Robert Mueller entregó al gobierno un reporte confidencial con las principales conclusiones. El mismo presidente Trump calificó el contenido de ese informe como “una cacería de brujas”, a pesar de que la información que ahí se incluye no es de conocimiento público.
Nagler, el profesor de la NYU, sostiene que, aunque hubiera habido una injerencia rusa en los comicios de 2016, “no tuvo un gran impacto”.
“Si piensa en el gran volumen de anuncios y comunicaciones sobre política publicados a través de Facebook y otro tipo de medios, nuestra mejor suposición es que lo que Rusia y otros actores extranjeros intentaron intervenir fue muy pequeño respecto a todas las comunicaciones que recibe la gente”, dijo el experto, e insistió en que “la intromisión definitivamente sucedió, pero si su impacto fue muy fuerte realmente es poco probable”.
Otro escándalo que salpicó la campaña de 2016 fue la actuación de la compañía Cambridge Analytica, que utilizó información personal de los usuarios de Facebook.
La consultora fue acusada de utilizar esos datos de millones de usuarios para crear anuncios políticos en la campaña electoral de 2016, algo que iba en contra de las políticas de uso de Facebook y que, según The Guardian, la compañía de Zuckerberg tenía conocimiento de esta violación, pero no hizo nada para proteger a los usuarios.
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Con todo, también hay un debate abierto sobre la permisividad de lo que se puede decir o no en las redes sociales.
Twitter censuró algunos mensajes del presidente Trump diciendo que algunos podrían tener información inexacta, mientras que más de 100 empresas han sacado su inversión en Facebook al considerar que la compañía de Silicon Valley no ha hecho nada para frenar “los discursos de odio” en la red.
“¿Dónde van a poner los límites de lo que se puede decir en las plataformas? Al fin y al cabo, son empresas privadas que pueden limitar quién y cómo se participa de sus herramientas”, advierte Jordi Pérez Colomé.
Pese a eso, los expertos aseguran que las redes sociales, ahora más que nunca, van a acabar siendo un eje principal en este campaña electoral. Algunos ya dan por hecho de que va a ser una campaña “más digital que presencial” debido a las restricciones por el brote del coronavirus.