Si se demuestra su eficacia, BAT afirma que podría producir entre 1 y 3 millones de dosis semanales para junio, con la ayuda de socios y gobiernos.
Su filial biotecnológica estadounidense Kentucky BioProcessing (KBP) ha logrado clonar parte de la secuencia del COVID-19, lo que le permitió desarrollar una molécula que puede crear anticuerpos para protegerse contra el virus, asegura.
KBP se había dado a conocer en 2014, antes de unirse a BAT, desarrollando un tratamiento contra el ébola. Otras empresas biotecnológicas, como la canadiense Medicago, también utilizan las hojas de tabaco para desarrollar vacunas.
Para que sea utilizable y reproducible, el anticuerpo se inyecta en las hojas de tabaco, un método que BAT asegura puede ser más efectivo que las técnicas tradicionales.
"Creemos que hemos hecho un avance significativo con nuestra plataforma tecnológica de hoja de tabaco y estamos dispuestos a trabajar con los gobiernos y todas las partes implicadas para ayudar a ganar la guerra contra el COVID-19", afirmó David O'Reilly, director de investigación científica de BAT.
El grupo afirmó estar en contacto con las autoridades sanitarias de Estados Unidos y el Reino Unido.
Investigadores y grupos farmacéuticos de todo el mundo llevan a cabo una carrera contrarreloj para encontrar un remedio contra el nuevo coronavirus, tanto en forma de tratamiento como de vacuna.
La Agencia Europea de Medicamentos (AEM) dice que "puede pasar por lo menos un año antes de que una vacuna contra el COVID-19 esté lista para su aprobación y disponible en cantidades suficientes para su uso generalizado".
Esta estimación se basa en la información disponible y en la experiencia pasada en el desarrollo de la vacuna, dice la AEM.