Una encuesta realizada por la Organización Internacional para las Migraciones revela que los migrantes y refugiados venezolanos están en alto riesgo de explotación y abuso.
Entre julio y diciembre de 2018, fueron entrevistados más de 4,600 personas en cinco países del Caribe y América Central. La encuesta proporciona detalles de las dificultades que padece una fracción de los cuatro millones de venezolanos exiliados que huyeron de la crisis política y económica de Venezuela en los últimos años.
Uno de cada cinco venezolanos entrevistados dijeron que se vieron obligados a trabajar en condiciones extremas sin paga o fueron retenidos contra su voluntad hasta que pagaron una deuda en la que incurrieron al escapar de Venezuela.
Rosilyn Borland, principal especialista regional de la OIM para la Protección y Asistencia a los Migrantes con base en Costa Rica, dijo a la VOA por teléfono desde la capital de Costa Rica, San José, que tanto hombres como mujeres son víctimas de traficantes que los obligan a situaciones de abuso.
"Es bueno recordar que estas redes criminales, se centran en las vulnerabilidades (...) pueden estar vinculados a su género o pueden estar vinculados a otras cosas. A menudo vemos el tráfico y la explotación de mujeres vinculadas a la violencia de género y las desigualdades que enfrentan las mujeres. Pero también, los hombres que están buscando una manera de mantener a sus familias, pueden encontrarse en situaciones de vulnerabilidad", dijo Borland.
También lea EE.UU. sobre TPS para venezolanos: "seguimos monitoreando situación"Explicó además que muchos migrantes y refugiados enfrentan discriminación mientras están en tránsito o en países de destino. Dijo que los flujos masivos de personas a menudo provocan las peores tendencias en las comunidades de acogida.
"Parte de nuestras razones para hacer estas preguntas tiene que ver con la lucha contra la xenofobia y cosas que, desafortunadamente, a veces ocurren cuando las comunidades albergan a un gran número de personas. Es difícil. Es una cepa", señaló.
Borland enfatizó en que es importante regularizar a los migrantes en los países de acogida. Advirtió que permitir que los migrantes trabajen legalmente los saca de las sombras para que puedan luchar por sus derechos, y que proporcionarles un estatus legal los haría menos vulnerables a la explotación y el abuso.
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