Marciano Flores estaba de pie con el agua hasta las rodillas en el río Amazonas con el resto de su tripulación, listo para tirar de una red gigante mientras un hombre en una canoa daba vueltas en un intento de atraer a los peces. A sus 69 años, después de toda una vida trabajando en el río, Flores puede distinguir a simple vista los lugares adecuados para buscar una captura que pueda vender en el mercado.
Pero estar aquí hace un año habría sido imposible, porque en aquel entonces el río llegaba muy por encima de su cabeza. Flores nunca había visto el Amazonas tan bajo, y la red de los hombres se quedó vacía antes de que se trasladaran río abajo y capturaran algunos peces pequeños. La disminución de las capturas lo obliga a él y a sus compañeros pescadores a buscar más y más río abajo cada día, y también les cuesta más combustible.
“La sequía me ha afectado bien malo, malo, sí”, dijo Flores, de la comunidad indígena Cocama. “Porque primero, cuando era baja el agua, los pescados morían. No se les podía coger porque ellos morían. Y cuando estaban muertos, ya se podrían”.
El río Amazonas fluctúa naturalmente durante las estaciones seca y lluviosa. Pero desde el año pasado se ha evidenciado una caída dramática, más crítica en Brasil. Ahora el fenómeno se está extendiendo a otras naciones amazónicas, causando estragos en las economías locales y los suministros de alimentos.
También lea La Niña podría llegar pronto. ¿Qué significa esto para el clima?En Colombia, la caída del río ha aislado a algunas comunidades indígenas rurales, lo que ha llevado a las organizaciones sin fines de lucro y al gobierno a entregar agua y alimentos a lugares que dependen de la lluvia y el agua del río para sobrevivir. En algunas comunidades, es una ardua caminata de una hora a lo largo de las áreas secas para obtener suministros básicos. En otras zonas, los escolares tienen que caminar dos horas para llegar a sus clases, ya que las embarcaciones no pueden dejarlos cerca.
Los niveles de agua disminuyeron entre 80 % y 90 % en los últimos meses, dijo el mes pasado la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres.
“Me he sentido bastante preocupado y sobre todo las comunidades indígenas que son las más afectadas porque ya se ha desabastecido todos los alimentos”, dijo Álvaro Sarmiento, jefe de operaciones de la Defensa Civil Colombiana en la provincia de Amazonas, en el puerto de Leticia. “Para algunos indígenas la pesca es la vida de ellos”.
Se pueden ver grandes parches de arenales donde el río ha retrocedido. La evidencia de cuán dramáticamente ha caído el agua se puede ver a lo largo de las orillas donde la tierra se ha agrietado bajo el calor, con grandes partes colapsando en lo que queda del río. En algunas áreas, las marcas blancas en lo alto de los troncos de los árboles muestran dónde solía estar el agua.
“En los 35 años que llevo en el Amazonas, es la primera vez que lo veo con el nivel tan bajo”, dijo Jugalvis Valencia, de 61 años, un guía turístico en barco. Le preocupa que una sequía repetida el próximo año seque algunas partes del río por completo.
“Eso quiere decir que si el año entrante tenemos un verano similar, es posible que (el río) se cierre y quedemos atrapados en Leticia”, agregó.
Comunidades necesitadas de recursos, agua
En una comunidad llamada La Playa, en las afueras de Leticia, Ermencida Miranda tiene una pequeña tienda en su casa de madera apoyada sobre pilotes, donde vende cosas como artículos de limpieza y alimentos peruanos, colombianos y brasileños en esta zona donde se unen los tres países. Y a Miranda le preocupa el acceso al agua.
“La sequía este año ha sido muy, muy grande... aquí en las todas las comunidades estamos sufriendo por el agua, porque no llueve, la sequía está grandísima”, dijo Miranda, de 48 años, quien llegó desde Putumayo hace ocho años en busca de mejores oportunidades económicas.
“Y es una preocupación porque pues el agua tan lejos y sin agua nosotros no podemos vivir… con el agua del río nos bañamos, pero ya para cocinar y tomar tenemos que esperar agua de lluvia y cuando no hay nos toca comprar de Leticia. ¡Imagínate!", agrega Miranda, del pueblo Tikuna.
A unos 32 kilómetros (20 millas) río abajo se encuentra la reserva indígena de Santa Sofía, una comunidad de unos 2.400 habitantes compuesta por cinco grupos indígenas diferentes, donde los lugareños esperaban a la sombra de los árboles de mango la llegada de suministros de una organización sin fines de lucro. El año pasado, el río llegaba hasta los árboles de mango, pero ahora el agua está tan baja que hay que caminar unos cinco minutos por un sendero de barro seco y agrietado.
También lea En Colombia y Ecuador, comunidades rurales protegen fuentes de agua en riesgoLa organización sin fines de lucro entregó suministros de alimentos como lentejas, arroz y aceite de cocina, así como tres cisternas grandes que se pueden usar para recoger y almacenar agua de lluvia. Los lugareños cargaron al hombro las pesadas bolsas blancas de suministros para llevarlos de regreso a sus hogares, y los hombres se organizaron para mover las voluminosas cisternas.
“Es muy difícil para nosotros conseguir el alimento, sacar la cosecha para aquí para Leticia por la sequía”, dijo Elder Kawache, de 47 años, residente de Santa Sofía.
El acceso al agua potable ha sido la parte más difícil de la sequía para la comunidad, ya que el pozo local también se secó, agregó Kawache, de la comunidad de Cocama.
El Ministerio de Medio Ambiente de Colombia no respondió a una solicitud de comentarios sobre la sequía. La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres informó este mes que entregaría bombas motorizadas y mangueras para el abastecimiento de agua a territorios aislados y que se iniciará un contrato para la exploración de fuentes de agua subterráneas. Ha dicho que está enviando kits de asistencia humanitaria con agua potable y alimentos no perecederos para las comunidades.
Perú anunció el estado de emergencia y dijo que entregaría medicamentos y agua clorada a las comunidades cercanas al río. Las autoridades brasileñas están distribuyendo agua potable y sistemas de purificación de agua, y el gobierno dice que hará pagos por adelantado a aquellos que reúnan los requisitos para recibir pagos mensuales de asistencia social para las familias pobres en las áreas afectadas.
El río ha subido ligeramente en algunos lugares en los últimos días, pero después de sequías consecutivas y cada vez más severas, los lugareños se preocupan por el próximo año.
En su tienda de productos caseros, Miranda no ha visto evidencia de ayuda del gobierno. Le encantaría ver un tanque elevado lleno de agua para que la gente no tenga que “sufrir tanto al cargar agua” durante el verano.
“Si de pronto alguien nos pudiera colaborarnos en ponernos agua, sería una felicidad y pues un cambio de vida, ¿no? Porque pues el agua es muy importante para nosotros”.
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