El autoconfinamiento al que miles de nicaragüenses se han sometido de forma preventiva por el nuevo coronavirus parece afectar psicológicamente a la mayoría de los sectores sociales, pero hay una particularidad con los escritores y poetas.
Los intelectuales dicen aprovechar el tiempo que pasan encerrados para leer y escribir.
“Nosotros trabajamos en soledad y no hay mejor compañero de la pandemia que la soledad. De manera que estoy aprovechando las ventajas de una situación tan desventajosa”, dice a la Voz de América, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, una de las figuras más destacadas de la literatura latinoamericana.
Ramírez Mercado, ganador del premio Cervantes 2017 y presidente del festival de literatura Centroamérica Cuenta, enfatiza que, si hay algo que la pandemia ha venido a cambiar en sus hábitos, son los viajes que hacía con frecuencia en seis meses del año.
El día a día del escritor comienza desde muy temprano. Se levanta, se ejercita y luego se encierra en su enorme biblioteca, donde dice conservar literatura de distintas épocas. Ahí pasa al menos cinco horas dedicado únicamente a leer y escribir.
“Por la pandemia he tenido encuentros novedosos y uno de ellos es mi propia biblioteca. Generalmente uno visita su biblioteca, saca el libro que necesita, pero ahora vivo con la biblioteca, dentro de la biblioteca y explorando territorios muy nuevos. Ha sido una experiencia que la pandemia me ha deparado”, comenta el escritor.
Por las tardes, en la misma biblioteca, Ramírez comparte un poco de su conocimiento a través de videoconferencias. Esta semana cuenta que inauguró varios eventos de literatura en varios países de Centroamérica.
“Tengo hasta cinco compromisos diarios. Van desde festivales literarios hasta reconocimientos. La semana pasada me tocó inaugurar con el ministro de Cultura de Panamá un evento, luego participar en un evento de Colombia a través de videoconferencias”, dice Ramírez.
Lejos de resistirse a la tecnología, el escritor ve con buenos ojos el uso de las herramientas digitales para compartir sobre literatura con otros intelectuales.
“Es una manera de entrar en comunicación con el público, y he notado que, hay más público que el que asiste a una sala. Aquí (en paneles digitales) hay miles de personas que tienen la posibilidad de escuchar. La pandemia ha sido ventajosa para la cultura”, afirma el Premio Cervantes.
Temor a la muerte
La poeta y novelista Gioconda Belli coincide con la opinión de Sergio Ramírez, aunque admite que en ciertos momentos se le ha dificultado concentrarse, pues cuenta que la agobia no solo la pandemia sino la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde 2018.
Belli y Ramírez dicen temer contagiarse por el nuevo coronavirus pues consideran que pertenecen a un grupo de personas de alto riesgo por su edad.
Ramírez comenta que ha recibido con impacto ciertas noticias durante el confinamiento. Una de ellas ha sido la pérdida de su amigo, el escritor chileno Luis Sepúlveda, quien después de participar en una fiesta literaria regresó a su país y murió por COVID-19.
“Pasó dos meses en un respirador mecánico y no pudo sobrevivir, me ha tocado ver de cerca ver morir a escritores y amigos”, lamenta Ramírez, razón por la que decidió implementar una autocuarentena.
“Cuando Europa se comenzó a cerrar, a suspender los vuelos, me di cuenta de que las cosas iban en serio, que se estaban trastocando las vidas y que era necesario resguardarse y tomar precauciones. Yo me encuentro dentro de los grupos más vulnerables, entonces los resguardos son muchos más estrictos, se trata de sobrevivir”, confiesa Ramírez.
También lea Festival literario Centroamérica Cuenta se reinventa ante la pandemiaEl autor tomó la decisión de confinarse a mediados de marzo. “Entré en completo aislamiento y más cuando vi que en Nicaragua no había ninguna medida social, ni del estado, y más bien se le incitaba a la gente salir a la calle. Me di cuenta de que las cosas podían ser más graves”, añade.
Gioconda Belli también decidió confinarse y reveló que le aterra estar hospitalizada en medio de reportes de colapsos en algunos hospitales del país.
“He tenido miedo de contagiarme, por eso estoy encerrada. Soy una persona de riesgo por mi edad, aunque me siento muy joven, pero la cronología no engaña y por eso me he cuidado bastante. Me da terror enfermarme en Nicaragua”, dijo Belli a la VOA.
La novelista dice que se ha enterado “con espanto” de los despidos de médicos “por decir la verdad”, y las muertes de trabajadores del sistema de salud público por falta de insumos adecuados para protegerse.
Por esta razón Belli dice que escribir ha sido complicado.
“Es difícil concentrarse. Una cosa es la soledad física, pero la otra es que tu mente ocupe el espacio necesario para escribir. Cuando esa mente está llena de incertidumbre, preocupaciones, más en Nicaragua donde vivimos una situación anormal, donde además de la pandemia tenemos la crisis sociopolítica. Pero sí he aprovechado para leer, he leído bastante”, agregó.
La poeta también participa en festivales literarios de manera virtual y se encuentra activa comentando en redes sociales sobre la crisis que se vive en Nicaragua.
Durante el punto más álgido de la crisis que vivió Nicaragua, la novelista escribió una carta abierta la vicepresidenta y primera dama del país, Rosario Murillo, en la que le cuestionó la represión que dejó más de 300 muertos.
Belli dice que Murillo nunca le contestó. La escritora fue simpatizante de la revolución sandinista, sin embargo, tiempo después se apartó, al igual que Sergio Ramírez, quien fue vicepresidente de la república en los años 1980. Hoy ambos cuestionan con firmeza el rumbo del país.
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Al ser consultados sobre sobre la situación de Nicaragua, ambos dicen sentir tristeza y coinciden en que hay “una esperanza” en 2021, en referencia a los comicios presidenciales, los cuales afirman, deben gozar de transparencia.
“Es preocupante, porque en un país que ha escogido la resistencia pacífica, la no violencia para enrumbar un cambio democrático, las elecciones del año próximo, me parece que no serán serias y si no son serias la crisis va a aumentar”, valora Ramírez.
El Premio Cervantes considera que las “reglas del juego tienen que cambiar”, en referencia al sistema electoral que ha sido señalado por la oposición de estar controlado por magistrados afines al gobierno del presidente Daniel Ortega.
“Los jueces electorales tienen que cambiar, se tienen que respetar las garantías, se tienen que inscribir los candidatos sin cortapisas. Sino vemos eso vamos a ir a un callejón sin más salida que el que tenemos hoy y la crisis va a ser más profunda”, advierte Ramírez.
Pero al escritor nicaragüense no solo le preocupa el “rumbo autoritario” que lleva el país, sino la falta de unidad de la oposición.
“Me preocupa también que, hasta ahora, las fuerzas de oposición no hayan podido encontrar un paraguas común que las haga actuar como una sola fuerza política electoral, y es preocupante porque una dispersión de estas fuerzas da mucho lugar al zancudismo (creación de partidos políticos colaboracionistas del gobierno)”, expresa Ramírez.
En tanto Belli cree que hay una carta en manos de la oposición “y deben jugársela” para derrotar a Ortega en los comicios de 2021.
“Hasta el momento no hay condiciones para hacer elecciones, pero la oposición tiene que jugárselas. Es una carta importantísima la del 2021, porque hemos decidido hacer una lucha cívica y pacífica y el mecanismo para cambiar este gobierno son las elecciones”, señala Belli.
Por el momento ambos intelectuales permanecen en sus residencias de Managua, lejos de actividades públicas o convocatorias masivas.
Ramírez eventualmente escribe artículos de opinión en diarios nacionales e internacionales, mientras que Belli se muestra bien activa en las redes sociales y medios de comunicación, donde comparten por separado sus impresiones sobre la coyuntura nacional. Ambos perplejos por la pandemia.
“Nunca, imaginé esto. Es la cosa más insólita que me pudo haber ocurrido. Somos seres gregarios, vivimos de asistir a compromisos y hoy la soledad es la que determina esta vida, parece que me asomo a un mundo extraño que nunca imaginé vivir”, finaliza diciendo el Premio Cervantes Sergio Ramírez.