Compradores hacen fila para entrar a un supermercado en Londres, Inglaterra. El rótulo que está al lado indica que la distancia que deben guardar entre cada persona es de dos metros. El altamente contagioso coronavirus ha impactado en las naciones de todo el mundo. El autoaislamiento y el distanciamiento social son parte del comportamiento social.
Clientes esperan en fila cumpliendo con el requerido distanciamiento social en el esta tienda de comestibles en Los Ángeles, California. Los supermercados están entre las actividades esenciales que se mantienen laborando, aunque nuevas reglas están vigentes para proteger a empleados y clientes del contagio.
Personas en Yakarta, Indonesia, usan tapabocas mientras esperan sentadas para entrar y hacer sus compras en un supermercado. En todo el mundo se han impuesto nuevas medidas de distanciamiento social.
En Madrid, España, que lleva más de un mes en cuarentena, las persona son ahora más conscientes de los riesgos de contagio y siguen las normas de distancimiento antes de entrar a comprar a las tiendas.
Washington DC, la capital de Estados Unidos, también ha modificado sus normas de conducta para que las personas estén más protegidas al momento de integrarse a grupos más grandes.
Una imagen de un supermercado en San Donato, en las afueras de Milán, Italia, el sábado 11 de abril, el día antes de Pascua, cuando varios italianos hacían filas para recibir un almuerzo.
En Chelsea, Massachusetts, todos utilizan también los tapabocas mientras aguardan fuera de los supermercados a la espera del turno para realizar sus compras.
Wuhan, la ciudad de China donde se reportaron los primeros casos del mortal virus ha levantado las restricciones pero sigue manteniendo estrictas normas de distanciamiento social y protección.
Inglaterra, otra imagen de las distancias que ahora los clientes deben de guardar entre sí en los supermercados.
La empleada de un supermercado en un suburbio de Johannesburgo, Zandile Mlotshwa, de 21 años, cuenta el dinero colectado en su caja al final de su turno. Alrededor del mundo, empleados de supermercados y otros negocios esenciales permanecen en primera línea para ofrecer productos de primera necesidad como alimentos.
Millones de personas han cambiado su forma de convivir en espacios públicos por temor a contagios del coronavirus. Guardar distancia prudencial entre unos y otros dejan a menudo inusuales filas en mercados y farmacias.