Pedro Arias cambió el campamento militar en medio de la selva por una casa en un modesto pueblo de Mesetas en los llanos de Colombia, dejó el fusil por un micrófono y salió de la clandestinidad a un oficio público. Lo que jamás cambió fue su espíritu periodístico, el que ahora cultiva desde una de las 20 emisoras de paz creadas como parte del histórico pacto firmado entre el gobierno colombiano y la extinta guerrilla de las FARC en 2016.
Con el Acuerdo de Paz, la vida de Arias dio un giro de 180 grados. El firmante de los Acuerdos de Paz negociados y firmados en La Habana, Cuba, se inició como voluntario en las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en 1999. Allí, fue ‘radista’ -encargado de descifrar mensajes-, paramédico y hasta odontólogo, contó a la Voz de América. En el 2000 llegó a la Voz de la Resistencia, la emisora del grupo guerrillero, donde aprendió a redactar noticias, grabar y editar audios y videos.
Hoy reconoce que antes animaba a la lucha, ahora aboga por la paz. Tras la firma del pacto con la administración del expresidente Juan Manuel Santos, Arias se reincorporó a la vida civil, se dedicó al trabajo en el campo y gracias a su experiencia, se convirtió en 2022 en uno de los periodistas de la emisora de paz del municipio de Mesetas, en el departamento del Meta.
“Antes le hacíamos la invitación al soldado para que se entregara con su fusil, con su armamento. Hoy en día le decimos al campesino, a través de este micrófono de la Radio Nacional de Colombia, que damos a conocer sus proyectos productivos”, agregó.
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Como Arias, firmantes de paz, víctimas del conflicto y miembros de la sociedad civil participan en la red de emisoras de paz de Radio Nacional de Colombia, la cadena de radiofonía pública del país. La creación de estas emisoras se inserta en el punto 6.5 de los acuerdos de paz y se han ido estableciendo paulatinamente desde el 2019 en territorios colombianos donde hubo guerra o en sitios donde el conflicto armado continúa.
John Sáenz, que lidera la emisora de paz en Mesetas, dijo a la VOA que si bien no están “en el país de las maravillas, esto es un punto de inicio para que los diferentes procesos de paz que se quieran adelantar puedan tener éxito y que las comunidades empoderen realmente sus territorios”.
El origen
Durante el acuerdo de paz en 2016 quedó establecido que esta red de emisoras sería la herramienta de difusión de información y educación acerca del pacto y su implementación, de manera clara y cercana a la comunidad.
Estas pequeñas radios comunitarias se ubican en territorios rurales, donde hubo más afectación del conflicto armado en Colombia. “Lo importante de estos municipios es que tuvieron un proceso de resistencia, de comunicación, de resiliencia, en donde las comunidades construyen paz actualmente”, explicó Dayana Rodríguez, miembro del equipo que lidera estas emisoras.
“Nosotros visibilizamos a las comunidades, a las organizaciones de víctimas, a los firmantes, a la comunidad en general, a los campesinos, a través de las iniciativas que tienen como construcción de paz”, explicó Rodríguez la VOA. Así mismo, trabajan con organizaciones de víctimas con enfoque juvenil, étnico y de género, entre otros.
La agricultura, la naturaleza y la cultura también son temas claves, a través de los que se visibiliza al territorio. Programas informativos como El Calentado y Colombia al Aire, Encuentros de Paz y Campo en la radio son una muestra de la programación de estas emisoras.
La huella en el territorio
Para Rodríguez, es bastante especial no solo llevar un poco del pequeño territorio a las grandes ciudades, a través de la radio, sino también ser el vehículo de esperanza y pedagogía hacia las regiones más apartadas y violentadas.
“Decirle al campesino 'usted está aquí y usted hace parte del acuerdo'… las emisoras de paz están aquí para ser su amigo o su acompañante en todo sitio y en medio también de una situación de conflicto”, explicó a la VOA.
Además, insiste en que Colombia es el primer país que hace pedagogía de paz sobre un extenso acuerdo que pocas veces es entendible para el campesino: “Es (de)volverle la esperanza también a la gente, a través de los micrófonos de la radio, y decirle mire: 'La agencia está cumpliendo, falta esto, pero se está trabajando en esto la implementación'”.
Las emisoras de paz están haciendo historia en Colombia, los periodistas están haciendo historia. La comunidad de los territorios en donde estamos están haciendo historia con este acuerdo de paz”.Dayana Rodríguez, miembro del equipo líder de las emisoras de paz.
Rodríguez afirma que ha sido importante visibilizar a campesinos productivos, músicos talentosos o amas de casa que preparan platos deliciosos, entre otros, en estos rincones del país.
Por ejemplo, para Eduardo Cruz, representante de las Juntas de Acción del Municipio de Mesetas, la radio es un medio para ofrecer otra visión sobre el área golpeada por el conflicto. “Nosotros fuimos afortunados con tener la emisora… a través de ella, a nivel nacional, la gente va quitando como ese estigma negativo que tenía de los municipios que sufrimos de alguna manera el conflicto armado”, dijo.
Una opinión que comparte Jorge Rivera, indígena Nasa del resguardo Ondas del café, en el municipio de Mesetas, quien contó a la VOA que antiguamente era un sitio incomunicado, con acceso solo a la emisora del ejército.
El emprendedor del café agradece el apoyo a los nuevos negocios: “Hemos podido dar a conocer esos emprendimientos, lo que hay de turismo, dar a conocer el municipio en este momento, cómo ha cambiado del tema del conflicto a tener este después de los acuerdos de paz, cómo ha crecido este municipio”.
Además de las crónicas, los reportajes y las noticias, Pedro Arias destacó que lo más importante es “mostrar de que este fue un municipio donde hubo conflicto" pero que hoy en día le apuesta a la paz y la reconstrucción: “Ahorita somos una región, gracias al proceso de paz, número uno en turismo de aventura y de naturaleza”.
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Según el acuerdo, una vez cumplidos dos años del establecimiento, cada emisora debe implementar en esta una programación que incluya tres fuentes participación: 33 % de organizaciones sociales, 33 % para organizaciones de víctimas y 33 % para firmantes de paz.
Francy González, quien fue firmante de la paz y es parte de la emisora de Mesetas, afirma que en esta nueva etapa profesional se toma un poco más en serio su labor periodística, como parte de la que debe salir a investigar y entrevistar.
González explicó que lo más valioso es mostrarle a la gente que forman parte de un espacio de reconciliación: "Estamos (los) firmantes, está (la) población víctima y están los compañeros que han visto cómo su territorio se vio afectado por el conflicto armado… es contarle al país eso de que sí es posible dialogar, de que sí es posible encontrar otras formas de salir adelante, de crear territorio, de construir paz”, advirtió.
Prueba de ello es su amistad y convivencia con sus compañeros, como Mauricio Moreno, técnico productor de su equipo, quien en 2018 fue amenazado y desplazado al huir con su familia hasta la ciudad de Villavicencio, en el departamento del Meta.
Tras una convocatoria de las emisoras de paz, desde 2022 integra la de Mesetas. Para él el proceso de paz “no es el libro, sino lo que se vive dentro del proceso” y los escenarios de las emisoras de paz "están formulados precisamente para eso”.
Encontrar firmantes de paz después de haber estado del lado opuesto, ha sido un proceso de “reconciliación” y “sanación”.
“Nos duele el dolor de cada uno de nuestros compañeros y nos ha permitido crecer como personas. Ver la paz de diferente desde otro ángulo que no habíamos querido... eso nos anima a llevar esa pedagogía del proceso de paz a que la persona del común lo vea de esa forma, que ellos pueden sanar, que ellos pueden perdonar, que ellos pueden hacer alianzas”, agregó.
En esto coincide Pedro Arias. “La paz no es solamente el cese de las armas, sino es de que los campesinos, las gentes del común, que tengan una vida digna. Cuando se habla de vida digna es que tengan el derecho a la salud, a la educación, el derecho a la recreación y el derecho a vivir libre”, indicó.
Para John Sáenz, líder en esta emisora, “la paz no es solo dejar de disparar un fusil, la paz es encontrar, conocer, compartir las diferentes culturas que tiene el país, que por cierto son muy diversas”.
Los retos
“Si no se deja de lado la estigmatización que se tiene de las emisoras de paz como emisoras de la guerrilla o de un grupo armado, pues no se permite esa libertad de prensa en el país”.Dayana Rodríguez, miembro del equipo líder de las emisoras de paz.
Otro de los principales retos del funcionamiento de las mismas es eliminar la estigmatización y buscar una “transformación social”, pues “se conocían las emisoras de paz como la emisora de la guerrilla", detalló.
Según Sáenz, la labor más importante de su equipo “es lograr desestigmatizar los territorios y que más personas vengan, conozcan el territorio y se lleven una imagen de lo que se vive hoy en día” y que “las comunidades han sido las protagonistas de las historias”.
La conectividad en áreas apartadas, y algunas todavía en guerra, también implica un desafío para continuar esta labor. En las regiones en conflicto, además, se trabaja por salvaguardar la seguridad de los periodistas en conjunto con las entidades para la protección de estos profesionales.
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