El colombiano Fernando González-Rubio es un hombre de montaña, en el más pleno sentido de la expresión. Durante 34 años, este alpinista ha destacado por haber realizado ascensos a las cumbres más altas de la tierra.
Ha hecho 15 expediciones al Himalaya, fue el primer colombiano en llegar a la cumbre del Monte Everest, en 2001, y a alcanzado las cumbres de siete montañas, en distintos países, que superan los 8.000 metros sobre el nivel del mar.
Con todas esta experiencia, el escalador asegura que la compatibilidad con la montaña le ha revelado grandes enseñanzas que se han convertido en las pautas que también guían su vida y compartió su visión con la Voz de América.
"Las montañas me han dejado el placer de disfrutar las cosas, como darme cuenta de que no necesito mucho para ser muy feliz. Como disfrutar las pequeñas cosas de la vida. El despertar de un hijo, el despertar de la mujer, el estar en un sitio cómodo, disfrutar de un río y disfrutar de la roca donde escalo, darle valor a todas esas cosas y no perder la capacidad de impresionarme con muchas de las cosas que llegan y que espero lleguen", dijo el deportista a la VOA.
Asegura, además, que subir una montaña impone grandes retos que inician desde la concepción de la idea y que eso fomenta la disciplina.
"Realmente la montaña te pide muchas cosas desde el comienzo que nace el sueño de querer estar en la punta de ese sitio geográfico. Empieza todo un proceso y ese proceso tiene disciplina, porqu tienes que hacer cosas que no te gustan pero también otras que te gustan. Tienes que entrenar mucho, tienes que tener un compromiso y luego de eso pues ya una estrategia para subir la montaña y volver a bajarlo porque los sueños no pueden morir en la cima de una montaña ni metros en una montaña. Entonces para mí es importante eso", asegura Fernando.
El alpinista agrega que la inmensidad e imponencia de la cimas de las montañas son también una manera de reflexionar sobre la vida.
“Hay una inmensidad tan grande, se siente tanto poder y se siente tanta grandeza, de haber conseguido ese objetivo, cuando miras abajo y te das cuenta de que debes volver al campo base, ahí es donde te das cuenta de que eres muy pequeño”, dice González-Rubio, quien inspirado en esas lecciones, ha formado una fundación que lleva su nombre para compartir sus experiencias pero también capacitar, especialmente a colombianos, como guías y como alpinistas de alto rendimiento.
"Hoy tengo más gente capacitada que está abriendo rutas de escalada y que son alpinistas de alto rendimiento. Entonces, con la Fundación me dedico a generar conciencia, ayudar a la gente. Los propietarios de predios donde hay posibilidades de escalada trato de vincularlos a procesos donde se genere una cadena de valor y de ahí en adelante, pues como te digo, haya una economía y que se empiece a mover entre escaladores deportistas, escaladores turistas, que vean sus territorios", dice González-Rubio.
Agrega que en Colombia, lamentablemente, debido a la guerra y a la mala aplicación de políticas públicas, no hay suficientes espacios para practicar montañismo o escalada de manera segura, es por eso que a través de su fundación busca acercarse a zonas en donde las comunidades o propietarios particulares lleguen a un acuerdo en el que permitan desarrollar esta actividad bajo las mejores condiciones para los montañistas, los turistas y los locales.
También, dijo a la Voz de América que, con esta fundación, ha obtenido grandes satisfacciones personales.
"He tenido la posibilidad de trabajar con jóvenes, desde niños hasta hasta personas de empresa. ¿Qué buscamos con eso? Mostrarles el mundo de la montaña, mostrar los valores que te da la montaña", dice este atleta quien asegura que de todo el proceso y esfuerzo que conlleva llegar a la cima, para él, el recorrido es lo que más lecciones deja.
“Todo alpinista que ha vivido la sensación de estar en una cumbre y de haber hecho un recorrido muy técnico y muy exigente, que al final del día es mucho mas enriquecedor y valioso que estar parado en la propia cima”, concluyó.
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[Adaptación: Herbert Zepeda]