Como cada 1 de diciembre, este jueves es el Día Mundial del Sida, una fecha de Naciones Unidas para apoyar a las personas que conviven con el VIH y recordar a las que han perecido por enfermedades relacionadas con el sida.
Según ONUSIDA, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, desde que se declararon los primeros casos de VIH hace más de 35 años, 78 millones de personas han contraído el VIH y 35 millones han muerto por enfermedades relacionadas con el sida.
ONUSIDA, creado en 1996, ha liderado e inspirado el liderazgo, la innovación y la colaboración a nivel mundial, nacional y local para tratar de lograr la eliminación definitiva del VIH, dice la ONU.
En su página de internet, el organismo mundial resalta que las desigualdades son las que perpetúan la presencia del sida y frenan el progreso para poner fin a la pandemia, pero afirma que es posible abordarlas con un esfuerzo de todos.
Para ello, ha lanzado el lema "Igualdad ya", como un llamado a la acción, para “promover que todos nos pongamos a trabajar en todas aquellas medidas prácticas que se ha demostrado que son necesarias para tratar las disparidades y ayudarán a acabar con el sida”.
Por su parte, la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, informó en su mensaje por el Día Mundial del Sida de 2022 que esta semana fue presentado un reporte titulado “Desigualdades peligrosas”, con el que busca “llamar la atención del mundo hacia una realidad dolorosa: hasta el día de hoy no vamos por buen camino para poner fin al sida para 2030, y la razón es la desigualdad.”
También lea Identifican variante más virulenta del VIHByanyima señala como las principales desigualdades las existentes entre las mujeres y las niñas para reducir sus riesgos al VIH, las de las personas marginadas, las que afectan a los niños que viven con el VIH y las de acceso a los recursos.
“La crisis del COVID-19 y la guerra en Ucrania han aumentado la desigualdad en todo el mundo”, dijo. “Día tras día, los países del G20 reciben 136 millones de dólares en reembolsos de deuda procedentes de los países pobres del sur. Mientras tanto, en estos países, los reembolsos de deuda suponen 4 veces más que su gasto en salud, y el doble de lo que gastan en educación”.
Agregó que “en medio de una crisis de deuda, de la austeridad y la desigualdad que afecta a los países en desarrollo, algunos países ricos han reducido la ayuda que destinaban a la salud mundial e incluso están sopesando recortes aún más profundos”.
“Eso no está bien”, concluyó. “Este no es el momento de dar un paso atrás, es el momento de ayudar, y de hacerlo cada vez más”.
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